Cuando Alex me invito a almorzar, creí que me llevaría a uno de esos lujosos restaurantes que ahora parecen formar parte de mi entorno, pero si hay algo que él sabe hacer es sorprenderme. —aunque no me lo creas, la comida de este sitio es de las mejores de la ciudad. — me explica cuándo vamos entrando de la mano a un restaurante ubicado en un pintoresco local antiguo. —Confió en ti. — digo con mucha seguridad y sigo sus pasos para entrar al restaurante. Para mi sorpresa él hace que vayamos hasta el fondo y al salir por una de las grandes puertas doble de cristal, nos encontramos en una especie de patio con más mesas —el clima esta increíble para almorzar aquí fuera, ¿no crees? — me pregunta y tan solo puedo asentir. —Un tavolo per due, per favore.— le pide a la camarera y vaya que suen