Desperté adolorida y mi cabeza no paraba de darme vueltas lleve mis manos a mi rostro y frote mis ojos luego me estire en la cama, pero aún seguía incómoda voltee mi rostro hacia la incomodidad que tenía sobre mi derecha y me tope con un gran hombre rodeándome por completo con sus enormes brazos trate de liberarme de ellos, pero lo único que logré fue que ese hombre despertara y se subirá sobre mi
trate de luchar con mis brazos, pero fueron detenidos con facilidad sobre mi cabeza jadeé cansada de luchar y aún muy adolorida no recordaba que había pasado lo único que sabía era que mi pijama ya no estaba y que me encontraba completamente desnuda él también se encontraba desnudo y ahora estaba sobre mi
—Suéltame pervertido, o te arrepentirás, le grité muy enojada.
Su boca se curvó en forma de sonrisa macabra logrando que tragara en seco se acercó lentamente a mi rostro el cual corrí sin permitirle que se acerque más a mí, pero a él no le importo clavo su nariz en mi cuello lamiendo y mordiendo haciendo que me duela aún más el cuerpo por la fuerza que había para quitarlo de encima
—¿Te quedas quieta o tendré que volver a morderte para que sepas quién manda?—exclamó un poco molesto.
_ Atrévete a morderme otra vez y estarás muestro maldito perro. Déjame que le grite en la cara.
_¿Cómo me llamaste? Gruñó con una voz imponente que hizo que me temblara el cuerpo, vi cómo sus colmillos salían lentamente y supe que había metido la pata.
Rápidamente, cerré mis ojos y los volví a abrir conectando con los de él. En su rostro se reflejaba confusión y algo de curiosidad. Mis ojos blancos habían cambiado de color a violetas sin perder tiempo. Me metí en su mente y comencé a tratar de controlarlo.
_ Eres un magnífico espectáculo, deberías soltarme y ponerte de pie para poder admirarte. Te lo ordeno —mi voz sonaba profunda y seductora.
Sin apartar la vista de la suya él había caído en mi trance me soltó y se paró a unos centímetros de la cama dándome el suficiente espacio para ponerme de pie y colocarme una bata comencé a retroceder sin apartar la vista de él cuando pudo romper mi trance dejándome muy sorprendida nadie antes lo había hecho algo andaba mal
me sujeto por la cintura levantándome del suelo colocándome sobre él en un sillón cercano mis manos estaban sujetadas detrás de mi espalda con una de sus grandes manos y la otra estaba en mi nuca sujetando mi cabello con mucha fuerza nadie jamás se había liberado de mi trance sin que yo lo libere esto era muy aterrador que tipo de persona era esta que podía liberarse de mí tan fácil quien era este hombre que tenía esta fuerza tan descomunal
—¿Qué me has hecho, cómo lo haces?— susurró sobre mis labios haciendo que me estremeciera sobre él.
Sus ojos grises eran como dos grandes cubos de hielo fríos y si emoción, pero en ellos se podía ver un pequeño atisbe de excitación, me sujeto con más fuerza haciendo que me acercara aún más hacia él podía sentir su inmenso m*****o bajo de mi rosando mi entrada me altere un poco cuando palpito debajo de mí mis ojos se abrieron tan grandes que él me miró muy detenidamente por mi reacción hacia lo que había sentido trague saliva en seco y mis mejillas se tiñeron de un rosa notorio el calor comenzó a subir por mi cuerpo hacia mi rostro y mis nervios se volvieron notorios
—Puedo oler tu virginidad, mujer, y me exíto aún más gruño en mi oído, haciendo que su cálido alieno chocara con mi cuello, erizando aún más mi cuerpo, causando cosquillas en mi parte baja.
Cerré mis ojos al creer que él me volvería a morder, ya que eso era lo que él me había advertido que haría tiro de mí hacia arriba un poco y soltó mis manos me quito la bata y comenzó a acariciar desde mi cuello por mi clavícula hacia mis senos descubiertos sus besos eran duros y bruscos, pero sorpresivamente me evitaba sentir sus labios sobre mi piel mis manos se posaron sobre sus hombros y mi cuerpo comenzó a calentarse y a vibrar por sus caricias sus manos recorrían mi espalda y mi trasero haciéndome que me moviera de adelante hacia atrás causando una pequeña fricción entre su palpitante m*****o y mi mojada entrada
estaba excitada tanto que no había notado que estábamos completamente desnudos el uno sobre el otro, él devoraba mis senos con ferocidad y mis gemidos eran bajos, pero hacían que se volviera aún más loco, de un momento a otro recupere mi fuerza y empuje de sus hombros en un golpe seco haciendo que su cuerpo quedara recostado sobre el sillón me abalance sobre él y comencé a besarlo con desesperación sus manos aún recorrían mi cuerpo y sus labios y los míos bailaban en una danza que solo ellos conocían
no podía tomar el control de su cuerpo, ya que mi fuerza era mucha en ese momento así que solo se resignó a controlar mis labios el beso se empezó a tornar más candente y fuerte me dejo en claro que él mandaba cuando me dio una fuerte nalgada en el trasero haciéndome volver en sí separándome de él en un salto retrocediendo unos cuantos pasos él seguía recostado ahí cubrí mi boca con una de mis manos mire hacia todos lados tome la bata que él me había quitado
—lo ... Lo lamento, no soy de ese tipo de lobas, así que si tu intención era solo cogerme hoy, no es tu día de suerte —dije algo agitada y con la voz algo contada por la excitación de mi cuerpo.
—Esto no quedará así, conejita, eres mía - dijo muy serio.
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