Una buena noticia

2147 Words
"Hoy es el primer día del resto de tu vida" Abbie Hoffman Narrador omnisciente: Teresa sale emocionada de la oficina de Andrew, sabía que Anya era la mujer perfecta para ese cargo, ser la madre del hijo de un CEO, era lo justo, además estaba segura que él terminaría enamorado de ella porque su alma era noble y buena. Se siente satisfecha con sus dones de Cupido, aunque ella misma aún no haya encontrado al amor de su vida. Con sólo llenar el formulario reconoció la letra enseguida de su amiga. Toma su PC portátil, comienza a redactar los correos de aceptación para las candidatas elegidas a la segunda ronda de la entrevista. Envía uno a uno los currículos y coloca a Anya para el tercer día de la entrevista. Todo está saliendo mejor de lo que imaginó, por ello procura escoger el horario perfecto para que Anya se encuentre con Andrew y salga a cenar esa noche con él. Sale de su trabajo, hasta llegar al barrio y darle personalmente la noticia a su amiga, de que fue escogida por sus propios méritos. Teresa conoce la realidad y las necesidades no sólo económicas sino afectivas de Anya, por ello su debilidad e interés en ayudarla. Al igual que ella encontró esa oportunidad de trabajo en la Ditech, tiene la certeza de que Anya puede lograr tener una excelente posición. Mientras Anya prepara algo para cenar, escucha a lo lejos los ruidos de las patrullas y los disparos. Ya aquello es común en el barrio, si tan sólo lograra obtener esa oportunidad de trabajo, recibiría más de 50mil $. Alguien toca a su puerta y busca ocultarse en el cuarto. Es común que los delincuentes de la zona, durante alguna persecución te obliguen a abrirles para ocultarse de la policía. Su corazón se acelera por miedo a aquel presentimiento de que es su turno, pero regresa a la tranquilidad, cuando oye la voz dd Teresa llamarla. —Anya, ¿Estás allí? Por favor ábreme. Anya corre hasta la sala y le abre la puerta a Teresa para que se ponga a salvo de los disparos que se oyen a lo lejos. —Hola —responde emocionada y abraza a su amiga quien entra con el rostro pálido a la pequeña casa. —Vaya que estuvo cerca la cosa hoy, por primera vez sentí que un proyectil de esos me alcanzaría. —No digas eso, Dios y la virgen deben protegernos. —¿Me regalas un vaso con agua? —Claro, siéntate mientras te lo busco. Anya regresa con el agua para su amiga. Las manos de Teresa están frías por el susto que acaba de pasar. —¡Gracias china! —¿Qué nuevas me traes? ¿Qué pasó con la entrevista? —Pues… —hace una breve pausa— ¡quedaste entre las diez! —grita emocionada. Anya la abraza nuevamente y ambas brincan de la emoción. —¡Oh por Dios! Que feliz me haces. Gracias Tete. —Bueno aún falta la segunda parte, pero estoy segura de que posiblemente seas la primera opción que el jefe tomará en cuenta. —¿De verdad, lo crees? —¡Sí! Eres una chica maravillosa y sé cuanto necesitas de ese dinero para ayudar a tu padre. El viejo, no se merece en ese lugar, él es inocente. —Ni me lo digas. Mi pobre padre siempre ha sido un buen hombre, trabajador e incapaz de quitarle un peso a alguien. Pero sé que pronto lo veré libre. Es mi más grande sueño. —Sé que así será. El Sr. Isler siempre ha sido un hombre muy generoso. —¡Sí! Me gustaría conocerlo pronto. —Pues pide, que yo pago. Eso está hecho. —¿Qué quieres decir Tete? —Qué busques tu celular y revises tu e-mail, ya tienes fecha para la entrevista directa con él. Anya corre hasta su habitación, trae su celular y revisa su bandeja dd entrada. Efectivamente tiene el email. Lo abre, y mientras lo lee, sus ojos se iluminan. —¡Gracias! —abraza a su amiga y llora sobre su hombro. —¡Hey! No es para que llores, quiero que estés feliz. Te aceptaron entre las diez. —Lo sé, son lágrimas de felicidad, pensar que cada vez está más cerca la posibilidad de ver a mi padre entrar por esa puerta, es lo que me ha hecho mantenerme fuerte estos dos años. —¡Wow! Que pasa el tiempo rápido. Parece que hubiese sido ayer. —Para mí han sido eternos, no estar con él, saber lo mal que lo ha pasado allí dentro, es peor que la comedia dantesca. —Sí, bueno pero lo importante es que te tiene a ti y que has hecho lo posible para tenerlo a tu lado. Eres la mejor hija del mundo. —Exageras, sé que harías lo que fuera por tu padre o por tu madre. —Por mi madre sí, pero por mi padre, no lo creo. Ni siquiera sé quién es. —hace una pausa más larga—. Pero no hablemos de eso. Mejor veamos como resolvemos lo de tu cita. —¿Cuál cita? —pregunta confundida con lo que le dice su amiga —Me refiero a la entrevista. Debes ir elegantemente vestida. ¿Imagina que seas la elegida y el Sr. Isler quiera conocerte mejor? Necesitas ir preparada para todo. —Pues me la pones dificil, bien sabes que no tengo ese tipo de ropa. —Vamos tonta, para eso estoy aquí, vamos a casa para ver que te puede quedar. La cita será en dos días y debes impactarlo. Es un hombre muy sencillo pero también acostumbrado al lujo y la belleza. —No sigas hablando Tete, me pones más nerviosa e insegura. —Nada de eso, tienes que verte como una ganadora, entiende que pudiste quedar por fuera y sin embargo, estás dentro. Anya sonríe, toma su celular, lo coloca en el bolsillo de su jeans, toma las llaves de su casa. —Vamos entonces a ver que consigo para esa ocasión tan especial. —Es muy especial, tenlo por seguro. Salen de la casa, atraviesan la vereda y frente está la casa de Teresa. Ella abre la puerta, su madre Gloria, las recibe emocionada, a pesar de que viven frente a frente, muy poco coincide con Anya, quien habitualmente está encerrada en su propia casa. —Bendición mamita. —Dios te bendiga mi sol. —besa a Teresa en la frente y saluda con un abrazo a Anya—. Hola mi niña. ¿Cómo está tu papá? —Bien, supongo. ¡Este domingo me toca visitarlo! —responde emocionada ante la idea de verlo. —Me le mandas muchos saludos. —Sí, con gusto. —Vente Anya —la llama Teresa, mientras levanta la cortina de su habitación—. Pasa y siéntate en mi cama, mientras busco algunos vestidos que llevo tiempo sin ponerme, pero que están como nuevos. Revisa en su guardarropas y coloca varios vestidos sobre su cama para que Anya se los pruebe y escoja el que mejor le quede. —Alli tienes cuatro, mídetelos. Yo voy a ayudar a mamá con la cena. ¿Te quedas a comer con nosotras? —invita Teresa a su amiga. —Bueno, si no es un problema. —responde apenada la chica. —Claro que no, tú sabes que mamá te adora y que siempre has sido más que una vecina, una hermana. —le —¡Gracias Tete! Tú también eres como una hermana para mí. Voy a ir midiendo los trajes y salgo a mostrarles que tal me quedan. Así podrán ayudarme a escoger. Mientras Teresa ayuda a su madre en la cocina, Anya se prueba el primero de los vestidos. Es un vestido color lila en polyester, de falda ajustada por encima de la rodilla, ella no está acostumbrada a usar vestidos y menos en ese modelo. Se baja la falda lo más que puede y sale. —¿Qué tal luzco? —pregunta mientras hace un giro. —Pues está bonito, pero ese color, no sé, no me gusta —comenta doña Gloria. —A mí me gusta el color, pero creo que el largo de la falda es un poco vulgar. —Ok. Ya regreso —va hasta el cuarto, se quita el vestido y toma otro. El segundo vestido es de color rojo intenso, resalta el tono de su piel y sus ojos amielados. A diferencia del anterior, resalta el escote en el pecho y la falda es volada, queda a la altura de las rodillas. Vuelve hasta la sala, desfila su traje. —¿Y este? —les pregunta Anya. —¡Mmmm! Me