Capítulo 6 Que puntería

1230 Words
Irene estaba igual que yo de feliz por mi bebe, ella me apoya y me dijo que sería la mejor tía que podría existir, que a mi hijo no le haría falta un padre porque tendría una madre que valdría por los dos, y una tía que ya lo quería, no pude contenerme y empecé a llorar, ella se había convertido en alguien importante en todo este tiempo que tenemos conociéndonos y el saber que me daba su apoyo a sido lo mejor. En mi trabajo todo marcha normal, no me dijeron nada por mi embarazo ya que tengo unos cuantos años allí, si hubo rumores por eso, ya que la mayoría sabían que yo no me había casado y que de hecho Rafael tenía la entrada prohibida, por eso muchos se preguntaba ¿Quién es el padre? Y eso mismo me preguntaba yo. Ya hace dos meses que supe de la existencia de mi bebe, lo que quiere decir que tengo 3 meses, mañana me toca una nueva consulta y me harán otra ecografía, para saber cómo está mi hijo o hija. Ya me encontraba en el consultorio y mis nervios estaban al máximo, quería saber si mi bebe está bien, después de pesarme, y darme cuenta que tenía dos kilos de más, me acosté en la dichosa camilla, esta vez la doctora aplicó un gel en mi vientre que ya se estaba sintiendo un poco abultado. El gel estaba frío, pero no me importo, luego paso un aparato por encima de mi barriga y empezó a aparecer imagen borrosa en la pantalla. -¡Oh, Dios! Escucho que dice la doctora Dayana, mi corazón se aceleró, ¿Qué pasa con mi bebe? -¿hay algo malo? Pregunto con el corazón colgando en un hilo. -no es nada malo cariño, es solo que..... -¿Qué pasa? Dígame de una vez.... por favor. -es solo que no es sólo un bebé, aquí hay 2! -¿Dos?-  Digo con mis ojos abiertos de par en par. -sí, ¡observa aquí! Dice y apunta con su dedo un lugar en la pantalla- aquí se puede ver un corazoncito. Y en efecto hay había una costa diminuta que se podía apreciar como palpitaba, fue inevitable que mis ojos se llenarán de lágrimas- -y aquí- volvió a señalar otro lugar de la pantalla esta tu otro bebé.-  Y hay si no puede aguantar más y empecé a llorar. -tranquila cariño, los dos bebé están bien, no tienes porqué llorar. - me dijo, pero ¿Cómo le explico que lloro porque mis hijos no tienen padre? Y que ni siquiera sé cómo se llama. -¿voy a tener dos hijos? Volví a preguntar, no podía creer que sería madre de dos bebes. -sí, Araziel, tendrás dos hijos, aún es muy pronto para saber el sexo, pero te puedo decir que están sanos, tienen buen tamaño para el tiempo de gestación y sus corazones laten a un ritmo adecuado. Después de la consulta, salí aún algo sorprendida, llegue a mi trabajo ya que apenas eran las 11 de la mañana, pero mi mente no dejaba de procesar la idea de que sería madre de dos bebes. ¿Y ahora como iba a hacer para cría a dos niños yo sola? Y ¿Si no era buena madre? Y ¿Si no soy capaz de traerlos al mundo? ¡Maldición! Debo de dejar de pensar en cosas negativas eso no era bueno para estos seres que crecían dentro de mí. Salí del trabajo y mi ánimo estaba peor, me empecé a preocupar y hacerme un monto de preguntas más, entre al apartamento y ya Irene estaba allí, me esperaba con una sonrisa que al verme borró de inmediato y corrió a donde yo me encontraba. -¿dime que va mal? ¿Cómo está mi sobrino? ¿Qué te dijeron en la consulta? Dijo está tomándome por lo hombros y sacudiéndome. Ella sabía que yo iría a consulta. Levante mi rostro y ya lágrimas rodaban por mis mejillas. -¡oh, por Dios! ¿Paso algo a mi sobrino? Dijo soltándome y llevando sus manos al rostro para empezar a llorar. Sentí pena por ella, estaba sacando suposiciones erradas. - No...No, no es eso- Dije en un susurro. -entonces habla mujer, por lo que más quieras, dime antes de que me vuelva loca.- me tomo de la mano y se sentó conmigo en el sofá. - ¿Y bien? Dijo esperando que yo dijera algo. - son dos- dije ella me miro sin entender- Irene son dos, ¡voy a tener dos hijos! - dije -¿Qué? Dijo y luego se levantó del sofá llevo sus manos a la cabeza mientras caminaba de un lado a otro. De pronto se detuvo y se me quedó mirando. -¡VOY A SER DOBLEMENTE TÍA! Grito y empezó a dar saltos por toda la casa, mientras sonreía, y cantaba "voy a ser tía, voy a ser tía" -Irene- dije pero ella no me escuchaba- Irene- volvía intentar pero era lo mismo- IRENE - grité y hay si se detuvo de su gran efusividad, y corrió hasta mí. -¿te sientes bien? ¿Qué tienes? Pregunto. -no es nada, es solo que te llamaba y no me prestadas atención- dije. -ah - dijo, y después me abrazo- felicidades Ara, será madre de dos angelitos. Dijo. -no Irene, en estos momento no me siento feliz. - dije y volví a bajar mi rostro y mirar mis manos nerviosa que estaba sobre mis piernas mientras se retórica la una a la otra. Ella colocó una mano debajo de mi mentón y levanto mi cara para que la mirara. -¿Que pasa Ara? ¿Por qué estas así? -¿es que no vez? Tener un hijo era pasable, con mi trabajo podía mantener a uno, pero dos, Irene ¿Dos? -no veo lo malo, será doble alegría, doble amor. Si un hijo es una bendición, dos en un milagro. Dijo. -no claro que no, es doble responsabilidad, dobles gasto, dobles pañales, doble comida, doble ropa, ¡doble todo! y mi sueldo no alcanzará para mantenerlo- justifique levantándome del sofá y dirigiéndome a la cocina, necesitaba un vaso con agua. -te entiendo Ara, pero sabes que cuentas conmigo, yo te ayudaré. Pero pienso que deberías buscar al padre. -¡No! Dije inmediatamente - además ¿cómo haría eso Irene? ¿Cómo lo hago si ni siquiera se su maldito nombre? Además no es como que ponga un anuncio en el periódico que diga "chica que deja plantado su novio en la iglesia, busca desconocido que la rescató del parque, le hizo el amor y ahora va a ser padre" y no sólo de uno sino de dos" mencione en un tono toda sarcástica. -claro que no, pero tienes 6 meses para buscarlo, yo te ayudaré. Empezaremos a buscar de barrio en barrio, de urbanización en urbanización, o si no de casa en casa hasta que lo encontremos. Y hay si te parará frente a él y le dirás "valla puntería que tienes, una sola vez y me haces dos muchachos". No puede evitarlo y empecé a reír, vaya bipolar que estaba, primero lloraba y después reía. Irene era una loca, pero me apoyaba y siempre hacia que no me derrumbara, ella fue una gran ayuda y me dejo llorar en su hombro cuando más necesite después de haber dejado mi casa, mi familia y al supuesto hombre que amaba. Me fui a mi habitación después de charlar un rato con Irene, me acosté y lleve una mano a mi vientre, mientras lo acariciaba, y pedía perdón a mis hijos por no haber aceptado la noticia con buen agrado, y le prometía que trataría de ser la mejor madre para ellos o ellas, y que lucharía por salir adelante los tres juntos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD