El mismo día New York Margaret No exagero diciendo que esta es la situación más ridícula y decepcionante que he vivido, porque acabo de darme cuenta que el hombre que me despierta algún interés, es un completo imbécil, me ha tratado peor que una zorra humillándome con sus hipótesis, es que ni siquiera entiendo que pude verle a este sujeto, pero está muy equivocado si cree que soy igual a las mujerzuelas con las que está acostumbrado a relacionarse. En fin, estoy delante de él queriendo cruzarle la cara con una cachetada mientras hierve mi sangre solo de recordar cada palabra que me repitió, incluso intento no flaquear al sentir como me aprisionan sus brazos, hasta que reacciono rompiendo el breve silencio entre los dos. –¡Suéltame imbécil! ¿Cómo te atreves a ponerme un dedo encima? –l