—No sé por qué alguien decidiría tener hijos. —Murmuró Valente mientras sostenía al pequeño Tomás en sus brazos, ocultando una sonrisa. —Es decir, son apestosos, lloran todo el día y dependen completamente de ti.
—Exactamente lo que te gusta. —Sonrió Remedios mientras cocinaba una lasaña, él la miró con el ceño fruncido sin comprender a qué se refería. —No pretendas que no, te gusta la idea de que las personas dependan de ti, te sientes en control.
—Bueno no sabía que además de la limpieza te dedicas a ser mi psicóloga personal, Remedios, muchas gracias por tus no requeridas observaciones. —Le respondió con los ojos entrecerrados, la mujer sonrió.
—Pues en realidad tenía pensado hacer mi especialización en el área de psiquiatría, así que por lo que he estudiado, que no ha sido poco, c
