Mientras Andrew preparaba el desayuno, Eve se levantó de la cama y procedió a darse una ducha caliente para así empezar su día realizando su usual rutina.
El chico hacía el desayuno que mejor hacía hacer: Huevos revueltos y pan tostado, su increíble especialidad. Luego de que terminara de prepararlo lo sirvió en la mesa, puso dos platos, el de el y su esposa, al igual que sirvió dos tazas de café para acompañar aquel “suculento desayuno”, así le llama Eve en un tono sarcástico para molestarle un poco, la chica encantaba que el hiciera distintas tareas del hogar, ya que aunque no pasase mucho tiempo allí, se le daba muy bien el cocinar así fuesen unos simples huevos revueltos.
Eve salió de la ducha aún con su bata de baño puesta, se dirigió a la cocina donde estaba su esposo esperándole con una sonrisa en el rostro mientras observaba como se acercaba.
- Buenos días de nuevo cariño mío, te hice tu desayuno favorito — dijo Andrew en tono de broma
- Es mi favorito porque no sabes hacer otro diferente Andrew, ¿te has puesto a pensar en eso? — contestó riéndose mientras acomodaba su silla
- ¡Hey, no critiques mis huevos revueltos!
- Siempre te quedan deliciosos, no importa cuantas veces yo intente hacerlos como tu nunca me quedan igual… ¿Cuál es su secreto? — preguntó mientras con su tenedor picaba los huevos y se llevaba el cubierto a la boca
- Ninguno, cocinar con amor — bromeó mientras le daba un bocado a su pan tostado
- Es increíble que a veces cosas tan simples sean extraordinarias dependiendo de la persona que las haga, ¿No crees?
- Concuerdo totalmente, aunque… ¿No dirás eso porque ves mis platos dignos de reconocimiento con ojos de amor? — preguntó Andrew dirigiéndole la mirada y esbozando una pequeña sonrisa
- Probablemente si no estuviese enamorada de ti estos huevos revueltos serían la cosa más simplona del universo, en eso quizá tienes razón — contestó con un tono serio, casi creíble para el chico
Andrew soltó su cubierto y la expresión de su rostro cambió, se notaba indignado. Le clavó una mirada muy intensa a su esposa esperando que esta le mirara de vuelta.
- La verdad siento que eres excepcional en todo lo que haces Andrew… — dijo mientras mantenía su mirada en el plato — … Tienes un talento innato para hacer distintas cosas.
Andrew seguía en silencio mirándola fijamente, Eve aún no había notado que este la estaba mirando aún con su expresión de molestia, aunque estaba fingiendo claramente.
- Y si no estuviese enamorada de ti posiblemente estos huevos revueltos me parecerían la cosa más increíble del mundo, es que… ¿No te has sentado a saborearlos realmente? — siguió llenándole de cumplidos sumida en su desayuno — ¿Por qué no habl… — cortó su pregunta al levantar su mirada y encontrarse con un Andrew ahora sonriente — ¿Qué sucede mi amor? — preguntó Eve ahora intrigada
- No pasa nada, quería molestarte un poco pero como siempre me sorprendes con tus palabras y me cambias automáticamente la ruta de mis bromas — confesó — Pasan los años y me sigues pareciendo una mujer tan increíble, no sabes cuánto te amo Eve
Eve se levantó de la silla y se inclinó por encima de la barra donde estaban comiendo, dándole un pequeño beso en la boca a su esposo.
- Te amo mi cielo… — dijo regresando a su silla — … Pero si deberías encontrar otra receta para los desayunos — volvió a bromear
Ambos se rieron mientras Andrew asintió con su cabeza. Tenía razón, debía expandir un poco más su menú a la hora de cocinar en casa, debido a su trabajo normalmente comían fuera en restaurante lujosos y habían perdido un poco la noción de lo que era comer en su hogar, aquella comida recién hecha y casera, aquellas cenas donde ambos se ponían de acuerdo para cocinar algo en especifico, todo este tiempo se habían hundido tanto en sus trabajos que habían perdido muchísimo aquellas pequeñas cosas que hacían años atrás.
- Iré a ver si Victoria está despierta — dijo Eve levantándose de su asiento y llevando sus platos hasta el fregadero — ¿Tienes que trabajar hoy mi amor? — le preguntó a Andrew que se encontraba aún terminando su comida
- Debo ir a la oficina a recoger un par de documentos y comprar los tickets para el viernes — respondió con la boca llena
- ¿Ya debes viajar a New York? — volvió a preguntar
- Ojalá fuese a New York… — respondió algo cabizbajo
- ¿A dónde irás entonces? — Eve reposó su mano sobre la barra mirando a Andrew
- Los Ángeles… — finalmente contestó usando un tono de voz muy bajo
- Oh…
Eve se quedó en silencio al igual que Andrew, ambos sabían que el volver a Los Ángeles era recordar aquella experiencia traumática que por poco los separa a ambos, sin embargo tenían claro que solo se trataba de trabajo y se debía cumplir, además, era la adaptación de uno de los libros de Andrew, esto conllevaba mucha responsabilidad.
- Espero volver pronto mi amor, trataré de hacer mi visita y mi ayuda lo más breve posible — dijo Andrew terminándose su desayuno
- No pasa nada cariño mío, sabes muy bien que te apoyo vayas a donde vayas — Eve le dijo acariciándole la espalda para reconfortarle
- Verdaderamente, no me apetece visitar Los Ángeles de nuevo — confesó Andrew levantándose de la silla y acercándose a Eve para darle un beso en la frente — Pero debo hacerlo, le prometí a Sam que le ayudaría y además no me gustaría que proyectaran algo totalmente diferente a lo que escribí
- Lo sé mi amor, no pienses tanto en lo malo que vivimos allá, al contrario, vuelve a Los Ángeles con tranquilidad, allí nos conocimos y allí vivimos gran parte de nuestra vida — Eve dijo con un tono de voz comprensivo, trataba de que Andrew no pensase mucho en aquella experiencia — Y cuando estés por terminar el rodaje viajaré a buscarte como toda una doncella rescatando a su príncipe
Andrew esbozó una sonrisa a la par que sus mejillas se colocaron coloradas, amaba el romanticismo que utilizaba su esposa.
- Sólo espero que no tome mucho tiempo — insistió Andrew — Hablaré con Valerie más tarde para ultimar detalles
Eve asintió con su cabeza y se dio vuelta dirigiéndose a la habitación de su hija.
Andrew por su parte lavó los platos y acompañó a su esposa a ver como se encontraba su hija, se paró en la puerta y observaba como Eve mimaba a una aún somnolienta Victoria, no pudo evitar sonreír y sentirse lleno de vida al ver esa escena que durante cuatro años le había encantado ver, no pudo aguantar sus ganas de entrar así que dio un paso y se dirigió hasta donde estaban los dos amores de su vida.
Luego de un largo rato platicando y jugando con su hija, el chico salió de la habitación y se dirigió a la suya para darse una ducha y así continuar con su jornada diaria.
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Una vez en la oficina, recogió todos sus documentos personales y partes escritas de su libro Lujuría que estuvo pensando que servirían a la hora de ultimar el guión de la película, ya había recibido una que otra noticia de que sólo esperaban su visto bueno para comenzar a rodar, incluso ya tenían distintos actores seleccionados para los distintos papeles pero que todo era bastante privado así que esa información no había llegado hasta él aún, supuso que se enteraría una vez estando en Estados Unidos, pero no sería así… Su teléfono sonó y al mirar la pantalla se dio cuenta que se trataba de Valerie, así que contestó sin titubear.
- Dichosos los oídos que te escuchan el día de hoy, querida Valerie — saludó Andrew con una formalidad increíble
- Quien no te conozca dirá que eres un coqueto muy formal Andrew Black — respondió Valerie riéndose
- ¿Acaso no lo soy?
- Intentas serlo, pero todos sabemos que eres un casanova de primera — dijo Valerie aún riéndose por el teléfono
- Era un casanova, recuerda que ahora solo me debo a una mujer… bueno, a dos — contestó soltando una pequeña risita
- Ojalá algún día veas todos los correos que te mandan Andrew, tienes fans muy locas…
- ¿En serio? ¿Qué tan locas? — preguntó algo intrigado
- Cuando viajemos a Los Ángeles te mostraré un par que tengo guardados, son dignos de que escribas en base a esos mensajes — dijo Valerie con seriedad, realmente los correos que se recibían eran sumamente explícitos llegando al nivel de compartir fotos sin consentimiento alguno esperando que de alguna forma Andrew contestara.
- Pues ya tenemos un plan, leer correos de fans locas como les dices tu, aunque para mi no están locas — contestó Andrew riéndose
- Para ti ninguna mujer está loca Andrew, eres un queda bien a veces, ¿Dónde está la cámara? ¿Están grabando un documental?
Andrew soltó una carcajada.
- Yo sé que hay un montón de chicas locas, pero debes entender que a veces la lectura s****l nos lleva a eso… ¿O no te ha pasado?
- Basta, si sabes que si me ha pasado… — Valerie respondió algo apenada
- Así me gusta, la Valerie apenada y sin armas para atacarme
- Eres un imbécil Andrew, debería renunciar
- Hey hey hey, con eso no se juega pequeña saltamones, ¿Dejarás a este pobre hombre desamparado? — bromeó
- No podría, pero me gusta amenazarte de vez en cuando — replicó Valerie mientras sonreía — Te llamaba para darte una noticia muy buena, ¿la quieres escuchar?
- Adelante, soy todo oídos — contestó Andrew expectante a la noticia de Valerie