BERLÍN, ALEMANIA.
Una mujer estaba ardiendo de rabia.
Becca Van der Meulen terminó lanzando la copa durante la merienda cuando su marido le informó de la llamada que había recibido de Henrik desde Suiza. Su hijo, como familiar al que le tenía más confianza, le llamó para informarle de lo que había acontecido. Tessa estaba embarazada de él y la había encontrado por azares del destino en aquel lugar, el menos esperado.
—¡Johan! ¿Qué es lo que le has aconsejado?
—Lo obvio—respondió su marido mientras cortaba su trozo de carne con una sonrisa en su labios de la forma más calmada posible. Su esposa estaba teniendo un arrebato de ira y él no amargaría su comida por ello—. Henrik lleva esperando ser padre desde hace mucho tiempo y debe estar con ella y con el bebé. Es inesperado, claro, p
