Si Quiero No Quererte

Capítulo 2: Si quiero No verlo

Rompí el hielo silencioso que había entre nosotros. Quería saber qué queria decir con eso. Sé que algo malo pasaba. Tenia una astilla clavada en mi corazon que pendia de la respuesta de él. Estaba algo nerviosa pero igual queria saberlo. Qué era eso de "pende de un hilo". Solo con eso decir me vinieron malos pensamientos que los prefiero lejos de mí que cerca. Quiero que mi corazonada siga siendo lo que nunca fue y lo que bueno venga e invada dentro de mí para que haya paz. Pero, eso solo se podia, si sabia su respuesta que tanto lo tenia pegado y agarrado en su boca. Por ende, segui insistiendo.

−¿Cómo?- pregunté. − ¿Qué me ocultas? ¡Dimelo!

−Ven. - empezo a caminar. Por los pasos que daba él esperaba que lo siguiese así fue. Le seguí y él empezó caminar un poco más rapido una vez que sintió que lo alcanzaba.

Después de estar caminando, me llevó hasta su seminario. Sabia que era su seminario porque literal ponia "Seminario de Psicologia".

Abrió la puerta.

−Pasa.-aseñaló con su mano.

Entré de acuerdo lo que él queria y él también lo hizo para luego cerrar la puerta.

−Sientate.-me senté.

−Cuentame. - le exigi.

Él se sentó conmigo. Miró a otro lado pensativo. Sabia que cada vez que miraba a otro lado es porque quería decir algo y no sabía como decir. Intentaba pensar qué decir y cómo y una vez que lo tenia... me miraba con sus ojos, los mismos ojos que me estaban miraban ahora. Inspiro como solia inspirar y tomo el aire y dejó salir el aire suavecito para soltar esas palabras que tanto yo buscaba en él. Esas palabras que dejo en medio

−Allá vamos.

−¿Qué le pasa a Vicente? ¿Esta enfermo? -pregunté preocupada.

−Sí.

Mi corazonada se hizo realidad cuando yo no queria que eso pasara. No entendia por qué llegamos a esto. Él estaba tan bien. Cuando venia a clase. Cuando hacia las clases. Cuando corregia. Él estaba bien. Entonces, ¿qué pasó?

−¿Qué le pasa?

−Tiene Alzheimer. -dijó

−¿Cómo?

−Esta en la segunda fase yendo ya para la tercera fase.-me explicó.− Llegó un momento en la que no reconocia a su hijo que empezó a gritar por miedo. Los vecinos, al tener miedo de los gritos llamaron a la policia. Eso llevó a que le internaran al hospital y...

Él paró de contar cuando me vió llorar. Vicente había sido como un profesor-padre. Era un hombre de 70 años que estaba especializado en los valores, la etica y moral. Sabia como hacer para que tomaramos su materia en serio incluso sabia como crear un vinculo afectivo con nosotros y lo creó. En su clase nos lo pasabamos bien; aprendiamos, reíamos, sudabamos... entre otras cosas. Incluso nos ayudaba con cosas privadas; a mí por ejemplo me ayudó a superar mi problema familiar; a Eduardo le ayudó cuando exigia mucho de sí mismo y terminaba haciendose daño psicologico. Él era perfecto y, esa persona, que todos los profesore respetaban. Era dificil no quererlo y respetar. Lo pasabamos la mar de posible. Entonces, ¿por qué eso tiene que acabarse?

Tan solo de pensar eso, empezé a llorar más fuerte.

—Shhh...Esta bien... Tranquila. Sacalo todo -me intentó calmar ante mis lloros.

Me acercó a él para abrazarme.

—¿Por qué él? -preguntó. —¿Lloras por un profe?

—No es lo mismo. Él nos trataba como si fueramos sus hijos y...

—Tranquila. Al menos tenias respeto por alguien.

Molesta le pellizqué.

—Qué dijiste...-le miré molesta. ¿Qué pensaba él? ¿Que no tenia respeto por nadie?

—Hombre, a mí me decias TÚ... - dijó riendose.

—No es lo mismo.

—¿Por? ¿Cuentame por qué es diferente?

Le volvi a pellizcar. Eso solo le hizo reirse más.

—¿Mejor?-dijó—¿Estas mejor que antes?

Dejé de estar molesta a relajarme y entender la situación; él quería que dejara de estar triste. Realmente no ha cambiado.

Me soltó al conseguir su objetivo.

—Me voy a ir yendo a clase. Bueno a tu clase. Vamos.

—Sí. -solo asentí.....algo triste.

Fuimos yendo para la clase. De camino, me fui limpiando mi cara con un pañuelo que me ofreció anteriormente para limpiar mis lagrimas. En eso, reflexionaba los dias que pasabamos juntos. El que salimos para satisfacernos y, cuando paso eso... yo empezé a sentir por él. Pensé que le había olvidado pero....

