Capítulo X

825 Words

Pero como el licor lleva a hacer pendejadas, me pudo el sentimiento de culpa y sabiendo que estaba a unos cuantos metros de mi casa me escabullí entre la gente cuando se oscureció y tomé la decisión de irlo a ver. Estaba en la entrada de la casa acostado en el chinchorro con la boca reventada llena de sangre. Sintió mis pasos pero no volteó a verme. Agarré una silla y la puse frente a él, me senté y le dije: —¿Qué quieres? ¿Por qué fuiste a la casa? Me obligaste a tomar esa decisión. ¡Eres un endemoniado loco! Qué mal que hayas dañado el sentimiento tan puro que tenía contigo. ¡Tienes problemas graves de violencia! —Seguía sin darme la cara… Entonces me tomé un trago de la botella y fuí directo a la cocina, puse a tibiar un poquito de agua. Busqué alcohol y le vertí media botella, aga

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