Es tarde cuando avanzo por el vestíbulo y subo al elevador. Esta mañana el despertador no sonó, la cafetera derramó mi café y llegué tarde a la parada del autobús. Sí, había sido una mañana de mierda y apenas estaba iniciando. El elevador se detiene en mi piso y las puertas se abren. Salgo de prisa, casi todos mis compañeros están en sus puestos y apenas les saludo con prisa. Ajusto la falda de mi vestido color verde mientras me acerco a mi escritorio. Miro hacia el interior de la oficina para cerciorarme de que Dylan no ha llegado y cuando veo la silla vacía, respiro aliviada. Me dejo caer en mi silla y suelto un suspiro. —¡Florencia! —Maldigo en silencio cuando Dylan aparece desde el pasillo a la sala de juntas y no parece feliz. —Pensé que habías dicho que todo estaba listo para la r