Conexión Inexplicable

1238 Words
Nunca una humillación había sido tan grande, ni una derrota tan amarga como la que acababa de experimentar Clide Hams a manos de Thianya Sparks. — ¡Vaya, mujer! Un día como hoy quisiera que no hayas sido tan sincera conmigo. Thianya abrió sus ojos en toda su extensión. — ¿Hubieras preferido una relación de mentiras en vez que te dijera la verdad? — Creo que sí, querida pelinegra. Aunque fue un riesgo de mi parte exponerte mis sentimientos cuando sé que los tuyos le pertenecen a otro hombre, amor. — Contestó derrotado aquel hombre. — Es cierto, eso Clide, pero él tampoco me corresponde, aunque él me recordó el acuerdo que tengo conmigo misma de no recrear una familia con nadie, y mucho menos si es un hombre bueno. Como me dijo el perro ese, un hijo conmigo no sería una buena idea, que si lo pienso mejor, ni Masters ni nadie se merece cargar conmigo por el resto de su vida, ni siquiera el cobarde de Strong. Escuchar el parloteo autodiscriminatorio de Thianya a Clide le consternó tanto que le produjo una rabia instantánea, al punto de querer golpear la mesa, pero se contuvo para no formar un escándalo innecesario en aquel restaurante. Su reacción luego de eso fue secar una lágrima que salía de uno de sus ojos azules, después acaricio su mejilla, haciendo que aquella señorita apoyara su rostro allí y tomara aquella mano con una pequeña de las suyas. El almuerzo fue servido, y como si ninguno había tenido una conversación difícil, y con amplios vestigios de hambre, la dama y el caballero comenzaron a degustar de sus platos y a entablaron otro tema así no más. Una vez Clide había llevado nuevamente a Thianya en las instalaciones de su proyecto, donde estaba Renata esperándola, puesto que habían quedado con otro de los proveedores para reunirse en aquel lugar con el mismo, para luego él salir a una cita que tenía, o al menos eso le había dicho a su invitada a almorzar. Realmente Clide había vuelto al apartaestudio que había alquilado para quedarse en Carcomel mientras edificaba su hotel, o al menos para tener donde hospedarse sin que fuera en un lugar diferente. Allí se dispuso a llamar por videollamada a su eterno rival. — ¡Oh, lacra inmunda! ¿A qué debo el disgusto de tu llamada? — Thianya, pedazo de porquería. — ¿¡Qué le pasó a Thianya!? — Jake se levantó de su silla notablemente afectado. — A ella nada, o sí, le pasó algo, ¡Qué tú la marcaste, idiota! ¡Infeliz cobarde! — Espetó Clide. La primera reacción de Jake fue abrir sus ojos grises hasta más no poder, pero luego explotó en una carcajada irreverente. — ¿De dónde sacaste esa idea tan absurda, Hams? — Desde que vi en un vídeo que tú y el tal Strong son la misma persona. A Jake se le congeló el rostro en el mismo instante que escuchó lo que Clide acababa de decir. No podía creer que ese hombre fuera capaz de saber algo así. Se suponía que ellos no eran nada, no estaban juntos, más andaban cada uno por su lado, y las leyes de cualquier compañerismo de vida normal dictaban que una vez se profesaba el vínculo entre ambos licanes, estaban obligados a estar juntos. Tenía razón aquel otro de llamar cobarde a Strong. — Lo siento, Hams, no soy tu hombre. Conozco poco a ese hombre. — No me parece. El mismo anillo y en el mismo dedo que lo llevas ese tal Strong ostenta uno, y hasta podría decir que eres de la misma complexión física que ese tipo, así que confiésalo de una vez, o yo mismo se lo haré saber a Thianya, para que tenga el placer de desvincularse de ti y seguir tranquila con su vida, ya que gracias a esa maldita marca se siente atada. — No parece… Según tengo entendido, ella sigue haciendo su vida de salidas clandestinas de lo más plácida. ¿No será que eres tú el que está interesado en la mujerzuela esa y quieres que Strong te deje el camino libre para hacerla tu esposa? ¡Oh, ho, ho! Clide Hams cayó en las garras del infortunio, digo… Del amor… ¿No había otra mejor prospecto que tuviste que elegir a esa mujer, Hams? — Se burlaba Jake inmisericordemente de los sentimientos ajenos. — Thianya tenía razón, aunque podría agregar que eres un insensible. Le tengo compasión a esa hermosa mujer, no te la mereces. Clide dio por terminada la conversación, ya que la hubo cerrado sin despedirse ni siquiera por cortesía, aunque Jake quedó un poco fuera de sitio con lo último que había dicho aquel otro, mas no fue que hubiera entendido nada. No obstante, no quiso prestarle mucha atención a esa parte, sino que más bien se dispuso a realizar una llamada de emergencia. — Dalmara… — ¿Ya te recuperaste que me estás llamando, o tienes un favor que pedirme, Jake? — Preguntó sensualmente la voz al otro lado de la línea. — Lo último. — Fue Jake directo al punto. — Necesito que contactes a Strong lo antes posible. Me están confundiendo con él y no me conviene, también necesito confirmar algo. — Te ayudo si me dices qué necesitas confirmar con mi querido señor Strong. — La mujer se regodeaba al escuchar a Jake suspirar, pues ella sabía que a él no le quedaba más remedio que ceder a complacer el capricho suyo. — Parece ser que él marcó a Thianya Sparks, y a pesar de eso ella está haciendo de las suyas. — ¿Y puedo saber cómo te enterarte de algo así, mi ex amigo con derechos? Desde que caíste en las garras de esa mujer no has sido el mismo de antes. Eres más violento pero andas más retraído, lastima. Y ahora resulta que ese otro, el señor Strong cayó en el mismo lugar. Tendré que conocerla para saber qué le ven los hombres. Falta que me digas que te enteraste porque otro tipo te reclamó lo de mi otro amor, y por eso ahora me andas llamando. — A veces pienso que eres una bruja, loca mujer. — Lo dicho por Jake esta vez hizo a Dalmara aplaudir desde el otro lado de la línea en señal de su triunfo sobre él. — Y en cuanto a tu deseo absurdo de conocer a esa otra mujer, no creo que se dé, tú no le serás muy agradable, eres una persona con una personalidad muy escandalosa, aunque ella es más de estar de salidas que tú, sólo que ella se mueve fuera de Carcomel, a diferencia de ti. — Pero Strong y ella probablemente se conocieron aquí, en Carcomel. Ese fue un desliz que le podría salir caro, ¿O no, mi querido…? — ¿Podrías callarte, Dalmara? Me está empezando a doler la cabeza y debo concretar una cita con Strong, lo malo es que no puedo ir hasta allá, y lo sabes. — Sí… Pensaba en ese mismo punto, Jake… Veré qué podemos hacer con tu problema, querido. Dalmara cerró la llamada e inmediatamente empezó a hacer los aprestos para concretar la reunión con el tan solicitado señor Strong. — ¡Boltimor! ¡Debemos ir por a buscar al señor Strong, querido! — Llamó la mujer a su conductor y guardaespaldas favorito.
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