Capítulo dos
—Bianca el señor Cooper quiere verte —dice Claudia acercándose a mi escritorio.
—en seguida voy —no tenía mucho que hacer así que no demore en ir.
Se supone que soy su secretaria ¿porque le dice a Claudia que necesita verme? ¿No puede solo decírmelo y ya?
—me necesitaba señor —me pare frente a él.
—así es Bianca, mañana tendremos una reunión importante con los ejecutivos y luego viajaremos a Londres a cerrar un negocio, por ser mi secretaria me vas a acompañar además eres muy buena en tu trabajo —dijo tomándome por sorpresa.
—pero señor… mi madre esta enferma y no puedo dejarla sola —dije excusándome.
—lo sé, pero solo estaremos fuera 3 días, volverás antes de su cita médica, busca alguien que la cuide mientras te ausentado, esa reunión también es muy importante y no puedo dejarte aquí en Panamá cuando te necesito haya —pone las manos en el escritorio.
—veré quien puede hacerme la asistencia —digo algo inquieta porque no viajo por esa misma razón, no me gusta dejar a mi abuela sola.
Odio viajar sin mi abuela, es como mi madre, ella fue quien me crío con mucho cariño, la llamo madre porque realmente es una madre para mi y nunca falto a una cita médica de ella ni a sus quimioterapia, soy su acompañante hasta cuando va al mercado.
Salí de la oficina y prepare todo para la reunión de mañana temprano y para el viaje, estaríamos 3 días fuera así que me puse a arreglar los documentos en su orden mientras imprimía lo que nos llevaríamos, fui a la sala de reuniones y prepare el tablero, guarde las carpetas en mi escritorio, media hora antes de irme pase por la oficina del jefe para que dejara su firma en los documentos.
—esta todo listo para mañana señor —dije entregándole los documentos para que firmará.
—perfecto, el tablero puedes arreglarlo maña… —no lo deje terminar.
—ya lo hice —levantó su mirada de los papeles y me miró sorprendido.
—vez porque razón debo llevarte conmigo —sonrió.
—comprendo, la reunión es a las 7:30 am, los ejecutivos deberán llegar antes, a esa hora empieza la reunión —dije poniéndole el sello mientras el firmaba.
—estaré antes ¿terminaste todo? —pregunto sin levantar la mirada.
—si señor, esto es lo último del día —dije guardando los documentos en las carpetas.
—recuerda que estaremos 3 días fuera, ya compre los boletos de avión —se gira hacia atrás en su silla y abrió una gaveta de su escritorio sacando unos papeles.
—si me di cuenta, los iba a comprar cuando me salió que ya estaban solicitados
—lo siento, no tenía nada que hacer a parte de revisar documentos para firmar —negué.
—ese es mi trabajo señor, sino porque tendría a una secretaria.
—lo siento Bianca, pero sabes que me aburro fácilmente.
—lo sé, pero si lo sigue haciendo pueden despedirme.
—no te van a despedir, olvidas que yo soy el jefe —dice con orgullos y me entrega el resto de los documentos —es más divertido firmar y revisar los documentos cuando habla con alguien y una taza de café.
—puede ponerlo a prueba.
—ya lo he hecho, porque crees que te llamo a veces para que tomes café conmigo —confiesa y se ríe —creo que es todo, puedes irte a casa.
—pero si falta media hora todavía señor —últimamente me mandan temprano a casa.
—ya acabaste y mañana hay reunión, además debes ver quien puede cuidar a tu madre en tu ausencia de 3 días —se acomodo en su silla y arreglo su corbata.
—así es señor, muchas gracias —le dedico una sonrisa de boca cerrada.
—puedes decirme Fernando, llevas años trabajando para mí y cada vez que me llamas señor me siento aún más viejo.
—lo siento señor… digo Fernando —me puse un poco nerviosa porque normalmente me dirijo a las personas así por respeto.
—solo te llevo 8 años Bianca —hice levantándose de su silla y yo corro a ayudarle con su saco.
