Malika se había quedado dormida muy pronto aquel día, pues desde que había besado a Jax no había vuelto a pegar ojo. Solo pensaba en él, en el sabor de su boca, y cuando finalmente pudo dormir, despertó al rato con la extraña sensación de estar siendo observada y restregó las manos en sus ojos para despejarse encontrándose con la imagen del dueño de sus pensamientos. —¡¡Jax!!—exclamó asustada cuando lo vio sentado en el borde de la cama, pero Jackson no levantó la vista para mirarla, tenía su atención puesta en algo que había encontrado en la cama al lado de su reina. —Tus dibujos son increíbles, ¿cuánto tiempo llevas haciendo esto reina? —preguntó con curiosidad y Malika avergonzada arrebató el cuaderno de sus manos. —¡Oye no he terminado de verlos y me encanta lo lindo que me dibujas