Desperté por unas caricias en mi cabello. Abrí los ojos acostumbrándome a la luz para ver quién era. -Buenos días mi pequeña- dijo mi padre sentado a mi lado mientras acariciaba mi cabello -¿Cómo te sientes?- preguntó con una ligera sonrisa en su rostro. -Un poco mejor- dije tallando mis ojos. -Lamento no haber estado anoche- comentó algo triste y yo enseguida lo miré sonriendo un poco. -No te preocupes papá, está bien- dije tratando de que no se sintiera mal, ya que sé que tiene otras cosas que hacer. -¿Con qué te mordió una serpiente?- dijo haciendo un baile con sus cejas y yo sonreí rodando los ojos. -Si, ni me di cuenta cuando me mordió- dije sincera y este río ligeramente. -Mi pequeña valiente- dijo besando mi cabeza -¿A qué parte fuiste ayer?- preguntó acomodándose a mi lado.