gusta —comenta la madre de su amiga. —Sí, a mí también. Pero prueba los otros dos a ver que tal te quedan. Minutos después desfila un vestido de falda con plises, color verde aguamarina de tiros y espalda descubierta. Aunque es un vestido hermoso, es poco elegante para la ocasión. Por último termina desfilando un vestido n***o, de falda larga, ajustada pero con una semi abertura lateral, de escote frontal y sin mangas. Sale a desfilar, tanto Gloria como Teresa quedan sorprendidas de lo hermosa que se ve Anya aún sin maquillaje. Aquel vestido resalta su figura pero también es muy elegante para una cena. Pero quedaba la probabilidad de que la cena se convirtiera en algo más; ese era el deseo de Teresa para su amiga. Deciden que lanzarán a la moneda para ver cual de ellos usará para ese día. —Voy a cara que será el rojo —espeta Gloria. —Y yo a sello para que use el n***o. —le repica Teresa. Anya lanza la moneda al aire, Teresa la toma y coloca sobre el dorso de su propia mano. El resultado beneficia a Gloria, por lo que usará esa noche el vestido rojo. Aunque todas parecían conforme cln el resultado, aún falta escoger los zapatos que usará. —¡Ups! Está faltando algo muy importante, los zapatos de tacón. —dice Anya al ver el elegante vestido acompañados de sus sandalias de baño. —Alli si está difícil, sólo tengo un par de ese estilo y son blancos, y no creo que se vea muy bien —argumenta Teresa. —Yo si tengo unos negros, pero por lo que veo le quedarán algo grandes, y lo que menos queremos es que nuestra princesa salga corriendo por las escaleras y terminé sin una zapatilla como cenicienta —suelta la carcajada, Teresa y Anya ríen junto con ella Anya terminó de probarse algunos zapatos, finalmente encuentra un par de sandalias trenzadas que podrían ajustarse un poco. Una vez escogido el atuendo e inclusive los accesorios, las tres mujeres cenan y ríen de algunas de las bromas que se le ocurrieron mientras ella desfilaba. Anya admira el mundo de las pasarelas, su padre siempre le compraba o llevaba revistas que se hubiesen quedado en su auto mientras trabajaba como Uber. Después de la cena, Teresa acompaña a Anya hasta la puerta de su casa. Ella está visiblemente emocionada, aquella noticia le abriria grandes puertas para ella lograr lo que soñaba. —Espero que tengas la mayor de las suertes porque te lo mereces. Por favor confía en ti y pon por delante las razones que tienes para hacer todo esto. En algún momento, quizás tendrás dudas y es normal, pero no desistas. Sabes que te quiero como a una hermanita menor —extiende sus brazos y ambas se unen en un fuerte abrazo. Las lágrimas son inevitables para Anya, quien se encuentra muy sensible con todo lo que está ocurriendo. Abre la puerta, se despide de Teresa con un beso en la mejilla. —¡Gracias Tete! —le dice a su amiga, tomando una de sus manos. —Hoy se abre una gran oportunidad para ti. No la desaproveches. Descansa. Estaré al pendiente de como va el proceso. —Descansa tú también. —le dice y entra a su casa, cierra la puerta y se asoma por la ventana hasta ver que su amiga entra también a la suya. Sonríe emocionada, va hasta su habitación, coloca el vestido sobre la cama, y los zapatos a un lado de la mesa de noche. Abre el guardarropas, saca un gancho y cuelga el vestido para evitar que se arrugue. Se sienta en su cama, toma la estampita de la virgen y ora antes de dormirse. Esa noche tiene un sueño donde ve a su padre saliendo de la cárcel y ella entrando en su lugar. Despierta sobresaltada, su corazón agitado. Trata de calmarse pensando que “es apenas un sueño”, “todo va a estar bien” se repite varias veces hasta que se siente más calmada y vuelve a acostarse.
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