Capítulo 3

2575 Words
— ¿Qué hiciste qué? – dijo Freddy sin creerse lo que Morgan había hecho. — Lo que has escuchado. — No veo la parte del plan donde el contrato sea revocado y Domenico te ame – dijo Michelle metiéndose en la conversación – Porque si no entendí mal, todo lo suyo será parte de un contrato. — Así es, de principio a fin. — Entonces… Sus amigos la miraban como si estuviera loca, pues un contrato la somete a una relación en la cual no se vea claro si terminara bien o no. — Miren chicos – suspiro – Domenico no me odia, como dijo Freddy, él aún confía en mí, entiendan que seremos una pareja, podré remediar toda nuestra relación y poder formar una familia con él. — ¿Y estás listo para eso? – dijo Michelle. — Claro que sí, no dejaré que Domenico se vaya de nuevo. Esta vez haré las cosas bien. Morgan estaba decidida a aceptar ese contrato, era la segunda oportunidad que estaba buscando y la aceptaría. Ama a Domenico con toda su alma y quiere recuperarlo. […] — A ver, espérate wey, deja proceso todo – dijo Pablito, hermano de David. – Te ha dicho que sí. — En efecto – dijo Domenico con una sonrisa. — Acepto el contrato – dijo Claire – Es lo importante, tenemos que hacer lo legal nosotros. — Cierto – dijo David – Llamare a Salinas, él nos ayudará a hacer el contrato y que esté listo en un par de semanas. — Me impresiona que haya aceptado – dijo Pablito – Algo me dice que esa vieja te quiere recuperar. Domenico también lo piensa, lo desea, pero una parte de él le dice que no caiga de nuevo. — Pues que no se haga falsas esperanzas, yo solo quiero un bebé y es todo – dice con una sonrisa. — Si claro – susurró Claire con una sonrisita – Entonces ¿será por medio de agencia o vientre rentado? — Desde lo que me dijiste, me gustaría que fuera una parte de mí – dijo Domenico – Quiero un pequeño bebé con mis genes, así que podemos hacerlo legal – la miro – Si aun quieres, claro está. — Claro que quiero, rentar mi vientre para tu bebé – dijo Claire – Será un gran regalo. Lo que Domenico no sabe es que Claire se plantara con Morgan a dejarle las cosas claras y que no sea su vientre el que salga fecundado. — Hagamos esto – dijo Jay – Claire deberá de hacerse estudios para saber que tan fértil es, supongo, además que no todas quedan embarazadas a la primera. — En eso tienes razón – dijo Claire. —Aceleremos el proceso del contrato, boda, casa, buena relación, y vayan a varias agencias, y en ese lapso de tiempo que Claire haga lo suyo. Si la agencia los rechaza ya tienen el útero de Claire y si ella no puede tener bebés, tienen a la agencia. — Buen plan – dijo Domenico – Me agrada – suspiro – Pues comencemos con lo que dijo Jay, contrató, boda y casa. Después continuamos con el resto. Domenico tenía todo en regla, el plan podría salir bien. Aunque, si lo piensa bien, todo eso puede hacer que su relación con Morgan mejore, tal vez ya no para una relación amorosa sino para ser buenos amigos… Solo tal vez… […] Sus amigos habían apresurado el proceso por él, saben bien cuántos años ha pasado su amigo tratando de ser padre, ahora que tiene una mínima esperanza de lograrlo, quieren que todo sea rápido. — Raúl Salinas – estrecho su mano – He estado preparando todo y quiero que veas si está bien todo – le entrego el contrato y el prenupcial. — Perfecto lo revisaré – dijo Domenico comenzando a leer el contrato. David y Raúl comenzaron a platicar ya que ellos son buenos amigos. Raúl lo ha sacado varias veces de prisión. Mientras que Domenico leía con atención cada párrafo, cada renglón, todo tenía que estar en orden ya que esa tarde se vería con Morgan para la firma de todo eso. Cuando terminó, leyó “su relación amorosa será solo un contrato” sintió una punzada en el pecho, no quiere admitirlo aun, pero sigue sintiendo algo por Morgan. Pero si no hace las cosas así, Morgan volverá a dejarlo tirado. — Está todo en orden – dijo Domenico. — Perfecto, entonces comencemos con las firmas – saco un par de contratos más – Este será tuyo, este me lo quedaré yo, este lo tendrá el juez para que todo esté en orden – le sonrió y sacó su lapicero – Firmaré yo, después David como testigo, después tú y al final firmara ella ¿bien? — Está bien. Comenzaron a firmar en cada uno de los contratos, Domenico se quedaría uno donde estaría la firma de Morgan y el que avale todo. — Eso sería todo, llamame cuando Morgan firme el contrato para hacer un par de copias y tener una – suspiro - ¿Tienes alguna duda? — No, todo está perfecto, gracias Raúl. — No hay problema amigo – le sonrió – Cualquier cosa que quieras, pídemela. Me tengo que retirar, debo ir al juzgado – estrecharon sus manos y se fue. — ¿Estás listo para esto? – dijo David. — Lo estoy – dijo Domenico. Una firma y todo comenzaría… ******************** Morgan tenía en sus manos el contrato, había leído cada una de las cláusulas que decía. En cada parte recalcaba que en cuanto tuvieran un bebé, Morgan firmaría el divorcio y se desharía de esa relación, ella no pediría cuentas de nada en absoluto y asumiría su único papel en la relación. Básicamente le decían que solo la usarían y la botaría, lo cual era justo ya que hizo lo mismo con Domenico. Madre por contrato… leyó esas palabras en su mente y sentía que tenía que dar un paso hacia atrás para no seguir con esa farsa. Pero su corazón le decía que podía reconquistar a Domenico. Domenico lo miraba atento, cada una de sus facciones, aún se sigue debatiendo porque le pidió eso al hombre del cual claramente sigue enamorado. Pero ya había firmado, él no podía echar para atrás y rogaba que Morgan no lo hiciera, aunque antes ya lo había defraudado. Espera mucho de su parte. En cuanto tomó el bolígrafo en sus manos, miró la firma de Domenico, del abogado y del testigo, soltó un pequeño suspiro y firmó. No hay vuelta atrás. Es madre por contrato. — Ya está – dijo Morgan dejando el bolígrafo sobre el contrato. Domenico lo tomó y revisó que su firma estuviera en el lugar indicado. — No pusiste nada en la cifra del dinero – dijo Domenico. — No quiero tu dinero Domenico, no me hace falta eso – lo miro – Como tú mismo lo dijiste, te lo debo y es hora de que haga las cosas bien. — Está bien – susurro y guardó el contrato – Entonces hablemos de lo que viene ahora. — Quiero hacerme cargo de la casa, tengo un par de propiedades dignas para esto, podemos ir a verlas y tú decides cual te gusta más – sugirió Morgan – Tómalo como una tregua, vamos a ser esposos – le sonrió. Domenico trago saliva, jamás creyó escuchar esas palabras saliendo de Morgan Benner, sabe que esa relación no será real, pero no puede evitar no emocionarse. — Está bien – le sonrió – Te haces cargo de la casa y yo de la boda. — Solo quiero que el pastel sea de chocolate y que pueda elegir el vestido – sonrió mirándolo. — Está bien. Mira, hablando del tema importante – suspiró – En dado caso que las agencias de adopción no nos acepten, tengo un plan B que ya está en marcha. — ¿Cuál es? — Claire ya comenzó a hacerse estudios para saber si es fértil y todo ese rollo, en caso de que si lo sea vamos a proceder con ella. Morgan lo miró, suspiró y lo miró. — ¿Qué pasa con la adopción? — A eso voy, si Claire no queda embarazada tenemos la opción de adoptar y si no podemos adoptar tenemos a Claire. Habló con Claire la noche anterior, casi llegó a su casa amenazandola de muerte en que si lastimaba a su amigo la mataría y la cortaría en pedacitos. Sabe que si se haría los estudios, pero le dijo que ella se los hiciera también y se lo ofreciera a Domenico, ser ella quien tenga a sus bebés. Pero no debe decir nada hasta después de la boda y cuando ella ya tenga sus estudios clínicos de fertilidad. — Me parece bien todo, pero ¿ya pensaste en sí las dos llegaran a resultar efectivas? O sea, pongamos un ejemplo, metemos papeles en varias agencias y esperamos a que nos den una respuesta, y digamos que tenemos punto bueno para una y podemos adoptar, ahora imagina que Claire sale embarazada, tendríamos los dos en curso. ¿Los tomarás? Domenico no había pensado en ello, aunque sonara muy bueno que en ambas cosas todo saliera bien, no se había puesto a pensar en ello… aunque, dos bebés, no suena tan mal. — La verdad no me había puesto a pensar en ellos, pero digo, yo crecí solo hasta que encontré a Warren. Así que me gustaría que mi hijo tuviera hermanos, digo tal vez no tan pronto, pero supongamos que todo eso sucede al mismo tiempo, yo con gusto estaré dispuesto a criar a dos bebés. No importa eso. Morgan le sonrió, en verdad le encantaba mucho ese hombre y la idea de verlo convertirse en padre la emocionaba mucho. — Perfecto, pues a partir de ahora soy toda tuya – Morgan sintió un ligero sonrojo al decirlo – Vayamos a otro punto. — Dime. — Casa. Te llevaré a ellas ahora. — ¿Ahora? – dijo Domenico. — Levanta el culo – dijo Morgan con una sonrisa – Te llevaré a un lugar. — Como digas – le sonrió y se levantó. Los dos subieron a su auto deportivo. Morgan condujo hasta una de las mejores residencias fuera de la ciudad, Domenico no entendía que hacían ahí, no le parecía un ambiente al