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Si Quiero No Quererte

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¿Lo más normal del mundo? De repente estas mirando en un rincon desesperada por encontrar amor y en el otro encuentras y miras de nuevo al rincon. Entonces, ¿por qué me molesto para que Liam, mi profesor, sienta que algo pasa entre nosotros? Encima, ahora que él ha clavado una mirada sobre mí, rehuyo. Tipica de mi.

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Capítulo 1 : No quiero si hacerlo
Porfin se acabaron las vacaciones y... empezaré.... ¡ah, sí! Me llamo Delayah Martínez. Llevo 2 años en la Universidad. Estoy en la facultad de Psicologia. Este es mi 3r año como estudiante. Así que.. toca trabajar duro... --------- Llegué a clase y me senté en el primer lugar, como de costumbre. La misma constumbre que tengo de llegar a clase temprano a clase el primer y el segundo dia.. bueno.. es un tema aparte. Los demás compañeros fueron llegando y sentandose a sus sitios; algunos a quien yo reconocia y ellos a mí, fueron saludandome por iniciativa al igual que yo. No fue hasta más tarde que llegó Anaya y Esteban, mis mejores amigos y los unicos que necesito. Ambos, al llegar a clase, fueron directos hacia mí y tomaron el sitio que había guardado. Dejaron sus cosas en la mesa y empezamos a hablar y estar informados; de su vida, de la mia, todo en general. La olla de grillos se dispersó y el ruido fue decreixendo cuando apareció alguien desconocido y se puso en la mesa del profesor, dejando sus cosas como si no pasara nada. Lo peor es que, por la expresión de todos, nadie le reconocia pero él seguia en lo suyo sin ponernos atencion; dejaba su mochila, sacaba un ordenador y un.. ¿libro de ética y moral? Él dejó de poner atencion en su mochila para ponerla en su laptop y darle como 4 veces viendo si eran los toques mágicos para abrir cualquier puerta y seguia sin notar nuestras mirada de "danos atencion" y "quién eres". −Maldita, tecnologia. - suspiró −Si por mí fuera, volveria a los palos y la piedra. Todos miramos a Eduardo, que era, y siempre fue nuestro delegado primordiar. Él, con todo el valor del mundo, se levantó sin miedo con un rostro firme para dirigirse al hombre. −¿Hola? - preguntó barra dijó para llamar la atención del desconocido. Cosa que se conseguió. Pues al oir la voz de Eduardo, levantó la mirada hacia nosotros, sobretodo él, quien se proclamó el centro de atencion. −¿Quién eres tú? - preguntó curioso y algo confuso. −¿Liam? - se medio presentó o eso intentó. − ¿Como Liam? - me dió su atención volteando la mirada hacia mí − Me refiero... el libro ese es ética y moral. ¿No se supone que Vicente tendría que estar este año? − Es verdad. - Anaya confirmó mis palabras. − Incluso sale en nuestro horario. Él estuvo pensativo hasta que le brillaron los ojos como si hubiera llegado a una conclusión. Dejó lo que tenia en manos y se puso delante de la mesa; estaba con las piernas cruzadas al igual que sus brazos mientras nos miraba con sonrisa. Nosotros solos nos mirabamos esperando que él dijiera algo. −Mi nombre es Liam Villa. − se presentó. − Seré vuestro profesor de ética y moral. − ¿Así como así? - pregunté. − Ah, sí. Los alumnos necesitan razones cosa que no entiendo. Vicente iba a estar aquí pero de repente, surgieron unos asuntos privados y tuvo que dejar la Universidad. Entonces, como yo estaba libre, me llamaron. − ¿Osea que es tu primera clase? Se rió. − En fin. Vamos a hacer clase. Vamos a hacer un debate. - dijó. − Mira, por ser nuevo te digo algo- dijó Esteban vacilon − Primero, se pasa la lista y... − Si quieres paso la lista y a los 5 compañeros tuyos que no han venido, les pongo falta aunque sea retraso. Con solo decir eso nos dejó sin palabras y, a muchos les quitó las ganas de hablar. − Yo no paso lista ni digo cuando se sale y cuando no. Él que no le guste la clase, se levanta y se va. El que quiera su nota por asistencia, se puede ir porque desde luego que no estoy aquí para dar clases a unos crios sino a futuros Psicologos y Psicologas. Solo con esas palabras, todos compartimos algo llamado "sonrisa" y asentimos. ------ Una vez acabado las clases, y mientras Liam recogia, se acordó de algo. − Como Vicente también era vuestro tutor, me toca decirlo a mí. - nos miró. − Luego, haremos elecciones de delegado. Es más fácil si aprovechais