—¡Majestad, el chofer ya está esperando en la entrada del hotel! – Le notificó uno de los escoltas y Karim echó un ojo a su reloj para ver la hora. Estaba impaciente y a nada de llamar a la puerta de la habitación de Rania. Todo el equipo que había ido para prepararla ya se había marchado desde hacía más de media hora, pero ella seguía encerrada. —¡Rania! –La llamó con un tono de preocupación. –¿Va todo bien? —¡Sí, ya salgo!–Exclamó la chica y Karim se apartó de la puerta, él no sabía exactamente porqué, pero se sentía ansioso por verla. –¡Ya estoy lista! Rania abrió la puerta guardando un labial dentro de la pequeña cartera plateada y que conjuntaba con el vestido que se pegaba a su piel resaltando su figura. Su cabello recogido en un moño bajo, unos pendientes simples que era