Lleva más de 30 minutos conduciendo y aun no me quiere decir a donde me lleva, pero creo que mi pregunta está siendo respondida cuando estaciona frente a una marina. —¿Qué? ¿Iremos a navegar? — pregunto anonadada Continua en silencio, se baja del auto, y viene hacia el lado del pasajero y abre la puerta —te llevare a pasar una tarde inolvidable. — me dice finalmente con una sonrisa de esas que podrían derretir los polos de la tierra. Tomo su mano sin dudarlo y bajo del auto —esto sí que no me lo esperaba. — comento observando a mi alrededor. —el paisaje es precioso. —halago al ver esa mezcla de montañas, agua, y casas hermosas a su alrededor. —Este sitio se llama Lago Di Como.— explica y besa el dorso de mi mano —uno de mis sitios favoritos. Siempre que quiero estar solo me escapo aq