Capítulo 3: Te quiero.

3256 Words
Capítulo 3: Te quiero.  “ Y no volverte a ver es mi promesa por romper, prefiero ser quien llora si eso te obliga a volver.” - La última vez, Morat.  A las pocas horas recibí una notificación. Sara había conectado conmigo, ahora podíamos hablar. Ya había perdido bastante tiempo sin hablarle, así que le escribí de una vez sin esperar más tiempo.  - Hola Sara ¿Cómo has estado? - Enviar. Dije que le iba a hablar de una vez pero dure como media hora en saber que decirle: "¿Te acuerdas de mí? ¿Aún te gusto? ¿Podemos empezar de nuevo? ¿Me darías una oportunidad? "Sabes, tu me gustas tanto tanto, que a pesar de los meses que llevamos sin hablar aun me sigues gustando como antes, ninguno de mis sentimientos ha cambiado por ti, y deseo algo serio. quiero algo contigo, real y duradero".  Respondió casi una hora después 47 minutos con 51 segundos. No es que los haya contado. - Hola, he estado muy bien ¿Y usted? Mi Sara era tierna y dulce, no fría como la persona que estaba respondiendo los mensaje, me estaba odiando en este momento. Seguro que si. ¿Usted? Auch. - ¿Me odias? - pregunté con muchísimo miedo a la respuesta. Esa noche no contesto, al día siguiente un No me llegó a las tres de la tarde, espere un minuto para contestarle. - Me da gusto saber eso, se sincera ¿Te hice mucho daño?- Esta vez no tardo tanto tiempo en contestar. - No, pero me desilusione. Sé que yo no te gusté nunca y fui una tonta por eso, Pero a veces me hacías sentir tan especial que ¿cómo no me ibas a gustar? Eres guapo, tus ojazos verdes me encantaban, esa voz rasposa era tan linda de escuchar, y el como te despeinabas siempre. En fin, al menos solo fue eso, y no me enamoré de ti, ahí si te odiaría mucho por hacerme sufrir. - Auch, eso fue lo bastante doloroso, creí que se notaba. Tu me gustabas demasiado, de verdad no pensé que necesitara decirlo para que lo supieras y yo si me enamoré de ti. Para mi mala suerte Sara no me contestó hasta dos días después. - Bueno, eso es cosa del pasado. Ya no lo mencionemos. Y le hice caso, a mi lo único que me importaba era que no perdiéramos comunicación. No importaba si le había valido cero mi declaración, prácticamente a mi también me había valido nada su declaración porque no fui capaz de actuar en ese momento. Y para mi había significado mucho pero como nunca lo dije ella no creyó que sus palabras me hubieran gustado, eso me lo había hecho entender con el pasar del tiempo. - ¿Hablamos por w******p? - pregunté - Dale, pasame tu numero - ella lo había olvidado, había borrado mi numero. Yo incluso me sabía su número de teléfono de memoria, no dije nada, solo le pasé mi número para que siguieramos hablando. Elimine la app de citas.  Pasaban los días y no hablamos tan seguido como antes, tampoco sentía que eramos amigos, ella era un poco distante, a veces se le salia su lado tierno y eran momentos muy lindos, pero luego volvía a ser fría conmigo. Ya no me contaba su día a día ni ninguna locura como antes. Una noche estaba muy estresado, el día siguiente tenía examen de bioquímica, esa materia me volvía loco, yo no la entendía, llevaba todo el día sin despegar mis ojos del libro y aun así nada entraba a mi cabeza. Un mensaje de Sara me llegó en ese momento. - Oye, creo que no deberíamos de seguir hablando. Creí que podía intentarlo pero lo siento no puedo. Ay no, no, no. De nuevo no. - No vuelvas con lo mismo Sara por favor, dime que cambio debo de hacer  para que no te vayas y me dejes de hablar, pero por favor no me dejes de nuevo. - Es por mi bien, si me quisiste un poco entiéndelo. - ¡No! no hay nada que entender, empecemos de nuevo por favor pero no hagas esto. - No, y no pienso cambiar de opinión. No le respondí, si ella no quería volver a hablarme yo lo entendía. Abrí la app de descargas y me volví a bajar la app de citas, estaba seguro de que la iba a encontrar por allí y en efecto fue una de las primeras. Rápidamente conectamos pero yo no le hablé. Esa noche mi pierna dolía más que nunca, no pude dormir y tuve que tomarme dos pastillas para el dolor y un cojín caliente debajo de mi rodilla, el dolor empezaba por allí. Al no poder dormir entre a la app y comencé a hablar con varias chicas, me cayeron muy bien al instante. Primero conocí a Alejandra, estaba en primer semestre de salud oral, teníamos muchas cosas en común y era una chica muy guapa pero también muy bajita.  Luego conocí a Daniela. era mayor que yo, había estudiado auxiliar contable y trabajaba en un banco, no era de mi ciudad. También estaba Selena, fue con la que más congenie, era super chistosa, siempre tenía un comentario para todo aunque también era seria a veces, me volví tan amigo de ella que le conté sobre mi problema de rodilla, ella me escuchó, me entendió. También le conté sobre mi historia con Sara, dijo que era un estúpido por no contarle sobre mi rodilla, que no era para tanto y que Sara lo hubiera entendido. Eso esperaba, igualmente no hice nada. Al tiempo conocí a Camila, era una gordita muyyy sexy, demasiado. Era demasiado buena gente y estudiaba medicina. Hablar con ella era genial, sentía que estaba hablando con una amiga de toda la vida. Nunca vi a mis amigas como posibles parejas o ligues, todas sabían que mi corazón le pertenecía a alguien y al poco tiempo cada una fue consiguiendo novio, algunas en la app y otras de por ahí.  Salí una vez con Alejandra, fuimos al cine. Ella en serio era muy bajita o contrastabamos mucho ya que yo rozaba el 1,95. Pasamos un día increíble, el frío del cine me provocó dolor pero me aguante mucho para no quedarle mal a Alejandra, la llevé a su casa, cuando nos despedimos me sorprendió con un beso en la comisura de la boca.  Me dejé llevar y nos besamos. Me ví pensando en Sara y en que ojala aun no hubiera besado a nadie. Espérame a mi.  Me separé de Alejandra al instante de darme cuenta de lo que estaba haciendo, ella no se opuso.  Me comentó que yo siempre le había atraído pero sabía que no podía esperar algo de mi parte porque yo quería a otra persona pero que un besito no hacía daño a nadie y tenía mucha razón ya que eso no daño nuestra amistad pero ya no hablábamos tanto como antes,de hecho ya casi no hablaba con ninguna de mis amigas  porque ya le dedicaban más tiempo a sus respectivos novios. Excepto Camila, quien solo tenía ojos para sus clases y sus prácticas, le hice una consulta para mi rodilla dijo que necesitaba más exámenes para diagnosticar, que no sabía que podía ser si no tenía más pruebas así que me agendo una cita en su hospital. A la semana siguiente tenía la cita con un médico general, Camila estaría con él. Cuando llegué al consultorio tenía demasiados nervios, quería una respuesta y una solución ya. El doctor Cuevas, profesor de Camila fue quien me atendió, era la primera vez que veía a Camila en persona y me pareció aun más tierna y simpática de lo que era por chat. - Dime, David, ¿qué te trae por acá? - preguntó el doctor, Camila a su lado estaba muy atenta. - Mi rodilla derecha es el problema, empezó a doler hace varios años, me mandaron analgésicos y reposo, no hice reposo - Camila y el doctor negaron la cabeza. - Esa parte es importante, así evitas una complicación más adelante. - Ya lo estoy notando. - ¿Qué sientes? - Dolor, mucho dolor y no puedo hacer la extensión completa. - ¿Cómo? - Si, empezó poco a poco, ahora se me dificulta mucho el caminar, y el dolor se intensifica en las noches con cosquilleos. - ¿Te has dado un golpe fuerte? - No recuerdo pero estoy casi seguro de que no, jugué mucho tiempo fútbol, ahora tuve que dejarlo porque cuando intento patear con la pierna derecha es horrible, siento que desde la pelvis se me fuera a salir de mi cuerpo. - Vamos a revisar, Camila por favor hazlo tu. - Con gusto Doctor, por favor sube a la camilla David y si no te incomoda te retiras el pantalón para ver la movilidad un poco mejor. - Está bien. Retire mi pantalón, solo el lado derecho, y me senté en la camilla, Camila se acerco con una especie de martillo. Golpeó mi rodilla varias veces provocando que soltara gruñidos de dolor, ella tenía cara de que se estuviera divirtiendo. Me pidió que me recostara para así notar más el problema de extensión. -¿Ves eso Camila? - Sí doctor. - Esa es una limitación a la extensión de 20 grados, te mandaré unos Rayos X y cita directa con ortopedia, Se me hace que es una luxación, lo que significa - miró a Camila. - Eso quiere decir que tu hueso no está donde debería y se desplazó un poco hacia algún lado. Lo que provoca la inflamación y el dolor. - Te recetaré de nuevo medicamento, esta vez te enviaré tres inyecciones, una cada tercer día - no por favor, odio las agujas. - Por favor sigue muy bien el tratamiento y mucho reposo, ponte paños de agua caliente y fría, vas intercambiando. - Okay doctor, muchas gracias. Y a ti Camila también. - Con gusto. Me despedí de ambos y salí directo a recepción para que me dieran las órdenes y las fórmulas del medicamento. De una vez pedí cita con el ortopedista y la cita más próxima era hasta enero del año siguiente. Según me explicó la recepcionista esas citas con especialistas son muy demoradas porque siempre tienen la agenda llena y solo queda espacio libre hasta enero. Cómo había recetado el médico cada tres días me coloque la inyección para el dolor. Point Of  View SARA Estaba estudiando para la exposición que tenía el día de mañana... Vale, puede que estuviera viendo un capitulo de mi serie actual favorita de netflix, o quizás me había relajado mucho y ya habían pasado tres capítulos... El punto acá, sin importar lo que yo hacía, fue la notificación que me había llegado. Alguien estaba queriendo conectar conmigo en la app de citas, entre por pura curiosidad, realmente ese app la usaba muy poco pero me trae recuerdos nostálgicos. Busque quien era la persona que quería conectar conmigo y mi corazón empezó a latir muy fuerte cuando lo encontró. Era él. Aquel pendejo que me traía loca de amor... ¿Quería darle una nueva oportunidad? Realmente lo extrañaba muchísimo, me hacían faltas sus mensajes de buenos días o las fotos recién despierto donde se veían sus ojos llenos de lagañas. Era tan guapo. Revise las fotos que tenía en la app, la primera era él con un chaleco de jean y debajo un buso n***o con capota, jeans negros con rotos en las rodillas y unos converse blancos, él estaba mirando hacia abajo así que esta foto no me dejaba ver sus preciosos ojos verdes con miel. La siguiente foto era él sonriendo, tenía puesto su uniforme del equipo de fútbol, de colores blanco con rojo y tenía el balón de fútbol debajo de su brazo izquierdo, se notaba su felicidad, él era muy feliz cuando jugaba fútbol. La última foto era un plano de su cara, se notaba que estaba saliendo del agua y quizás estaba sentado en el borde de la piscina, su cabello castaño era peinado hacia atrás me imagino que por el agua, apenas y tenía barba de tres días y esos labios se veían carnosos y tan apetitos, mordí mi labio inferior ante el pensamiento. Su ojo derecho estaba cerrado mientras que el izquierdo lo estaba tratando de abrir, era una foto muy graciosa, pero en todas siempre se veía muy guapo. Con miedo a que mi corazón pudiera explotar, le dí al botón de conectar. Ahora ya podíamos hablar así que tiré mi teléfono a algún rincón de mi habitación y le di play al siguiente capítulo de Friends. Ví en total solo dos capítulos antes de buscar mi celular y revisar si tenía alguna notificación, Y si que la tenía. Me había enviado un mensaje hace 45 minutos... ¿Qué le respondo? Miré la pantalla del celular varios minutos hasta que mis dedos escribieron. - Hola, he estado muy bien ¿Y usted?. Joder, porque fui tan borde?? Mi palma chocó contra mi frente, soy tonta. - ¿Me odias? - No tardó en responder. ¿Que si lo odiaba? ¿Yo? ¿A él? Ojalá pudiera hacerlo, así no sería tan difícil dejar de pensar en él, así cada mañana no pensaría en él, en si esta bien, en si ya comió, en sí perdió algún examen, hasta pensaba en su abuelita que un día la conoció por videollamada y la había amado al instante. ¿Cómo se atrevía a preguntarme eso? Me aleje porque no quería ser de las tipas que se enamoran y pierden, yo lo quería y quería conocerlo más y saber si podíamos intentar algo. No fui capaz de responderle al instante, si lo hacía, los muros que había construido empezarían a derrumbarse y vería a mi dignidad por el piso gritando un te extraño a los cuatro vientos. Dejé mi teléfono a un lado y me preparé para dormir, me costó mucho conciliar el sueño mientras pensaba en su mensaje. Una parte de mi estaba demasiado emocionada por volver a hablarle y que todo fuera como antes, pero mi otra parte me decía que eso no iba a pasar y que dejara de ser tan ilusa, que quizás él ya tenía a otra con la que si quisiera salir. No sé en qué momento me dormí pero supongo que muy tarde ya que llegué con media hora de retraso a mi primera clase del día, no tenía cabeza para responder su mensaje así que lo dejé pasar hasta que encontrara un momento. A la hora del almuerzo le respondí un simple no, conociéndolo, debía de estar que se arrancaba el cabello, sonreí al recordar lo impaciente que era y como se tomaba el pelo del desespero. No tardó mucho en responderme: - Me da gusto saber eso, se sincera ¿Te hice mucho daño? ¿Él me hizo daño? Que yo sepa, jamás lo hizo, el daño me lo hice yo misma al ilusionarme tan rápido con él cuando él ni siquiera me dio una señal de que quería algo conmigo o si al menos le gustaba. - No, pero me desilusione. Sé que yo no te gusté nunca y fui una tonta por eso, Pero a veces me hacías sentir tan especial que ¿cómo no me ibas a gustar? Eres guapo, tus ojazos verdes me encantaban, esa voz rasposa, como te despeinabas siempre. En fin, al menos solo fue eso, no me enamoré de ti, ahí si te odiaría mucho por hacerme sufrir. JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA. Lo siento pero me tenía que reír de mí misma ¿Qué no me enamoré? Por favor, si aun lo estoy, ese tipo me encanta. E N C A N T A. - Auch, eso fue lo bastante doloroso, creí que se notaba. Tu me gustabas demasiado, y yo si me enamoré de ti. ¡¿QUÉ?! Escupí el jugo de mango que estaba tomando al leer el mensaje, el grito de mi mejor amiga me sacó de mi trance por el mensaje recibido. Al mirarla la ví llena de jugo mientras se limpiaba la cara con una servilleta. - Ups, lo siento? - ella me miró con odio . Lo siento Danie, lo siento mucho - dije tratando de ocultar mi risa. - Mas te vale tener una buena excusa para esto Sara, o te juro por mi vida que te tiro este jugo de mora. - ¡No! No te acuerdas que ahora me toca exponer, cómo me vas a ensuciar, estas loca. - Entonces dime qué te sorprendió tanto que me escupierasssss - alargó la última letra con pucheros como si fuera una niña pequeña. - Mira - le pegué mi teléfono a su nariz. - Alejalo que yo no soy ciega - lo alejé de su cara y espere que lo leyera, vi como abrió sus ojos poco a poco al igual que lo hacía su boca, se levantó tan rápido de la silla que hizo que la mesa se elevará y yo que estaba sobre la mesa saliera volando hacia un lado mientras veía con horror como mi teléfono volaba en dirección hacia la fuente. Mierda. - ¡TE VOY A MATAR DANIELA! - las dos salimos corriendo hacia la fuente mientras las personas a nuestro lado se reían, algunos lamentaban mi teléfono, a esos los amaba. Llegamos a la fuente, no era honda pero si grande así que desde afuera no podíamos coger mi celular ya que estaba casi en el centro, en lo profundo. Mi teléfono no era a prueba de agua. Nos teníamos que meter a la fuente para rescatarlo. - Entra Daniela, ve por mi teléfono. - ¿Estas loca? yo ahí no entro, esa es agua represada - ¡No seas mala amiga! Yo no me puedo mojar y lo sabes muy bien, en cambio tu aprovechas y te quitas un poco el jugo de mango - Daniela me miró muy feo. - Solamente lo hago porque sé que esa exposición es muy importante para ti. - Gracias, te amo. Ahora ve por el - Señalé con mi dedo índice hacia mi celular, ella bufo y entró a la fuente. Cuando mi mejor amiga volvió y trajo consigo mi telefono efectivamente por desgracia no prendía. - Tenemos que ir a donde los de informática, quizás ellos lo puedan arreglar. - O solo quizás tu puedas pasar a la facultad de tu novio por un rapidin. - ¡Sara! no digas esas cochinadas por Dios, pero entre más rápido lleguemos mejor. Los de informática se demoraron dos días en tener listo mi móvil, lo bueno fue que no tuve que pagar ni un centavo por el arreglo.  Respondí el mensaje cuando tuve mi teléfono: - Bueno, eso ya es cosa del pasado. Ya no lo mencionemos. Por favor mencionalo, no lo dejes ir, di que me quieres. Repetía en mi mente como si fuera un mantra. - ¿Hablamos por w******p?  Pregunto, vale, quizás por allí se sentía más cómodo hablando del tema. Me sabía su número al derecho y al revés pero no se lo iba a decir para no parecer acosadora, así que solo pedí su número y él me lo pasó. Él nunca mencionó nada sobre el tema, así que realmente si era cosa del pasado, eso me dolió mucho y por ello ya no le hablaba tanto como antes, no me sentía cómoda, era como hablar con un extraño. No aguante más con esto así. Con el corazón en la boca le escribí: - Oye, creo que no deberíamos de seguir hablando. Creí que podía intentarlo pero lo siento no puedo. Y es que no podía, siempre estaba pensando en lo que quise y él nunca me dio. Recordar nuestros momentos era doloroso y mi ya maltratado corazón no aguantaba más Mis ojos se llenaron de lagrimas tras su respuesta. - No vuelvas con lo mismo Sara por favor, dime que cambio para que no te vayas pero por favor no me dejes de nuevo. ¡Solo quiereme! Le quería gritar, pero ¿Y si se reía de mí? - No vuelvas con lo mismo Sara por favor, dime que cambio para que no te vayas pero por favor no me dejes de nuevo. - Es por mi bien, si me quisiste un poco entiendelo. - ¡No! no hay nada que entender, empecemos de nuevo por favor pero no hagas esto. - No, y no pienso cambiar de opinión. Con lágrimas en las mejillas y de nuevo con mi corazón roto por culpa de nuevo me despedí del amor de mi vida. 
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