—No se de que hablas Maite —No sigas negando más, ya descubrí tu careta. Emma soltó una risita —Esta bien, como quieras. Si, yo lo hice—, dijo sin arrugar el rostro, la mujer sonreía como si lo que ocurrió hubiera sido un chiste —Yo pagué al estríper para que se acueste contigo, también grabé el video, lástima que llegó la vieja metiche de Elisa y lo arruinó todo, por eso tuve que golpearle hasta que muera pero la vieja a sido bien fuerte, mírala, sigue respirando cuando debería estar muerta y enterrada. Cada palabra que Emma soltaba, caían como cuchillas afiladas en el corazón de Maite, soltando un suspiro, está última cuestionó —¿Por qué lo hiciste?¿por qué me odias tanto? ¿qué te he echo yo? —Todo—, expresó Emma con desprecio —Todos te adoraban en la universidad, tu padre tenía u