y elegiis uno ahora. Total, ¿quién pondra atencion en clase de Rosario? Recogió sus cosas. − Nos vemos. - se fue por la puerta. Nos miramos entre nosotros. − Este tio da miedo y a la vez se la sabe. - dijó Eduardo. − JODEER. TOCA CON ROSARIO. Esa mujer tendria que trabajar en un hospital. Se ahorran anestesia. ------- Estabamos en la clase de Rosario, con efectos de somniferos; ella yacia en sus escritorio corriendo no sé el qué si acabamos de empezar el día del mes y nosotros, seguramente somos la unica clase que en el primer dia, haciamos los deberes. No quiero si hacer esto. Oí muchos reproches mientras estaba concentrada con el ejercicio; a nadie le gustaba estar haciendo eso. − ¿No podias ser como Liam? - reprochó Esteban − ¿Seguro? ¿Quiéres que vaya a saco? - preguntó. − ¿A saco? Si le da igual todo. Ni tiene idea de cómo dar la clase. − Buena - se rió sarcasticamente. − No entiendo. Osea ni pasa lista ni... Vicente tendra 70 años pero ese hombre nos daba vida. Muchos asintieron con un "eso" "no vale". ¿No se acuerdan que Liam no pasa lista? ¿No es lo mejor? − Vicente se ha retirado. - dijó Rosario. − Pero, ¿cómo? - preguntó Sofia. − Unas semanas antes de que empezaran las clases, a Vicente le dió.... - se calló. Rosario, por una vez, supo como no decir nada. Era la profesora que nos mataba con deberes y explicaciones que te hacian dormir y la misma que te pasaba los cotilleos. − Si nos vamos a enterar igual. - dijó Esteban. − Vicente nos dijó que no dijieramos nada. - dijó apenada. Se podia notar en su voz que estaba rota. Se oyó el timbre. Ella se levantó rápidamente, como nunca lo hizo, recogió sus cosas y se fue. Esteban se levantó se golpe. Estaba enojado por la media respuesta que ni era respuesta y golpeó la mesa. − No me hace ni pta gracia. Voy a ir hablar con el director.- dijó Eduardo algo molesto y se fue con gente, que apoyaba su idea de ir a zanjar el tema. − Nosotros también vamos. - dijó Anaya. Esteban asintió menos.. yo.. − Id yendo vosotros. Yo tengo que ir a la biblioteca para un libro. Luego, os alcanzo. − Esta bien. En cualquier caso te pasamos cotilleo luego. --------- Llegué a la biblioteca, buscando un libro, y al encontrar, alguien pusó su mano en el mio que yacia en la estanteria, especificamente en el libro, evitando que yo lo tomara y menos que me fuera. La mano era firme y algo dura. Una mano bien cuidada a pesar de su edad. Una mano familiar. − ¿Qué quiéres, Liam? - me giré hacia él. − Nunca me dijiste que eras estudiante. - me dijó molesto. − Nunca me dijiste que eras profesor. - le respondi. −Ambos sabemos que sí. - me soltó y se apoyó a la estanteria. − ¿Por qué no les dijiste que eres..? −Supongo que nuestro secretito seguira siendo nuestro secretito. - dijó con una sonrisa dibujada en la boca. − ¿Crees que me apetece hablar de eso, ahora? - le dijé molesta. − Por cierto, ¿por qué hay tanto alboroto en el despacho del director? - preguntó. −Por nada. Por lo de Vicente. - dijé mientras tomaba el libro por la que habia venido. −No esta mal. Nuestra clave secreta. - dijó. −Tú querias que viniera, y ahora que vine, me llevaré este libro. − ¿Terminaste el último que te recomende? − Sí. - asentí orgullosa y feliz. Me gustaban los libros que él me recomendaba. Siempre terminaba queriendolos y al terminar, siempre terminaba gustandome. − Eres genial. - me elogió. En eso, me acordé de que él habló sobre Vicente y, conociendolo, seguro omitió alguna información. ¿Cómo no va a saber? Es profesor. Seguro que él sabia algo. Algo seguro. Por ello, aproveché para preguntarle. − Oye, ¿qué le paso a Vicente? - pregunté. −Asuntos personales.- dijó firme. − No me lo trago. O me lo dices, o me enfado... - intenté forzar a escupir la verdad que tanto guardaba. − Aquí no. Ven. Antes de poder seguirle, recibí un mensaje. − Dejalo. Ven. −Espera.- le dijé. A lo mejor era un mensaje importante. Por lo que lleve mis manos en mis bolsillos y saqué mi movil. Él lo tomó y revisó el mensaje. −¿Qué quieres? - dijé intentando quitar mi movil. Bueno, recuperando. −Vamos y hablaremos. - insistió. −Parece que me escondes algo. - molesta −¿Qué te voy a esconder? −Dime tú. −Que Vicente pende de un hilo.- lo soltó. Esas palabras hicieron invadir en nosotros un silencio. Él no sé que pensaba pero yo estaba confundido. ¿Algo le pasó a él?

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