Llegamos a clase y me dió un empujoncito.

—Ve a tu sitio-me ordenó.—Empezaremos por elegir la persona delegada.

Asentí y me fui a mi sitio haciendo como si todo hubiera pasado. Que no había pasado.

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Después de las clases, empezé a recoger mis cosas sin tener en cuenta el orden. Capaz habría metido el estuche antes que la libreta y el libro antes que la carpeta. Tenia mucha prisa; solo queria irme. Por ello, expliqué a Anaya y Esteban que estaba ocupada y no podría estar con ellos y tenia que irme. Ellos lo entendieron y solo asintieron. Tampoco esperaba que me entendieran. Solo quería darles una razon.

Una vez recogido, me puse mi bolso en el hombro y me fui sin ni siquiera hablar con nadie ni ver a nadie, sobretodo ni hablar con Liam que se quedó resolviendo las dudas con sus alumnos en privado.

Salí de la clase, luego de la Universidad y me fui a la parada del bus. Allí me esperaba él. Esa persona que siempre me esperaba si llovia, si hacia viento... Él era Ramon. Él estaba estudiando la carrera de Matematicas para ser profesor de mates. Tenia la intencion de cambiar el sistema. Pues segun lo que me había contado es que él cuando iba a la ESO ya lo tenia claro que quería ser profesor. Se había cansado que todos los profesores que se había encontrado eran personas que no se interesaban en dar clase o, daban, pero no sabian. Él quería cambiarlo. Queria ser un profesor que pudiese enseñar mates que los alumnos entendiese sin estar cavilando de un lado a otro, pegandose tortazo en la pared para ver si sabian lo qué el profesor decia y ponerlo en la practica.

−Hola, Ramon- le salude tan solo llegar y ponerme a su lado en la parada del bus. Él notó mi presencia y me buscó con su mirada hasta tocar mis ojos, que al encontrarlo, sonrió.

−Hola, ¿qué tal te fueron las clases, mi amor? - me devolvió mi saludo con su hermosa sonrisa y acompañado con la pregunta de siempre de qué tal me iba. Nunca se olvidaba de preguntar mi dia así que...

−Hola - un saludo fue escuchado por mi oido que decia que había alguien cerca mio.

−H-Hola.-dijó referiendo mirando detras mio. Pude deducir que había alguien detrás mio. Esa persona fue viniendo hacia nosotros. Era facil saber que venia por el simple hecho de que los ojos de Ramon estaban en esa persona y le seguian, dando entender que la persona estaba en movimiento. Por su presencia, por la voz, por el perfume pude entender quién era. Su movimiento se paró delante nosotros y, como predecí y deducí, era Liam. Vino con cara del amigo de toda la vida pero sabia que ahí no acababan las cosas.

Nos miraba sereno mientras, como era normal, él lo miraba confuso. No le conocia. Pero, yo si. Muy.. al fondo. Espero que él no supiese lo hondo que le conozco.. y lo hondo que me conocia y.. mi pecado...

−Hola, ¿te conozco? - preguntó Ramon.

−Ah, sí. Mi nombre es Liam. Soy el profesor de Delayah. - se presentó. Presentación que sobraba. Solo queria que se fuera. Siempre que estaba cerca, era miedo tenia que dijiera algo.

−Emm, ya viene el bus....-interrumpí la reunion.−Vamos, Ramon.

−Eh, esta bien. Nos vemos, profe- a él.−Vamos, mi amor-me dijó mirando. Si tan solo lo hubiera arrastrado esto no hubiera pasado.

Aproveché y, aunque era demasiado tarde, me lo llevé arrastras conmigo en el bus. Suponiendo que Liam no nos seguió es porque no iria en bus.

−¿Él no vendra?-preguntó curioso.

−No, tiene coche...-mierda. La cagué.

−¿Cómo lo sabes?-preguntó. Al parecer, por el tono no parecia dar importancia sino que lo veia como algo más. Era un tono relajado y desinteresado pero a la vez curioso.

−Porque hoy lo dijó.-me inventé una excusa. Era mejor si no supiera nada. No quiero arrastrar mi pasado a mi presente. Ni que sepa qué tipo de persona era yo.

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Era de noche. Por peticion de Ramon habiamos quedado en el mismo bar de siempre. Siempre quedabamos aquí. En realidad nos conocimos aqui y, vimos que teniamos más común entre nosotros que, eramos simples desconocidos, y los demás simples conocidos. En fin, el hipopotamo.

Una presencia paso detras mio y se puso a mi lado. Era obvio, que solo podia ser él.

