Capítulo 9: Casi perfecto
Martin.
Regreso a la oficina después de medio día, me he tardado mucho tiempo entre ir y venir, el departamento de Andrea no queda cerca a la ciudad y no contaba con el hecho de que hubo un accidente en carretera y solo una vía de tres estaba habilitada; me alivia saber que no tengo clientes hasta las cinco de la tarde, reunión en la cual también estará Julia, por supuesto, así que en cuanto a estar llegando tarde a algún compromiso, pues no.
Solamente necesito llegar rápido a la oficina para poder ver a Julia, sé que esta muy molesta conmigo, pero ahora he cancelado la boda y quiero contárselo nada más llegar y que sepa que yo nunca he querido herirla, podremos discutir mucho por clientes y por quien es mejor en el trabajo, pero en cuanto a su corazón, yo jamás le haría daño a propósito, no quiero herir algo que quiero cuidar con mi vida.
Además, hoy se ve tan jodidamente hermosa, siempre se ve perfecta, pero hoy luce más que radiante, a pesar de que la vi solo unos cuantos minutos, note a la perfección lo preciosa que se ve con ese vestido ceñido, ella tiene un cuerpo de muerte, sus caderas son lo bastante anchas y me encanta saber que puedo tocarla… Bueno, exactamente en este momento no puedo hacer eso, pero voy con toda la intención de que así sea.
Dejo estacionado mi auto justo al lado del de Julia y para hacerla enojar, porque realmente me encanta verla furiosa, pego mi auto tanto al suyo que le será imposible subirse al de ella sin tenerme que hablar para que mueva el mío y estoy de suerte porque al otro lado esta la pared, así que tampoco podrá hacerlo por allí y como la pared no se puede mover, solamente le quedo yo como opción.
Ya quiero ver la cara que pone cuando no pueda entrar a este y como es de orgullosa, no querrá irse en mi auto si le propongo llevarla a algún sitio —y si acepta, claro está—, así que conociéndola, tomara un taxi solo para no hablarme, pero entrará en dilema porque no le gusta dejar su auto acá y mañana deberá tomar un taxi para venir a la oficina. Vamos, que mi plan es simplemente perfecto, va a hablarme. No le estoy dejando más opciones.
Lo bueno es que la reunión que tenemos es a la hora en la que la mayoría del personal terminan su jornada laboral, pero como nosotros somos uno de los eslabones más altos, tenemos que trabajar hasta más tarde, en este caso a la hora que el cliente tenga disponible y no al contrario. Hoy como realmente quiero poder arreglar las cosas con ella, dejaré que cierre el negocio del gimnasio y simplemente la apoyaré en las decisiones estratégicas que tome, no voy a cuestionar ni uno solo de los puntos que vaya a tocar por mucho que no este de acuerdo con ellos.
Y es que sé desde ya que ella tendrá ideas y planes muy diferentes a los míos, por eso no hemos podido trabajar muy bien en equipo y es que pensamos tan diferente que encontrar una idea general que nos guste a ambos es casi casi que imposible.
Tomo el ascensor para llegar a mi oficina, me estoy muriendo del hambre, no he desayunado siquiera y eso me esta generando dolores de cabeza, pero es que salí deprisa de mi casa para esconderme en su oficina antes de que alguien más llegara, fui el primero del piso en aparecer y me encerré allí sin siquiera ir por una taza de café, luego tuve que salir furioso hacia el departamento de Andrea y como estaba tan enojado no pensé en que no seguía en ayunas, luego de estar horas en el trancón mi hambre comenzó a hacerse notar, pero entonces tampoco me detuve en ningún lugar porque realmente quería llegar pronto a la oficina para ver a Julia.
Pediré domicilio en mi restaurante favorito nada más llegar a mi oficina porque si no lo hago me comienza a dar la pálida, explico, cuando me da la pálida, me pongo bastante mal, se me bajan los niveles de azúcar, me dan mareos y fuertes dolores de cabeza, las manos me comienzan a temblar y a sudar y me cuesta mantenerme de pie porque siento que me voy a desmayar en cualquier momento si no ingiero alimento en cuestión de un minuto desde que se me juntan todos los síntomas.
Salgo del ascensor apretando el puente de mi nariz con el dedo índice y el pulgar, el dolor de cabeza se me esta concentrando en la frente, así que subo esos dos dedos y masajeo mi frente tratando de que de alguna forma el dolor desaparezca si le doy un masaje. Levanto la mirada cuando escucho la risa de Julia, frunzo el ceño cuando la veo al lado de Daniel Anderson muerta de risa y muy cerca de él.
Respiro profundo, tengo celos, me sienta como una patada en el culo que ella ría con ese hombre y a mi simplemente me grite que me aleje. No es justo, a mi me conoce de hace años y a él de hace tan solo unos días y conmigo jamás se ha reído de esa manera.
—Lloyd, necesito hablar contigo ahora mismo —le digo cuando estoy tras ella, me mira sobre su hombro y rueda los ojos molesta, paso mi mano muy cerca de su cintura y la extiendo a Daniel, ante todo el respeto. —Daniel, me alegra verte de nuevo —le muestro mi sonrisa más falsa y a pesar de que mi ceño esta bastante fruncido, él también sonríe y estrecha mi mano a modo de saludo.
—Igualmente, había preguntado por ti y me dijeron que te habías ido con tu prometida, no sabía que te fueras a casar, muy valiente y felicidades.
Miro a Julia con los ojos entrecerrados y niego.
—Uy no, estas muy equivocado, esa boda se canceló, ahora estoy soltero. Digamos que ahora voy tras alguien más.
