AARÓN
María me había dicho que quería hablar conmigo y le dije que fuéramos al despacho. Una vez allí.
- Tú dirás nana, ¿De qué quieres hablar conmigo? – le pregunte mientras me sentaba en mi silla y ella en la silla que estaba justo enfrente.
- ¿Quiero que me cuentes como diste con Ángela? – dijo en un tono serio y mirándome fijamente a los ojos.
- Me toco llamar a la gente que aún le es fiel a la memoria de papa para que me ayudaran a averiguar quién la tenía – dije bajando la mirada porque sabía que a ella no hacía ninguna gracia que me involucrara con ninguno de ellos.
- Como se te ocurrió llamar a los asesinos que trabajaban para tu padre – me dijo en un tono de reproche.
- Ya sé que no fue lo correcto, pero era la única forma de saber dónde la tenían y salvarla. Después de media horas me llamaron de regreso y me dijeron que la iban a subastar en un burdel de la ciudad hoy en la noche, así que me presente en el lugar como un comprador más para sacarla de allí y eso fue lo que paso – dije mirándola a los ojos, dándome cuenta de que ya no estaba enojada conmigo.
- ¿Le has avisado a Antonio? Porque conociéndolo debe estar que se sube por las paredes, de no saber de ella – me pregunto escapándosele una sonrisa.
- Aún no. Pero ahora mismo lo llamo – dije mientras metía mi mano al bolsillo de mi pantalón para sacar mi teléfono y llamarlo.
Inicio de llamada
- Aarón dime que la has encontrado por favor – me dijo nada más descolgar.
- Puedes estar tranquilo, Ángela se encuentra ahora mismo en mi casa y está perfectamente bien – le dije en un tono tranquilizador.
- No sé cómo agradecerte que la hayas encontrado – me dijo con su voz entrecortada.
- No tienes que agradecerme nada, además, yo soy el que más te tiene que agradecer por siempre ayudarme con mis problemas legales – dije con sinceridad.
- ¿Me la puedes pasar? Me gustaría hablar con ella un momento – me pregunto con un tono de voz que daba la sensación de que estaba ansioso por escuchar su voz.
- Claro que sí. Voy a ver si todavía está despierta y te llamo en cinco minutos para que hables con ella – dije.
- Está bien. Espero tu llamada – lo escuché decir.
Fin de la llamada
ÁNGELA
Ya Consuelo me había traído la ropa y me iba a dar un baño cuando de repente siento unos golpes en la puerta de la habitación.
- Pase – digo en un tono de voz bajo pero audible. Veo como la puerta se abre dejando ver a Aarón entrar.
- Qué bueno que no estés dormida todavía, ya que hay alguien que quiere hablar contigo – dijo serio mirándome a los ojos e introduciendo su mano en el bolsillo del pantalón para sacando su teléfono.
Inicio de llamada
- Tuviste suerte, aún estaba despierta – dijo y permaneció en silencio unos segundos – ahora mismo te la paso – dijo acercándome el teléfono con su mano para que yo lo tomara. Lo agarré con miedo, ya que no sabía quién era la persona que quería hablar conmigo.
- Bu… Bueno – dije tartamudeando.
- Mi amor estás bien – me dijo esa voz que tanto extrañaba y necesitaba escuchar.
- ¡Papa! – dije sin poder creérmelo que fuera él.
- Si hija soy yo. ¿Cómo estás? ¿Te hicieron algo? - me pregunto y poco alterado
- Estoy bien, no me hicieron nada - le dije y escuché un suspiro de alivio.
- Menos mal. No sé qué hubiera hecho si te hubieran hecho algo - dijo.
- Papá, ¿Cuándo vienes por mí? - le pregunte mientras miraba Aarón de reojo.
- Mi amor. Necesito que estés a salvo mientras yo arreglo todo para que no te pase nada malo - dijo y yo sentí su voz llena de miedo.
- ¿Qué es lo que está pasando papa? ¿Por qué dices que necesitas arreglar todo para que no me pase nada? - le pregunte.
- ¿Te acuerdas que te dije que tenía un caso nuevo, y que no quería aceptar? - me pregunto y yo asentí a pesar de que él no podía verme al recordarlo - Pues bien. El caso se trataba de sacar a un narco de la cárcel y como me negué decidieron secuestrarte para presionarme. Cuando les iba a decir que aceptaba me informaron de que ya era demasiado tarde y que te iban a vender. Así que le pedí ayuda a Aarón para encontrarte y este no se lo pensó dos veces para ayudarme- dijo en un tono de voz suave y yo no me lo podía creer.
- No quiero que aceptes sacar a un narco de la cárcel para que a mí no me pase nada - dije en un tono serio.
- No te preocupes porque no voy a aceptar el caso, pero necesito que te quedes con Aarón por un tie... -pero lo interrumpí.
- Papá, yo no voy a quedarme con él - le dije tajante.
- Mi amor, él es el único que te puede mantener a salvo de todos ellos, hasta que yo pueda ir por ti sin ponerte en peligro - dijo y yo sentí como si mi corazón parara de latir, pero al mismo tiempo saber que papa confía en él tanto como para dejarme bajo su protección, me hacía sentir segura.
- Está bien papa. Me quedaré con Aarón, pero tú cuídate mucho, por favor - le pedí en tono de súplica.
- Te prometo que me voy a cuidar y recuerda siempre que eres lo más importante para mí. Te amo hija - me dijo.
- Yo también te amo papa - dije y sentí mis lágrimas queriendo salir.
Fin de la llamada
Tras terminar de hablar con mi padre le devolví el teléfono a Aarón, quien lo guardo en su bolsillo y se daba la vuelta para salir de la habitación.
- Aarón – lo llamé haciendo que se detuviera y se diera la vuelta para mirarme – Gracias por haber ayudado a mi padre a dar conmigo, y por haberme salvado – dije mirándolo a sus ojos azules.
- No tienes nada que agradecer – dijo con su voz firme.
- Sí, si tengo. Porque si tú no hubieras aparecido en ese lugar, no sé lo que hubiera pasado conmigo – dije y no pude evitar acercarme a él para abrazarlo. Cuando lo abracé me di cuenta de que se tensó, pero en menos de dos segundos sentí como sus brazos me rodeaban.
- Creo que deberías descansar. Hoy ha sido un día bastante difícil para ti – me dijo mirándome a los ojos una vez nos habíamos dejado de abrazar.
- Tienes razón – le dije y este se dio la media vuelta dirigiéndose nuevamente hacia la puerta para salir de la habitación – Buenas noches, Aarón – le dije.
- Buenas noches, Ángela – dijo saliendo de la habitación.