3

2273 Words
Me dispongo para disfrutar de mi día libre, y no hay nada como tener la casi en parte sola. Me veo al espejo, si, no tengo remedio, esa chica que estuvo hace unos meses en el rincón de su habitación entre sollozos sola ahora está aquí. Supongo que después de todo debo disfrutar lo que tengo, la vida solo es una. Diviso un poco mi habitación, tiene paredes blancas y algunos cuadros negros con fotografías a la antigua—blanco y n***o—de paisajes y algunas sombras, totalmente de mí gusto. Mi armario al lado izquierdo cerca del baño y mi cama en el centro, con varias almohadas de varios colores y un peluche de gato ya que según Megan debía tener compañía, cosa que ya no creo cierta. Me pongo mi vestido de baño, porque si hay una piscina es para usarla, encima me pongo mi camisa blanca, amo las camisas grandes y estar en casa me permite usarlas con libertad. No hay nadie, por lo que bajo tranquila colocando música a un lado de la piscina para dar una que otra vuelta. Me sumerjo por un tiempo hasta donde mis pulmones me lo permiten y salgo del agua dispuesta a secarme y tomar un poco de mi té. Pero la presencia de alguien detrás de mí me perturba y abro mis ojos sorprendida. Sus ojos se conectan con los míos y logro sentir su sorpresa también. -¿Qué haces aquí?—Hablo enseguida viendo al chico frente a mí con el ceño fruncido. ¿Cómo carajos llego aquí? ¿Cómo me encontró? Será esto posible, ¿Podré ir a la cárcel por haber golpeado a un chico—en mi defensa? Pues sí, eso creo, pero tengo derecho a un abogado. Calma Elaine, él solo está ahí parado, no hay policías ni nada, debo dejar de ver tantas series en Netflix. -No ¿Tú que haces aquí?—Señala con su dedo índice y logro divisar que no lleva camisa, solo una pantaloneta de baño y me es imposible no admirar su cuerpo bien trabajado y ¡Madre Santa! Esos abdominales no son legales. Salgo de mi transe mientras que él sigue con sus cejas alzadas--¡Yo vivo aquí!—Exaltada, así estoy ¿cómo más puedo estar? O cómo debería hablar, este chico me ha puesto nerviosa solo estando frente a mí. Sujeto cada vez más fuerte la toalla, ya saben, precaución. ¿Qué clase de acosador es este? Pero en verdad soy estúpida, es su casa Elaine, calma. Pero parece ser que él no sabía nada de tu existencia y presencia en su casa ¿cómo lo tomará?. -Oh—Parece ensimismado en sus pensamientos y me le quedo viendo ¿y entonces amigo?—Qué casualidad—bufa de repente—Yo también—Esperen ¿qué? -Ya era hora que se conocieran—El general aparece en escena con una sonrisa en el rostro. Esto enserio debería ser una broma, no esperaba encontrármelo tan pronto, tenía la esperanza de seguir escondiéndome continuamente para evitarlo. -Papá—Habla Darién confundido. Pobre chico, niego un par de veces con la cabeza tratando de esconder mi sonrisa.  -Elaine, él es Darién, mi hijo—Sonríe orgulloso y eso en verdad no me lo esperaba. –Jovencito, el llegar tarde anoche merece una excusa—Alza sus cejas dándole un golpe en la espalda que desde mi perspectiva debió doler. El chico solo esboza una sonrisa aun manteniendo su confusión notoria--¡Oh sí!—Lame sus labios dándoles más color y dejándolos húmedo. ¡Control! –Alguien golpeó a Nick, tuve que llevarlo a casa—Junto mis cejas tratando de contener mi curiosidad por su persistente mentira hasta delante de su padre ya que no ha mencionado que ya me conocía y en condiciones peores. Y que claro, yo era la responsable de haber mandado a su amigo a la enfermería. -¿Golpearon a Nick?—Habla sorprendido el general. ¿Qué esos chicos eran de hierro o algo que nadie los podía tocar? –Qué buen gancho el del chico—Asiente con la cabeza tratando de imaginarse la escena—Quién se atreve—Sonríe de repente mientras yo manteniendo mi mirada en el chico “mentiroso”. El me mira de re ojo y sabe lo que estoy pensando, de alguna manera lo hace y veo como intenta esconder y evadir mi mirada. -Sin duda un bárbaro—Susurro entre risas. ¿Esto no podría ser más divertido? ¿Alguna cámara oculta? -Bueno, ésta vez te salvaste—Señala con su dedo—Debo irme pero…conózcanse y no causen problemas—Le deja otra palmada a su hijo en la espalda y se aleja. -Así que soy el matón que los atacó—Posiciono mis brazos debajo de mi pecho con una sonrisa de cómplice en mi rostro. -¿Qué, quieres créditos?