Capítulo 2: El mejor like de mi vida.

2016 Words
Capítulo 2: El mejor like de mi vida. "Beauty queen of only eighteen... (...) And she will be loved" - She will be loved, Maroon 5. Pasé mi último año ganando de milagro todas las materias, no era mal estudiante pero tampoco era de los mejores y se me estaba haciendo muy difícil ganar la materia de química y física, nunca habían sido mi fuerte y siempre había batallado mucho para entenderlas, sin embargo poco había logrado y  si llegaba a perder el curso de química o física. O incluso ambos, lo que me aterraba mucho, me tocaría graduarme por ventanilla y mi abuela tan linda como siempre ya estaba haciendo alarde de que ya tenía el traje listo para ir a la ceremonia de graduación.  Ella estaba muy feliz por mi logro mientras yo estaba detrás de los profesores,  suplicando por un examen para complementar las notas perdidas. Ambos profesores me dieron la oportunidad de realizar un examen de recuperación. ¿Pero ahora qué? Yo era pésimo en esas áreas.  Me tocó quedarme noches en vela estudiando para esos dichosos exámenes, el día del examen primero tendría el de física que no me daba tanto miedo como el de química, entre al aula a hacer el examen, eramos si mucho 6 personas realizando el examen de recuperación. Al terminar después de muchas preguntas sobre aceleración de objetos, volúmenes, ecuaciones, ondas y muchos temas más entregue el examen al profesor, sentía que me había ido medianamente bien, debía de pasar ese examen al menos en la nota más baja pero tenía que haberlo pasado.  El examen de química era el que me preocupaba, al recibir la hoja ví las preguntas. Nomenclaturas, átomos, ácidos carboxílicos, y un montón más sobre bioquímica quise morir, si había estudiado y mucho pero estar frente al examen provocaba un nivel de nervios en mi que tenía miedo de olvidar todo lo estudiado.  Suspirando hondo me concentré en el exámen, por mi abuela, esto es por mi abuela, tengo que hacerla sentir orgullosa de mi.  El día de la ceremonia yo no podía estar más feliz, mi abuela y mi madre lucían sus trajes de gala como todas unas modelos, sus ojos reflejaban orgullo hacia mi y yo un amor infinito por ellas, las únicas personas que tenía a diario para apoyarme en todo.  Llegadas las vacaciones de fin de año, con mi familia viajamos para fin de año a la ciudad en la que vivían mis tíos, era un clima bastante frío, el dolor en mi rodilla siempre estuvo presente en cada día de los que duró el viaje  y aunque me acomplejaba que ya empezará a caminar cojeando no por ello iba a dejar de disfrutar del viaje y de mis primas que hace bastante tiempo no veía.   Viajamos a diferentes lugares cerca de aquella ciudad y la pasamos increíble. Siempre mantuve una venda y encima la férula para conservar el calor. El siguiente mes, ya de nuevo en mi ciudad,  inicié mi vida universitaria, entre a la carrera de licenciatura en educación física y deportes, los primeros meses notaba resistencia en mi rodilla para hacer la extensión completa al caminar, al correr nunca lo noté. A veces cuando teníamos clases teóricas al levantarme de la silla mi rodilla tardaba en reaccionar a la extensión completa, era un fastidio. Y poco a poco dejó de convertirse en un fastidio para volverse algo serio. Mi rodilla ya no estira por completo. No tenía tiempo de ir al médico, la universidad me tenía muy absorbido. Estaba allí por una beca que había ganado por obtener un buen puntaje en el examen de estado  y no podía descuidar mis estudios. Esa beca era muy importante para mi.  