En dicho país, Marcos se acercó a su amigo Alfonso quién había llorado por largo rato, pues tener un hijo siempre fue su deseo, más si era con la mujer que quería. El antes nombrado miró con asombro a su amigo, verlo con los ojos irritados era nuevo para Marcos, este no quiso indagar en los asuntos por los que estaba pasando Alfonso, pues a él tampoco le gustaba que la gente indagará en los suyos, Marcos era un hombre frio, que prefería obtenerse a preguntar ya que era una persona que no le gustaba consolar a un sufrido. —Alfonso, Maite está embarazada, quiero que le hagas la prueba de ADN, quiero saber si el hijo que Maite espera es mío. —¿Cuántos meses tiene? —Dos uno y medio, no se con exactitud. —Debemos esperar a que nazca. —No quiero esperar, si ese niño es mío quiero estar en