Él no está enamorado de ella, ¿así que por qué molestarse? Él simplemente no quería darle el gusto. ―Lo deseché. ―dijo con impaciencia. Estaba a punto de seguir, cuando ella lo agarro del brazo, decidida a no dejarlo ir. ―¿Dónde? ―¿Piensas ir a por él? —una mueca de desprecio se formó en sus labios —Lo tiré quizás en algún arbusto, o tal vez al mar, o quizás en algún callejón de la ciudad. Ella no creía sus palabras, no sabía por qué, pero algo le decía que no se había deshecho de él. Finalmente, lo soltó y camino hacia la cama. ―Es muy importante para mí, por favor devuélvemelo. Sé que lo tienes, no pretendas hacerme creer lo contrario. Sus palabras despertaron un sentimiento posesivo en él, fuera las razones que fueran, ahora ella era su esposa y hasta hace unas noches su m