Maite no le dio tanta importancia pues pensó que el hombre se avergonzaba de tener que visitar a su madre en prisión. Al segundo siguiente que salió de la sala de visitas olvidó ese tema, más cuando la encerraron nuevamente tras las rejas. Una vez sola se tiró sobre la cama y con los ojos llenos de lágrimas cuestionaba. Emma había sido su amiga por tantos años, ella jamás imaginó que le hiciera aquello. Si tan solo hubiera sabido, si tan solo Emma le hubiera dicho que el hombre que amaba era Marcos, ella jamás lo hubiera aceptado en su vida. Perdida en sus pensamientos estaba cuando escuchó que las rejas se abrieron, miro a la mujer de cicatrices acercarse y seguido seco las lágrimas que habían mojado sus mejillas y se sentó. —No lo merece—, dijo la mujer tratando de consolar a Maite, per