La Persona Equivocada

1384 Words
Jake Masters y Clide Hams han sido rivales de toda la vida. Desde que el joven extranjero carcomeliano llegó a las tierras de Frenchiel, el otro muchacho se obsesionó con él porque era como un reto para sí estar en contra de alguien que a su juicio estaba a su altura de su inteligencia, aunque realmente ese otro muchacho lo superaba, algo que lo sacaba de quicio. Sin embargo, Clide Hams había estado tranquilo últimamente, puesto que no encontraba un aliciente para volver a buscar bronca con ese hombre con el que siempre le gustaba contender, esto hasta que supo de la existencia de Thianya Sparks y de como ella había llegado a la vida de Jake Masters, po lo que se interesó por ella, pero era más bien como un juguete. Sin embargo, él no había calculado el hecho de que la señorita terminara calando hondo en su corazón, pues no sólo fue el haber tenido intimidad con ella, sino que era una mujer inteligente, muy segura de sí misma, y que sabía qué quería y cómo conseguirlo, pero había un impedimento de por medio; Jake Masters. El señor Hams era conocido por no andar con una dama en cada fiesta que asistiría, cambiaba a la acompañante con la que iba a exhibirse aquella noche, a diferencia del señor Masters, que siempre llegaba solo a los eventos, y salía sólo. No obstante, se terminaba rumorando de éste que había estado con una que otra fémina dentro de alguno de los privados del sitio donde se estuviera haciendo cualquier festejo. Sin embargo, ambos caballeros comenzaron a cambiar sus acciones cuando conocieron a Thianya. De una manera u otra, aquella hembra había afectado su visión de las citas clandestinas y de estar con cualquier mujer, mas ella no había dejado su modo de actuar, salvo el día que quiso deprimirse ante la respuesta que hubo recibido de parte de Jake después de los tres días que habían pasado juntos. Clide estaba buscando la manera de estar lo más cerca posible de Thianya, sobre todo después de haber visto los vídeos donde se suponía que ella había tenido un encuentro con el enmascarado que la había marcado como su hembra, pero que al final de cuentas resultó ser el mismo el señor Strong en persona, por lo que a él le quedaba otro problema en el camino por quitar. A Thianya le encantaba pasar tiempo con Clide; con él se sentía ella misma y podía divertirse en sinnúmero de maneras con él. Había empezado a calar hondo en el corazón de ella su forma de ser más allá del simple juego erótico que compartían, pero ella nunca se lo comentó a nadie, ni siquiera a su propia amiga. Y cuando estaba pensando en aquella situación como una posible realidad, se atravesó el hombre enmascarado. Para la señorita Sparks se el haber conocido a Jake Masters se estaba convirtiendo en una serie de vórtices todos sus sentimientos, ya que se sentía empeñada en vengarse de aquel hombre, pero conocer a Clide Hams era una especie de remanso de tranquilidad para ella. Mas el haberse entregado al enmascarado lo había puesto todo de cabeza. Peor fue cuando le pasó por la cabeza creer que con el primer hombre que había conocido en su primera visita a Frenchiel sería su perdición. Renata había notado la ira de brotar de Clide pero prefiero quedarse callada en ese momento, ya que estaban reuniéndose con ese hombre lobo por motivos laborales, por lo que hablar de otro tema en ese instante era un detalle discordante, por lo que optó esperar a estar a solas con su amiga para comentarle sus sospechas. Mientras tanto, el teléfono de ella había sonado, alejándose un poco de Clide y Thianya, quienes estaban más adelante hablando de los nuevos implementos de paisajismo que quería poner a funcionar la decoradora dentro del complejo hotelero del señor Hams. — ¡Es en serio lo que te estoy proponiendo, Clide! Sería espectacular que tuvieras un ala en tu hotel… Digo, si no quieres, prueba con sólo una sección. — No es que sea mala tu idea, Thia, es que