Joanne Al llegar a la casa de Callum, te encuentras con una casa imponente de dos pisos, y privada, digna del jefe de la banda, como siempre tienen música alta y llena a rebosar. Los recuerdos me atormentan, respiro profundo y abro la puerta del coche de James. —¿Te encuentras bien? —preguntó James, con sus ojos preocupados. «Se asegura que estés segura de tu próximo movimiento, Joa». —Sí, solo la mente me jode —me bajo del auto, no pienso paralizarme—. Haz aquello, te cubriré. James asiente y se marchó. Camino hacia la terraza, hay tipos de la banda fumando y otros encima de mujeres. Soy bloqueada por la mano derecha de Callum, supuestamente y sus ojos cubiertos como siempre con gafas oscuras. —¿Se te perdió tu amor? —se burla y se sopla las manos unidas, hace mucho frío. —No ten