Hernán El ruido molesto del móvil, no se detiene, suena incesantemente, estoy enredado con el cuerpo de Joa, soy su almohada y es una misión salir de la cama sin que gruña mi dormilona. Me arrastro lentamente, no funcionó y se salió de mi cuerpo furiosa. Ella es insoportable cuando duerme y no quiere despertar, palmeo su nalga consiguiendo una patada asesina y salgo corriendo del peligro. Antes de responder, voy corriendo a sacar un boxers, el cuarto está frío y caminar desnudo no es fácil. —¡Apaga esa mierda! —chilló Joa y se arropó la cabeza con la sábana. Salgo de la habitación, cerrando la puerta y me siento en el sofá. Silencio el teléfono y por joder lo dejo sonando en mi mano. —¿Quién tiene ganas de morir? —murmuré en la línea. —Eres un enema, incluso despertando —bufó la dim