−Hola, Ramon.-me giré hacia la presencia sin pensarmelo 2 veces.

Pero.. me equivoque... Esa presencia no era ni nada más ni nada menos que Liam. ¿Qué hacia él aqui? Justo en este momento.

−¿Me has stalkeado?-pregunté furiosa. Obviamente estaba furiosa. ¿Cómo no iba estarlo? Primero viene a la parada de bus, suponiendo que tiene coche. ¿A qué? ¿A saludarme? No lo creo.

−He visto a una chica sola en un bar así que pensé, voy acompañarla. - me dijo entre risa burlon.

−Estoy esperando a Ramon. Vendra en cualquier momento.-le dijé con el objetivo que se fuera. Esperé y esperé pero, nada.

Solo pasó una cosa; conseguir una copa de su vino favorito. Tomarlo con sus manos, que tanta nostalgia me traian, y llevarlo a la boca para dar un sorbo. Luego del sorbo, dejo la copa en la barra y volvio su mirada hacia mí con una sonrisa. Yo, en el momento que me miró, yo miré a otro lado esperando que se perdiera con el alcohol.

−¿Me dejas almenos invitarte a una copa?-preguntó con su voz seductora, muy diferente a la que solia usar para hablar en la escuela y con amigos.

Viendo que Ramon no daba señales de vida, y como me aburria, dejé de lado mi rencor y intenté olvidar. En mis años de estudiar psicologia, aprendi que el rencor y el odio no te lleva a ningun lado. Es mejor olvidar y pasar. Las malas intenciones realmente no existen y son fruto de los prejuicios.

−Esta bien. - le respondi- Si pagas.

−Un Xerés para esta hermosa chica.-ordenó sin quitar la mirada de mí, y no sé por que tenia la sensancion de que su mirada estaba clavada en mis labios.

−Ahora mismo, hermano.-respondió el trabajador.

Mientras el barman se tomaba su tiempo en servir la copa, yo aprovechaba para mirar a otro lado y, no saber que me miraba. Aunque, eso no era suficiente porque no lo veia pero sentia que su mirada estaba encima mio.

—Si quiero si verte.-me dijó.

—Si quiero no verte.- respondí.

—Me lo haces muy difícil, Adela.-dijó entre unas silenciosas. Eso me hizo voltear a verle molesta.

—Deja de usar mi juego de palabras.-dijé aún más molesta. Pero, a él le daba igual. Seguia igual de diablillo.

—Agradeceme que no lo hice delante de "tu novio".. Por cierto, ¿la Universidad no prohibe de tener parejas?-dijó en tono burlon. Eso me hizo enojar más.

—¿Qué quieres, Liam?-pregunté desinteresada.—¿Qué te ruegue que no lo digas? o, ¿quiéres que pida clemencia por aquello?

Mis preguntas hizo que el espacio se volviera incomodo para él. Para mí no. Yo ya lo había superado. Al contrario que él que seguia in formando vinculos rotos.

—Aquí tiene su copa.-nos interrumpió el Barman.

Tomé la copa, y sin ni siquiera ponerle atencion, me llevé un sorbo. Él solo me miraba cómo lo hacia.

—Hay cosas que aun me sigues molestando.-lo primero que dijó ante tanto silencio.—Nos volvemos a ver y pensé que, algun modo, lo hablarias conmigo y lo aclararias... pero nada, ¿verdad? ¿No te importa nada?

Así que era eso. Él seguia dolido. Se podría notarlo en su voz , en el tono de su voz y en las palabras que tanto arrastraba para formarlas. Yo no sentia nada. Porque lo que se empezó, se acabó y ya no hay vuelta atrás. Lamentarlo es lo peor que se puede hacer en estas situaciones.

—Eso fue el pasado. Deberias relajarte sino te saldras arrugas.-le intenté relajar.

—Entonces, si es así.. ¿me dejaras emborracharte?

—Te recuerdo que eras tú el que termina emborrachandose antes.

—¿Qué tal si lo comprobamos?-me preguntó.—Si tú ganas, no digo nada a tu novio ni a la escuela.

—¿Y si tú ganas?-pregunté puesto que él solo me miraba en silencio y no decia nada.

—Entonces, ya sabes cómo acaba-dijó.

—Suponiendo que me ganas.-le dijé riendome.

En el pasado, este hombre terminaba K.O. en 2 copas y siempre lo tenia que llevar a casa así que dudo que me gane en pocos años. Además, aprovechando me prometeria su silencio así que, mejor.

—Si quiero si verlo.-me dijó entre una sonrisa que no parecia que había buenas intenciones.

—Si quiero si ganarte.-le respondí. Obviamente iba conseguir ganarle y que todo siguiera como estaba: paz y tranquilo.