—Bufa imitando mi acción. Este chico me va sacar de quicio. Sostiene su mirada sobre la mía y de alguna manera ese azul de sus ojos logra penetrarme buscando en mi interior cada secreto y debilidad que no estoy dispuesta a liberar. -Quizás—Lo miro de la misma manera algo atrevida ladeando mi cabeza. -El entrenador—Aclara su voz—Busca darle una paliza al responsable—Sonríe victorioso ante su confesión esperando una cara tétrica de mi parte que jamás recibe, solo una sonrisa de oreja a oreja. -Dudo mucho que castigue a una chica—Me despojo de la toalla que se encuentra completamente mojada y su mirada enseguida pasa por cada rincón de mi cuerpo, y en verdad me siento observada pero cómo no aceptar una mirada de su parte cuando esos ojos y su perfil logran mover cosas en tu cuerpo. Muevo mi cabeza enseguida tomando la camisa blanca grande que cubre todo mi cuerpo y él vuelve su mirada a mis ojos. ¡Deja de mirarme así! Me alejo de él, porque necesito hacerlo, no puede ser posible que esté viviendo con Darién Miller, esto debe ser una broma de mal gusto. Y para nada, no me agrada ni un poco. -Hey—Grita acercándose—Así que tú eres la pequeña que ha estado merodeando por mi casa. Alzo las cejas, ¿pequeña? –No creo ser un umpalumpa, te veo bien a los ojos—Sonríe entendiendo mi concepto. -Sé bien dónde están tus ojos—Con su dedo hace un ademán hacía mi rostro y luego mi pecho. ¡Pervertido! Capta con mi mirada lo que pienso y suelta una carcajada. –Habla ya… -¿Algún problema?—Respondo siguiendo con la antigua conversación ya que no estoy dispuesta a hablar sobre mi anatomía con él. -¿Qué quieres en realidad? ¿Qué haces aquí?—Y quién se cree él para hacerme esas preguntas, que en algún momento supuse que recibiría de parte de alguien, solo que nunca lo quise o esperé. Porque sé que no hago parte de este lugar como los demás, que llegué de repente siendo huérfana. Suspiro hondo—Soy invitada de tus padres, no te incumbe mi vida—Lo golpeo con mi dedo índice en su pecho desnudo y este solo suelta una sonrisa ladina viendo a su alrededor. Por lo que enseguida me separo de él y me alejo, no estoy dispuesta a seguir con esto y menos con él. -Alto ahí—Me persigue mientras voy subiendo las escaleras dirigiéndome hacia mi habitación. –No he terminado de hablar. –Mi mira directamente y yo trato de entenderlo, pero no, nada. Veo mi puerta medio abierta y no dudo en entrar a mi cueva. -Pues yo sí—Me alejo de él por enésima vez entrando—Permiso—Y de un golpe cierro la puerta alejándome del chico de mis pesadillas. -Por lo menos es educada…a veces supongo—Oigo un susurro del otro lado y como tonta sonrío, este chico es un problema. ** -Ya verás, será divertidísimo, él siempre roba la comida en la cocina, siempre lo veo comiendo brownies y tomando un traguito de leche, esto no será nada ¿verdad Toulouse? –El gato de Megan, una bola de pelos pequeña blanca con algunas manchas negras en su espalda y patitas pareciéndose a unas botas. Se enamoró de los gatos al ver los Aristogatos una noche y rogó por un mes que le dieran un gato con la esperanza que cantara y tocara el piano, pero solo come, duerme y ronronea. ¿Qué esperaban? -¿Qué estás tramando Megan?—Frunzo el ceño tomando un poco de jugo. Esta pequeña se ha desatado con nuevas ideas, estrategias de bromas en las cuales veo que estaré sometida. -Primero, si se está duchando en este instante—Levanta su dedo índice en señal de hacer silencio tratando de escuchar la ducha—Se dará cuenta en pocos segundos que reemplacé su shampoo por crema de afeitar—Suelta una carcajada. —Y después vendrá a comer uno de los brownies que sabrán a comida de gato ¿no crees que soy una genio?