CAPÍTULO DIECINUEVE Thanos cada vez estaba más cerca de la isla desde la que había llegado la petición de ayuda, esperando llegar allí a tiempo. No estaba solo. Jeva iba al timón, guiando la barca con lo que parecía ser una mano experta. Cuando se marchó, lo esperaba en los muelles y, sin decir ni una palabra, saltó a la barca. —¿Por qué viniste? —le preguntó entonces Thanos. Ella encogió los hombros. —Es a ti a quien debo mi vida, no a los demás. Era la respuesta para la que la habían preparado. Thanos agradecía la ayuda, aunque no tenía claro que podría hacer una persona más allí si esto acababa en violencia. No se hacía a la idea de los peligros a los que podrían enfrentarse. Había visto lo que podía hacer la flota de Felldust y la poca misericordia que tenían sus guerreros. Sabía