Mi pierna poco a poco fue quedándose,  y, al pasar pocos meses ya tenía una limitación a la extensión muy notable, Lo ví cuando un día en mi cama ya acostado me di cuenta de que mi rodilla derecha no estaba pegada al colchón, la parte interna de mi rodilla ya no llegaba a tocar la cama y en cambio se notaba que la tenia un poco doblada pero al intentar estirarla esta no cedía y a cambio me regalaba más dolor. Seguí sin ir al médico, tenía miedo de que me quitaran mi deporte. Que estupido fui. En abril mis amigos de la U me insistieron mucho para que abriera una app de citas, allí la conocí. Hablé con muchas chicas, con algunas de ellas no tuve la química que esperaba o simplemente no teníamos nada en común. Pero cuando vi su perfil supe que nos íbamos a llevar muy bien. Nos dimos nuestro número celular y comenzamos a hablar mucho más. Al principio yo solo buscaba una amistad pero no creí que de esa aplicación iba a salir enamorado. Ella era Sara,  era una muy interesante, lo es  y a parte era muy hermosa. Para mi era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, era un año menor que yo pero se había graduado mucho antes del colegio y estaba en  tercer semestre de Ingeniería civil. Todos los días entraba a clase con muchísimas ganas de salir de la universidad rápido  para poder escribirle, sabía que ella también tenía clases en la mañana así que no podíamos hablar a esas horas, aunque no nos faltaba nunca el "buenos días o que tengas un buen día" Vivíamos en la misma ciudad y no tan lejos de cada uno, pero nunca nos conocimos. Mi culpa totalmente, pero solo me acomplejé por mi pierna, nunca le conté acerca de ello. ¿Cómo le explicaba que mi pierna no estaba bien y me estaba quedando cojo? ¿Y si eso no le gustaba? ¿Y si dejaba de hablarme? No. Prefería seguir hablando con ella por chat a tener que encontrarme con ella y que viera mi problema.  Hacíamos videollamada varias noches en la semana, la primera vez que la ví fue espectacular, fue en su cumpleaños y como siempre insistia en que nos viéramos pues esa era una buena forma de hacerlo. Ella era tan hermosa, su sonrisa acompañada de hoyuelos me volvía loco, su voz era muy suave y se la pasaba cantando, amaba nuestras noches, con ellas cada vez me iba enamorando más. - ¿Cuándo nos vamos a ver? Podemos encontrarnos en el centro comercial del centro, nos queda cerca de cada universidad, podríamos salir este martes. - Había dicho ella muy emocionada. - Tengo un trabajo muy largo, ya tenemos un grupo de estudio para ese día, lo siento - era mentira pero no me atrevía a salir con ella estando mi pierna así,  ví como su sonrisa cayó y pasó a hacer una mueca triste pero se recompuso ella rápidamente, nunca dejaba que la viera triste. - No importa, lo entiendo. Otro día será - Suspiro y siguió tarareando esa horrible canción que siempre había odiado pero cuando salía de sus labios era menos odiosa. Hablábamos muchísimo, ella me conocía mejor que  nadie, excepto por mi rodilla, seguía dándole excusas y excusas cuando me pedía verme. Y por supuesto tampoco le había contado que estaba cojo.  ¿Tendría algún día el valor suficiente para enfrentarla? Yo la quería, sentía mucho por ella y por eso mismo no la quería perder. Una noche en la hora de nuestras videollamadas justo después de negar de nuevo que nos conocieramos en personas ví como bajo su cabeza, tomó su celular y empezó a hacer algo en él. A los pocos minutos me llegó un mensaje de ella. "Te voy a ser sincera, tu me gustas muchísimo. Pero me haces pensar que el sentimiento no es correspondido, no quiero que mi corazón siga sufriendo. Creo que hasta aquí llego yo contigo, Suerte en tu vida, espero que seas feliz y consigas a alguien que te guste demasiado como tu me gustas a mi, pero que con ella si te atrevas" Levanté mi mirada hacia la pantalla con mis ojos muy abiertos por la sorpresa, ella se estaba secando una lágrima. Jamás en el tiempo que llevábamos hablando la había visto triste o llorando.  - ¡Sara no, por favor no me hagas esto! - ella negó con la cabeza. - No me dejas opción - Y con eso cerró sección y me derrumbé. Por primera vez en la vida lloraba por una mujer, no pude explicarle que ella también me gustaba porque me había bloqueado de todas las redes al instante, la llamé demasiadas veces por Skype, jamás me contestó de nuevo. Era fácil buscarla, sabía su horario completo, sabía donde quedaba su facultad. Pero te confirmo lo estúpido que soy. Yo nunca la busque. Pasados los meses el dolor de mi pierna se intensificó el doble, la veía levemente inflamada así que comencé a tomar de nuevo el mismo medicamento que me había mandado el doctor hace casi cuatro años atrás. Dormía con la pierna vendada para que me diera calor desde el muslo hasta los dedos del pie, porque el dolor ya irradiaba hasta ese punto, aparte me ponía una rodillera para calentar aún más. Dormir era una locura, siempre dormí boca abajo pero ya no podía porque mi pie quedaba colgando, al principio empecé a dormir así para que al menos el peso hiciera ceder lo que fuera que impidiera que mi rodilla no hiciera la extensión completa, pero siempre me despertaba de medio lado, me fui acostumbrando mucho a la rodilla chueca. Y se lo decía con amor.  A los meses me dí cuenta de que Sara me había desbloqueado de i********:, no me atreví a seguirla pero sabía que tenía 95 fotos publicadas cuando aún hablábamos, ahora habían 102, significaba que habían 7 fotos nuevas que jamás había visto y deseaba mucho hacerlo pero también tenía miedo de que alguna foto fuera con otro hombre y eso terminara de romperme el corazón.  El mes de septiembre abrí de nuevo la aplicación de citas por mi propia voluntad, esta vez mis amigos de la u no me lo habían aconsejado.  me cree un perfil nuevo porque el viejo lo había eliminado cuando conocí a Sara. Empecé a desplazar los perfiles, siempre tratando de buscar las mismas características. Castañas, ojos claros, pero ninguna con hoyuelos. Grande fue mi sorpresa cuando vi su perfil entre muchos. ¿Dolió? Si, un poco. Ella estaba de nuevo en la app y yo me sentía reemplazado.  No puedo negar que cree de nuevo una cuenta para buscarla pero no pensaba  que  la iba encontrar, sin pensarlo le dí like. ¿Estaría activa en la app o había encontrado a alguien mejor y ya tenía novio? Esperaba que no. Ella me había contado que nunca había tenido novio, es más, me confesó que con 18 años jamás había besado a nadie. Recuerdo que me encantó su ternura cuando me contó, se sonrojó tanto que hasta las orejas estaban rojas, ella era muy pálida y hacía que el sonrojo fuera por toda la cara hasta el cuello y orejas. - ¿Me dejarias ser el primero? - Había querido decirle pero no me atreví. En ese tiempo ella no me había confesado que yo le gustaba y yo no quería que pensara que me quería aprovechar y perderla.  Quería a Sara, a pesar de todos los meses que llevábamos sin hablar ella un seguía metida en mi mente, había calado tanto en mi corazón y dejado una huella tan profunda en mi mente que al pasar el tiempo su recuerdo seguía intacto como si apenas hoy la conociera.  Sara era una mujer muy especial que había logrado conquistar a mi torpe corazón pero que por torpe jamás le confesó lo que sentía por ella.  Y por no ser claro la habíamos perdido y aún lamentamos su partida. Mi cuerpo, mente y corazón eran como tres personas esperando por una, por el momento en el que volviera porque siempre íbamos a querer que regresara. Teníamos demasiado espacio para ella, y mucho amor para compartir... A  le distancia.  A mi vida le faltaba lo que era Sara, arriesgada, valiente. Que si quería algo lo decía. Yo en cambio, me refugiaba en una rodilla mala, en una cojera para no conocerla. Esos momentos no merecía a Sara pero era tan egoísta como para solo llamarla mía aunque no lo fuera.  Pero esperaba que muy pronto si pudiera hacerlo, llamarla MI novia, el amor de MI vida. MIA.  No posesivamente, si no de amor. 
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