—pero es mi jefe no mi compañero de trabajo —digo parándome en frente para ayudarle a acomodarse el saco.
—soy tu compañero de trabajo, trabajamos juntos Bianca —sonrió.
—yo trabajo para usted no con usted —dije agarrando los documentos nuevamente.
—¿usted? ¡Me siento viejo! —hizo una mueca.
—eres viejo hermanito —dice el señor Luis entrando a la oficina.
—tengo 33 años Luis no soy viejo aún —se pone serio y mira a su hermano.
—bienvenido señor Luis —sonrió y asiento levemente —los dejo solos —les dedico una sonrisa de boca cerrada a ambos y me doy la vuelta para irme.
—gracias Bianca.
—nos vemos mañana —dice el señor Fernando y cierro la puerta para dejar los documentos firmados listos y recoger mis cosas.
******
Llegó a casa y encuentro las luces apagadas, solo están apagadas cuando no hay nadie, pero Dennis no me dijo nada de que saldrían, mamá no apaga las luces y eso me preocupa.
—¡Mamá llegué! —no hay respuesta.
Puse mi cartera en el sillón y fui a la cocina, no hay nadie, en la sala tampoco.
—¡Mamá! —grite caminando a su habitación —¡Mamá!.
—qué ocurre —dice saliendo de su habitación con una mano en su cabeza —porque los gritos.
—me asustas te —la abrace y bese su frente.
—¿porque estas agitada? —pregunta encendiendo la luz.
—pues porque todo estaba apagado y pensé que te había ocurrido algo, normalmente llego y las luces están encendidas —pone una cara de ternura y me abraza.
—lo siento hija —acaricia mi cabello —estaba cansada y me acosté a dormir.
—perdón por levantarte, haré la cena —agarró mi celular y le escribo a Amalia para que venga.
—no es necesario, Dennis la preparo antes de irse —se sentó en el sillón.
—se fue tarde… ¿te sentías mal? —ella negó.
—solo estaba cansada.
Minutos después llegó Amalia y cenamos las 3, les comenté de mi viaje con el jefe y Amalia dijo que se quedaría en casa con mi madre para que estuviera más tranquila, no se lo podía pedir a Dennis la joven que cuida a mi madre porque ella estudia y se que no lo aceptaría aunque solo serían 3 días.
—gracias amiga.
—para eso estamos linda —me aprieta el hombro.
—estaremos bien —dice mi madre.
—así es señora Sabrina —Amalia la abraza —es como tener dos madres —confiesa y yo sonrió y me les uno al abrazo.
Mi madre se fue a ver la TV mientras yo fregaba y Amalia me veía desde la mesa del comedor.
—¿Adrián lo sabe?.
¡Oh dios! Había olvidado a Adrián, no estoy molesta con el por no decirme que ocurría, pero no le había escrito desde el almuerzo y el tampoco, tal vez este enojado o muy ocupado, será mejor que no lo moleste.
—olvidé decirle —puse el último plato en su lugar y me gire a ella secando mis manos.
—ay Bianca —puso una mano en su cara y negó —¿como puedes olvidarte de tu novio?
Me encojo de hombros y rió.
—no lo sé, estaba ocupada y el tampoco me ha escrito —confieso sentando e a la mesa con ella.
—¿ocurrió algo? —suspiré y la mire, ella estaba esperando mi respuesta.
—hoy en el almuerzo una chica se acerco y lo saludo, se puso muy nervioso y cambió de actitud, dijo que era una amiga del colegio, pero no entiendo porque se puso así, cuando ella se fue le pregunte y dijo que no era nada he incluso me cambiaba el tema, después que me fui no le escribí porque estaba ocupada, pero el tampoco lo hizo —dije revisando mi celular.
—es extraño, pero seguro estaba igual que tu —asentí.
—si, lo pensé —aún así le envié un mensaje.
—¿te vas muy temprano? —pregunto.
—tengo una reunión a las 7:30 y el vuelo sale a las 10, pero estaré en la empresa antes de la reunión, debo preparar todo.
—te puedo ayudar con tu maleta —asiento.
—claro, supongo será un viaje pesado —no tengo ningún mensaje de Adrián ni llamada así que me tranquilizó.
—podría llevarte, pero tengo que traer mi ropa para esos 3 días quedarme aquí, será divertido.
—no lo dudo.
******
Llegue temprano a la empresa, Amalia se quedó en casa con mi madre y llamé a Dennis para informarle que solo debe ir cuando Amalia esta en el trabajo. Entre a la oficina de reuniones y prepare todo, en cada puesto puse los documentos para la reunión, mis maletas ya estaban listas y tuve que llevarlas al trabajo, fui con un vestido gris largo que llegaba a mis rodillas y un bléiser rojo al igual que los tacones, me dejé el cabello lacio que me queda un poco más debajo de los hombros. Cuando llego el señor Fernando yo ya estaba en la empresa terminando de arreglar las cosas, el paso a su oficina cuando yo iba saliendo.
—Bianca… tu no duermes he —sonreí.
—buenos días señor Cooper… digo Fernando —sonrió y negó con la cabeza.
—buenos días, lista para el viaje.
—más que lista.
15 minutos más y empieza la reunión, empezaron a llegar los ejecutivos, la sala ya estaba llena y fui por el director de la empresa, el jefe.
—señor Fernando, la sala está llena esperando su presencia —digo mostrándole la lista y entregándole la carpeta.
—muy bien Bianca —tomo la carpeta y se levanto, fui por su saco y lo ayude.
—ahora a cerrar ese contrato —sonrió y asintió, nos dirigimos a la sala de reuniones listos para convencer a los ejecutivos de cerrar contrato con nuestra empresa.
—me gusta Más el Señor Fernando que Cooper, se que es mi apellido, pero cuando lo id es así me siento viejo —íbamos riendo a la sala.
Claudia me quiño el ojo y sonrió, a pesar de no ser las mejores amigas y ser muy distintas, Claudia es una buena chica, lleva menos tiempo que yo, pero es buena y siempre nos deseamos suerte, se que ese quiño me decía “buena suerte” pero sin palabras.
Entramos y el señor Fernando empezó a hablar, yo lo apoyaba de vez en cuando a explicar los documentos y a dar los detalles, también con las imágenes o cuando querían agua o café. Era primera vez que compartía una reunión entera con el señor Fernando y vaya que se deleita hablando de lo que hace es su empresa, pensé que se aburría ahí, pero veo que le gusta estar ocupado al igual que yo y poder sentirse que es funcional en las cosas.
Adrián
Pasó todo el día de ayer y Bianca no me envió un solo mensaje después del almuerzo ni siquiera de buenas noches, temprano tendré una reunión, no sé con quien ni de qué, pero el jefe de asignó con Margarita para que aprendiera más acerca de la empresa, llegando me doy cuenta que la reunión será en la empresa donde trabaja Bianca y no puedo evitar emocionarme porque la veré y podremos arreglar lo que sea que ocurrió ayer porque se que noto claramente mi actitud con Laura, Bianca me conoce tan bien, llegamos y esperamos en la sala, una chica nos mandó a una sala y entramos, ya estaban los demás, pero no veía a Bianca y pensé, tal vez esta ocupada con algo y no estaba en su puesto, el director aún no llega y ya van a ser las 7:30.
La puerta se abre y entra Bianca riendo y detrás suyo el presidente, que bien que la pasa en el trabajo, mi mandíbula se tensa y mi expresión es seria, ella aún no ha notado mi presencia, cuando el presidente empieza a hablar y a explicar ella empezó a reparar a los que estábamos presente y entonces me vio, no se veía sorprendida, solo me miró y siguió reparando los demás, no podía quitar mi mirada de ella, se veía tan hermosa, trate de concentrarme en lo que decía el director y luego veo que ella también participa.