que iría, pero no dijo nada. Se detuvo frente a una casa de dos pisos, la fachada era muy bonita, los dos bajaron del auto y la miraron. Lo mejor de todo estaba muy alejada de los vecinos. Seguía siendo parte de la zona residencial, pero muy lejana. — ¿Qué te parece? – sonrió Morgan. — Es muy grande, la fachada es linda, pero se le pueden hacer mejoras, no me gusta que el patio esté al descubierto, las entradas de las escaleras se pueden cambiar. “Por algo sigo amando al idiota” pensó Morgan a sus adentros. — Vamos a verla por dentro – sugirió. — Está bien. Al entrar en la casa, Domenico comenzó a verla detenidamente. — ¿Qué te parece? – dijo Morgan. — Me gusta el interior, las alfombras no tanto, la cocina es algo que me fascina si te digo la verdad – le sonrió y Morgan recordó esos momentos donde ellos en su casa pasaban tiempo en la cocina, eran momentos mágicos – El baño de invitados está perfecto, las escaleras, eso se podría cambiar, algo que combinara con los interiores – subieron al segundo piso – Las habitaciones me gustan. Morgan abrió la última puerta, era pequeña la habitación, pero sin duda cuando la vio no dudó un segundo en convertirla en una pequeña oficina. — Dime si este lugar no queda como oficina – sonrió Morgan. — La verdad si, es perfecta para ello – le sonrió y los dos se quedaron mirando un momento. — Pues si quieres mañana llamo al diseñador y hablamos sobre los cambios de la casa – dijo Morgan desviando su vista. — Espera, ¿es tuya? — Si, la compré pensando en… – se callo, compró esa casa para ellos dos en el pasado. – No importa. Pero ¿qué dices? Conozco una diseñadora muy buena. — Está bien, aunque debe ser algo al gusto de los dos ¿no crees? – la miró. — Domenico, tus gustos siempre han sido de mi agrado – le sonrió y salió de esa habitación – Cuando la diseñadora me diga la hora, yo te avisaré y vendremos a decirle de los cambios. — Perfecto. — Entonces ¿Qué faltaría? – preguntó Morgan sentándose en la barra de desayuno – Tú te harás cargo de la boda, la casa ya casi está lista, ¿Qué más? Morgan estaba emocionada, no ocultaba su entusiasmo y eso hacía que Domenico estuviera de mejor humor que los días pasados. — Supongo que podemos ir a comprar los muebles cuando la casa esté lista. — Bien – suspiro – Los anillos, tenemos que ver eso. — Si quieres podemos verlo ahora, es algo rápido – sugirió Domenico. — Pues vamos, sirve que vamos a comer algo, muero de hambre. Al llegar al auto, Morgan sonrió y miró a Domenico, le lanzó las llaves y le dijo que condujera. Tantos recuerdos que le traía todo eso. Tal vez no eran la misma pareja de antes pero estaban tomando un mismo ritmo y eso les gustaba. Cuando llegaron a la joyería los dos comenzaron a mirar las argollas de matrimonio, les habían mostrado muchas, pero ninguna era del gusto de los dos, hasta que les sacaron dos argollas, oro blanco y pequeñas piedritas que lo hacían elegante. — Piensas lo mismo que yo ¿verdad? – dijo Domenico al verla. — Son estas – dijo Morgan. — Seran están argollas – dijo Domenico. — Perfecto – dijo la mujer que los estaba tendiendo – Solo déjenme sus nombres y los tendré listos. — Claro – Domenico tomó un papel y apunto sus nombres, Domenico Glin y Morgan Benner – Aquí tiene. — Gracias, pueden dar el 50% en caja y el resto cuando esté listo. — Ya lo cargue a la cuenta de la señorita Benner – dijo otra mujer entregándole la tarjeta a Morgan. — Gracias – dijo Morgan guardando la tarjeta. — Yo pagaré el resto – dijo Domenico. — Está bien – le sonrió. Salieron de la joyería y fueron a una cafetería que estaba justo frente, ordenaron sus comidas y esperaron. — Creo que ya está todo, ¿no? — Supongo que sí, dime ¿Cuándo quieres la boda? Para poder organizarla bien – dijo Domenico, sintiendo como su corazón latía. — Esperemos cuanto se tardaran los arquitectos, para así pensar cuando será la boda. — Está bien. Domenico suspiro y miró a Morgan con una sonrisa, todo le parecía tan irreal, de verdad se casaría con esa mujer. Después de todo, esa promesa de estar juntos podría ser real. Una segunda oportunidad. Pasaron el resto de la comida hablando animadamente, los dos estaban muy cómodos, parecían buenos amigos disfrutando de un agradable momento. Morgan se ofreció a llevar a Domenico a su casa, cuando lo dejo no evitó mirarlo con esa boba sonrisa, Claire tiene razón, sus sentimientos por él aun sigue latiendo fuerte en su corazón y hará las cosas bien para que sea ella quien tenga a sus bebés.
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