Despierto con un dolor punzante en la espalda, que se irradia desde el centro de mi torso. Todo en mi mente es un caos, cubierto por una neblina espesa. El dolor es lo único que me ancla a la realidad, y cada intento de moverme solo lo empeora, clavándose en mi cuerpo como una hoja afilada. Abro los ojos, y lo primero que noto es que no estoy en mi casa. "¿Qué demonios...?" Intento incorporarme, pero una punzada brutal me corta el aliento. Estoy en una cama que no reconozco, rodeado de paredes y muebles que me son completamente ajenos. Las sábanas frías bajo mis manos me hacen sentir aún más perdido. No sé cómo llegué aquí. El pánico se apodera de mí, acelerando mi respiración. ¿Dónde demonios estoy? De repente, siento algo cerca de mi pierna. —¿Qué demonios...? Me giro con esfuerzo, y