es un poco arriesgada, y me gusta, pero no para dedicarle toda una sección. — No te preocupes, Clide… Tu expresión me lo dejó muy en claro, así que puedes estar seguro que no te lo voy a proponer nuevamente. — Sostuvo Thianya escuetamente su palabra. — No te pongas así conmigo, Thiany… — Había pausado Clide cuando vio a Renata aproximándose. — Disculpen, chicos, necesito hablarles. Espero no haber interrumpido su conversación. — Intervino Renata inocentemente. — ¡No es nada, Reni! Si viniste a interrumpir fue porque algo serio pasó. ¿Quién te llamaba? Ver lo indulgente que había sido Thianya con Renata fue algo que Clide le molestó bastante, ya que él realmente estaba interesado por sincerarse en ese momento con la chica en cuestión. — Es que me acaba de hablar uno de los proveedores de nuestras telas, Thia. Él me llamó para comunicarme que le demos unos días más para traer la mercancía que le habíamos pedido, ya que el barco que traía ese pedido se atrasó, pero que le tengamos paciencia. Yo le dije que no había problema de mi parte, pero que debía discutirlo contigo y con nuestro contratante. ¿Qué te parece la situación? Renata se oía realmente apremiada con aquella situación de último minuto, ya que ella tenía muchos deseos de cumplir con Clide en la medida de lo posible, pero aquel suceso era algo que se escapaba de sus manos. — No se preocupen por eso, chicas. Los retrasos y los imprevistos son parte de cualquier proyecto, además estamos dentro del plazo, y en todo caso, ustedes pueden cambiar de suplidor, y aun podemos buscar los elementos que ustedes vayan a usar en cualquier lugar del mundo donde lo encuentren. ¡No tengan pena conmigo, chicas! — Animaba Clide a las socias en la decoración de su complejo hotelero allí en Carcomel. Ambas chicas habían exhalado de alivio al escuchar a aquel hombre decir eso, aunque ellas estaban preguntándose que había pasado, ya que dentro de sus cálculos no había distracciones con las fechas, pero aquel hombre de negocios tenía razón con lo que cualquier imprevisto se podría presentar. Ya era mediodía y tanto Thianya como Renata estaban exhaustas y muertas del hambre, y justo cuando la señorita Pierce pretendía pedirle a su amiga que salieran a comer, ya el señor Hams se le había adelantado. — ¡Sí, vamos! Aunque tengo que consultarlo con mi amiga… — Ya yo escuché, niña, y eres una mujer adulta. ¡Vete con quien quieras! Pero te espero en casa a las ocho de la noche, mira que me desvelo cuando llegas tarde. — Bromeaba Renata. Thianya salió de las instalaciones de construcción del proyecto hotelero de Clide, se dispuso a abordar el auto del mismo, quien fue urgentemente a abrirle la puerta a la dama. Durante el camino al restaurante donde iban a comer Clide no abrió la boca, algo que a Thianya le llamó la atención, aunque decidió respetar el silencio de su amigo. Llegaron al lugar, uno donde servían unos platos de cocina costeña, y Thianya era de buen diente, por lo que no tuvo problemas. Así que desde que entraron, saludaron al chef, que como siempre recibía a Clide Hams cada vez que venía a su restaurante. Después de ser recibidos y dirigidos a su mesa, el caballero se dispuso a ayudarle a sentarse a la dama, luego pidió cada uno lo que le apetecía llevar a su boca. — Thianya… — Se armó por fin el caballero a hablarle a la dama. — Dime, Clide. — Thianya… Yo… Estoy interesado en ti. — Expresó aquel hombre de sopetón. La aludida no encontraba la forma de rechazarlo, aunque debía hacerlo pues ella sabía que por que ella quisiera, no iba a corresponderle como él se merecía. — Clide, corazón… Yo no soy la mejor opción para que te fijes en una mujer si quieres algo sincero con una. Mira mi condición, estoy marcada, además, eres un hombre con las cualidades perfectas para una mujer que quiera formar una buena familia. En cambio, yo no tengo planes de hacer tal cosa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD