Por la noche, cuando regresaba de un paseo por el vecindario, el ama de llaves se acercó y dijo ansiosa. ―Señora, su esposo acaba de llamar y dijo que volvería a cenar esta noche. Thalia estaba atónita, que le importaba a ella si regresaba y además, desde cuando le informaba de su paradero. «¿Qué le paso hoy?» «¿Ella no tiene un teléfono móvil?» «¿Por qué no la llamo directamente a ella?» ¡Hipócrita! Después de pensarlo detenidamente, Thalia llego a esa conclusión. Simplemente, estaba haciéndole creer a todos que tenían un buen matrimonio. ―Bien. ―le contesto, Thalia, mirando los frondosos árboles. ―Supongo que, ya que está tan metido en el papel, tengo que cooperar con él. Más tarde Vivían volvió a llamar a Thalia. ―¿Ya le dijiste? ¿Cuándo volverás? Todos aquí te extrañan. ―Aún n