Julia me mira con el ceño fruncido y yo enarco una ceja hacia ella, no era esta la forma en la que había pensado decirle que he terminado oficialmente con Andrea, pero es que no quiero que Daniel crea que tiene oportunidad con ella, es mi momento de poder demostrarle que no mentía cuando dije que desde que la conocí he estado interesado en ella y ya nada me lo impide.
—Pues suerte conquistando a dicha persona.
—Gracias, creo que la voy a necesitar. Ahora te voy a robar a Julia, necesitamos seguir trabajando, ¿te molesta?
—De hecho…
—Toda tuya —dice él y sonrío de medio lado hacia Julia que bufa con fuerza —, ya hemos terminado nuestra conversación, ella te pondrá al tanto y me debes una cita, ya sabes.
Mi sonrisa se esfuma y ahora la que sonríe es ella.
—Claro, ya tienes mi número, tu solo reserva cuando quieras y me envías los datos de la fecha y el lugar.
Carraspeo mi garganta mirándola con el ceño fruncido, ella me ignora por completo.
—Hecho.
Ella se despide de él con un beso en la mejilla y un abrazo y yo giro mi rostro fingiendo estar entretenido con algo más cuando veo que quiere despedirse de mí.
—Muy maduro de tu parte, eh.
—¿Qué necesidad tienes de salir con él si estoy yo acá disponible para ti? —sacudo mis manos frente a sus ojos para que me mire, lo hace con molestia y se aleja de mí. —¡Hey, realmente necesito hablar contigo!
La sigo hasta su oficina, pero en medio camino siento un fuerte mareo y mi vista se nubla, lo cual es nuevo, no consigo ver muy bien lo que tengo frente a mi y choco contra un escritorio tirando varias cosas al suelo.
—¡Ay! —llevo las manos a mi cabeza y la sacudo repetidas veces esperando poder recuperar la vista.
—¿Jefe, esta bien? —pregunta mi secretaria y niego con la cabeza.
—No estoy viendo bien —consigo enfocar bien después de unos cuantos segundos y me alegra que lo primero que veo es una pequeña mesa con una cafetera y varios sobres de azúcar, estiro mi mano y tomo uno, lo abro con rapidez y me lo llevo a la boca.
El azúcar entrando a mi sistema me hace sentir mejor, pero entonces siento una mano quitarme el sobre con fuerza y lanzarlo al suelo, miro sorprendido a Julia que esta frente a mí.
—¿Estas loco? —pregunta con las manos en su cintura y los labios fruncidos —¡Eso puede darte problemas de azúcar!
Miro a mi alrededor y veo que todos nos miran, siempre están pendientes de nuestras discusiones, que pasan literalmente cada día, pero es hora de cambiar la dinámica un poco.
—Oye Juls, hoy te ves simplemente hermosa, pero verte preocupada por mi es otro nivel, estas preciosa y candente —le lanzo un beso que la deja con la boca abierta, a ella y a unos cuantos más, otros jadean y ríen sorprendidos de mis palabras.
—Pero que dices… imbécil —la veo sonrojarse y continuar su camino, mi secretaria aun espera una respuesta a su nueva pregunta de si ahora estoy mejor.
—Por favor me pides el almuerzo, no he comido nada en todo el día más que eso —señalo el sobre de azúcar del suelo —, y me estoy sintiendo débil.
—¿Lo mismo de siempre?
—Por supuesto —le guiño un ojo y continuo mi camino hasta la oficina de Lloyd, la puerta esta abierta pues su secretaria esta adentro diciéndole algo, paso como si tuviera todo el permiso por ser el dueño y ambas me miran extraño.
—Sácalo de acá, Erin, que no lo quiero ver en mi vida —dice Julia y yo respiro hondo, Erin me mira avergonzada y me pide perdón con la mirada.
—Si me sacas, te despido —la amenazo en broma, pero Julia lo toma muy en serio.
—¡Es mía y tu no la puedes despedir!
—Uff, pero que posesiva, así me gustas más. —Hablo muy alto para que todos escuche.
—¡Deja de decir incoherencias, por dios! —exclama levantándose de su asiento y colocando las manos en el escritorio, la posición que tiene me deja una buena vista de sus pechos y miro sin disimular hacia allí. —¡JENKINS!
—Erin, sal por favor.
—No lo hará.
Miro con ojitos de cordero a Erin y ella mira a su jefe con pena.
—Lo siento —susurra antes de salir corriendo y cerrar la puerta dejándonos aislados completamente de los ojos curiosos, Julia mira con furia a la puerta cerrada.
—Traidora —murmura.
—¿Podemos llevar la fiesta en paz? —pregunto con temor a su reacción, el carácter de Julia es bastante fuerte y suele ser muy explosiva, me encantó ver lo tierna que puede ser y quiero que esa personalidad vuelva a salir.
—Tu y yo no tenemos nada de que hablar —dice con calma —¸te deje todo muy claro esta mañana, no sé que es lo que sigues esperando, yo ya he dicho todo lo que tenía para decir.
—Pues yo no y me niego a que simplemente me encasilles como un error de una noche, porque yo sé que no fui eso para ti, lamento que Andrea haya sido una toxica que me siguiera y dejara una invitación a la boda luego de que yo estuviera en tu edificio buscándote, pero eso ha terminado. Mi relación con ella no va más y no me voy a casar, yo no siento nada por ella, ni siquiera me gusta en cambio tu me encantas y quiero que por primera vez dejes de mirarme como tu rival y me veas como el hombre que esta dispuesto a todo solo para conquistarte, pero por favor mírame realmente y comprende que no es un juego que quiero ir más allá contigo, déjame demostrarte que puedo ser casi perfecto para ti.