Acabo la reunión y convenció de firmar el contrato con explicar los detalles de la inversión que haríamos, ahora seríamos socios y compraríamos su productos, para ella fue tan fácil y yo apenas estoy en proceso de aprendizaje por lo que no pude decir mucho hasta que dijo que si habían preguntas las hiciéramos, sin consultar con Margarita empecé a cuestionar, pero ella se puso en pie derecha como si yo fuera su competencia, nunca la había visto trabajando y vaya que es buena en lo que hace, se dirigió al tablero y me explicó con gráficas.
—hacen un gran equipo, ya estoy más que convencido de ser socio que antes —confiesa uno.
—verdad que si —mira a Bianca quién sonríe —es mi secretaria, es la que mejor ha trabajado en el puesto.
—felicidades a los dos, ya hemos firmado solo falta la firma de ustedes —Bianca se levanta y pasa por los asientos recogiendo los documentos.
—¿ustedes? —dije en un susurro.
—es la secretaria del presidente y si, ella tiene la autoridad de firmar por su jefe o de participar en el contrato —me responde Margarita.
Así que tienes la autorización he, como es que mi prometida puede ser mejor que yo, esta en un puesto muy favorable y perfectamente pudo ayudarme cuando le pedí una reunión con el presidente y nunca la consiguió, recuerdo que dure meses pidiéndole ayuda y no lo hizo, a lo mejor ni siquiera se esforzó por hacerlo o quiere ser mejor que yo, pero ni en broma mi futura esposa estará por encima. Salimos de la sala y algunos estrecharon mano con el presidente mientras Bianca se retiraba, la seguí porque necesito hablar con ella.
—¡amor! —ella se gira, pero no deja de caminar, su t*****o se ve tan bien.
—oh Adrián —escuchar eso me dio como un escalofrío porque ella solo me llama así cuando esta enojada o disgustada con algo.
—¿esta todo bien? —llega a un escrito y saca unas maletas para luego irse a una oficina.
Antes que entrará y no poder seguirla la tome del brazo haciendo que me mirara a los ojos, se veía algo apurada.
—no te quitaré mucho tiempo, se que debes trabajar, pero tenemos que hablar.
—esta todo bien, hablaremos luego, tengo apuro —dijo girando se, pero la agarre otra vez.
—si no me escuchas no me iré —ella suspira y se cruza de hombros.
—habla, tienes 5 minutos —la miró sorprendido —el tiempo corre —miró un reloj en su mano.
—Okey, quiero saber que ocurre contigo, no me escribiste después del almuerzo, y hoy vengo y te veo sonriendo a gusta con ese sujeto y ayudado lo a reforzar en la reunión ¿en serio? no quiero que mi futura esposa sea mejor que yo o superior en mi trabajo —sonreí y negué mirando al suelo.
—¿solo vienes aquí a decirme que no puedo superarme ni tener logros en mi trabajo porque tu debes ser mucho mejor que yo si me quiero casar contigo? Tengo mucho trabajo como para prestarte atención ahora y si te escribí solo que tú nunca me respondiste y después de como te pusiste cuando apareció la mujer esa y como me trataste, no me sorprende que te hayas visto con ella y que eso de que solo fue una amiga sea verdad —quedé sorprendido porque no vi ese mensaje, lo única que tenía era cuando le dije que iba en camino al restaurante.
—¿me enviaste un mensaje? —asintió y ahora recuerdo que me vi con Laura después del almuerzo ¡m****a!
—Bianca perderemos el vuelo —esas palabras me devolvieron a la realidad.
¿Vuelo? ¿Se va? ¡m****a! Oh no, no te escapara de mí...
Ella corre a la oficina por las maletas y el director la ayuda junto con las que había sacado antes de detenerla, los seguí y cuando salieron un carro los recogió en la entrada, ni siquiera se voltio a mirarme, le envié un mensaje, iba a ir por mi carro para seguirla al aeropuerto, pero Margarita me detuvo.