--¿De dónde ha salido ésta niña? Abro los ojos antes sus ideas y supongo que su hermano está acostumbrado. Sobo su cabeza un par de veces negando, pero de repente un grito nos sorprende. -¡Megan!—Darién se acerca a la cocina mientras la pequeña disimuladamente disfruta de su merienda con Toulouse en sus piernas. —Pequeño demonio, mira lo que hiciste—Está mojado, empapado obviamente y con espuma blanca cubriendo su cabello n***o y los ojos algo irritados dejando a la vista su despampanante color azul y sus marcados abdominales ya que se encuentra solo con una toalla rodeando su parte baja. ¿Qué no puede cubrirse? -No sé de qué me hablas—La pequeña soba una y otra vez al gato pero logro divisar una sonrisa. ¿Cómo no se me ocurrió a mí? Algo enojado Darién se acerca al tazón lleno de brownies recién hechos y condimentados por Megan, y tal como predijo el chico toma algunos llevándolos a su boca, que por cierto no duran mucho ahí ya que se ve obligado a botarlos en la servilleta. -¡Iuu! Eres un asco Darién—La niña hace una cara de asco mientras yo aún me mantengo sentada viendo la escena, sorprendida y con unas ganas de reírme. -¡Tú también estás envuelta en esto!—Me señala como de costumbre y yo posiciono una de mis manos en mi pecho “dramáticamente” -¿Yo? Te equivocas amigo, no me meto en jueguitos tan sencillos—Río por lo bajo—Pero me alegra que te den tu merecido—Suelto finalmente una carcajada dejando el vaso en el lavaplatos. -Estas me las pagas—Me agarra de repente de la cintura dando uno que otro giro, lo golpeo un par de veces mientras este se dirige a la sala y no sé cuál es su maldito propósito con esto ¿marearme? Bueno, lo está logrando, porque los brownies están regresando a mi garganta. Pero antes que pueda hacer algo de repente cae su toalla dejando a la vista su trasero blanco, qué buen trasero. Mantengo algo de distancia ya que prácticamente me lleva en su hombro y tengo cierta cercanía con esa parte de su cuerpo aunque agradezco estar de este lado. Enseguida me suelta y caigo al suelo. -¡Auch!—Me quejo enseguida sobando mi cabeza mientras este se organiza la toalla y una sonrisa sale de su boca ¿qué le da? Pero todo odio parece desaparecer cuanto desde el suelo mi mirada sube poco a poco de sus piernas a sus abdominales hasta su rostro ¿por qué debe verse también? -Lo tenías merecido enana—Sonríe porque sabe qué estoy pensando lamentablemente y se ve más atractivo así. Rápidamente sube las escaleras antes que pueda hacer algo pero al tiempo ruego porque Megan no haya tenido la vista que yo hace unos segundos. Me percato que solo está jugando con el gato sosteniéndolo de las patas, esta niña es un peligro. –Pensé que el trasero de mi hermano sería más blanco como el de Toulouse—Abro los ojos sorprendida por lo que ha dicho, en efecto mi ruego no ha sido escuchado. Megan solo carga al gato quien claramente trata de escapar—pero sabemos que eso será imposible—pobre animal. ¿Y ahora cómo les explico a sus padres esto? Sobo mi sien un par de veces pensando y negándome a mí misma. ¿Cómo rayos me he metido en esto? Erin pasa a mi lado y lo siento como en cámara lenta, ¿esto podría ser más incómodo?  Pero me mantengo en mi posición con los brazos cruzados, y creo que es por unos minutos ya que Erin me mira extrañamente y logro divisar como Darién se desliza por las escaleras para bajar y sonreírme como si nada. ¿Acaso disfrutó su momento de nudista? Como todo un galán se me acerca mostrando sus ejercitados brazos ya que creo que esa camisa está pequeña, no me mira, sostiene su mirada hacia un lado pero finalmente se acerca a mi oído. -¿Te gustó lo que viste? No me quejaría—Susurra tan cálidamente que logro sentir su aliento tan cerca que un leve escalofríos pasa por mi cuerpo. ¿Qué mierda está haciendo? Será mejor que te detengas ahora.                    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD