Muestras de Debilidad

1232 Words
El señor Strong era un hombre conocido a nivel mundial. Ese nombre era sinónimo de exquisitez. Y eso, que no era su nombre original, pero si se comparaban ambos emblemas empresariales, su mote real era como una especie de café común y. corriente, mientras que su alias era la versión gourmet. Sin embargo, desde el día que conoció a Thianya Sparks, su mundo se puso de cabeza, y desde ese entonces comenzó a mostrar lo torpe que era en el terreno amoroso, al punto que le había prometido a la dama que sólo tendrían un encuentro íntimo, pero fue tanta la adrenalina que había sentido, que su lobo interior lo traicionó y marcó a aquella mujer, porque para colmo de males, era su compañera de vida, por lo tanto ahora estaban vinculados. Tenía no era una mujer lobo alfa, por eso no sentía una atracción licán por el señor Strong, pero si sabía que había química corporal entre ellos, cosa que pocas veces le sucedía, y por eso estaba dispuesta a acostarse con cualquiera, con tal de no estar pendiente de ese hombre. Aunque tampoco tenía la destreza de lidiar con lo que sentía por Jake Masters, que para ella era una clara señal de debilidad. Cuando la señorita Sparks era más joven, se había prometido que no se enamoraría de ningún hombre nunca, que no valían la pena, al menos no para tomarlos en serio. Sin embargo, en el momento que el señor Masters le mostró que ella no era una mujer con la que él querría formar familia, y que vio que sus niveles de animosidad bajaron, desde ese momento decidió que era bueno alejarse lo más que pudiera de esa persona. Justamente estaba Thianya jugando con el sorbete con el que suponía se tomaría su bebida, cuando la interrumpió Renata. — ¡Niña, despierta! Tu celular se va a reventar de tanto que está sonando. Si no lo sacas de ese bolso y lo contestas, ¡Lo hará yo! Me tiene harta. — Resabiaba su amiga. Una vez más sonó el teléfono de Thianya, y esta vez ella estuvo atenta para ver al remitente, que lo tomó por la insistencia de Renata. — ¿Qué quieres, Masters? — Buenos días para ti también, Thianya. Me alegra recibir mi llamada. — ¡Sí, sí! ¿Qué quieres que estás molestando tan temprano? Tengo trabajo, así que agiliza. — Urgía Thianya. — Sólo llamo para corroborar datos. ¿Es cierto que fuiste a Fialder a buscar a unos abogados para que te asesoraran con relación a unos documentos que debías firmar? — Si lo sabes, ¿Para qué estás llamando tan temprano para j***r a una? — Pudiste solicitar mi ayuda. — Que yo sepa no eres abogado. — Pero podría recomendarte algunos que son muy buenos allí cerca donde estás. — ¡No, gracias! No quiero deberle favores a las personas equivocadas. — Gracias por lo que me toca, mujer. Oye, otra cosa, supe que terminaste firmando el contrato que tenías pendiente con Strong para su nuevo proyecto, ahora en Carcomel, ya que allí no había establecido ningún negocio todavía. — Ah, caramba… Primero, puedo deducir que entre ustedes los chismosos, digo, los empresarios, vuelan rápido las noticias, ya que de eso sólo han pasado dos días. Segundo, no sabía que él no se había establecido aquí todavía, aunque considerando que se empecinó en trabajar conmigo, es porque no conoce mucha gente aquí. Aun así, eso no le daba derecho a obsesionarse conmigo, mas no lo culpo, mi belleza es cautivadora. — Sentenció Thianya con su característica arrogancia. Sin siquiera despedirse, Thianya cortó la llamada con Jake, ya que ella quería romper todo contacto con ese hombre, pero él insistía en buscarla, y encima le había insinuado hacer un proyecto en el cual involucrarla, cosa que ella negaba emprender rotundamente. — Ya yo estoy lista, holgazana. Mueve ese trasero si no quieres que lleguemos tarde a ver a nuestros proveedores, sabes cómo es Clide con la puntualidad, Thia. — Apuraba Renata a su socia. — Ya voy, mamá… Tanto que jode, y no deja que una sea libre ni por un momento. — Ya has tenido muchos momentos desde que te levantaste, así que ¡Muévete, floja! Thianya se apuró en obedecer a la voz de su amiga e inmediatamente se activó para salir de su apartamento lo más apresuradamente. Ya la mañana había avanzado lo suficiente, por lo que los embotellamientos vehiculares se habían despejado bastante. Si no fuera porque a Thianya le tocó manejar, estuviera en el más allá ensando en unicornios, ya que estaba un poco pensativa. Y no era que andaba sola, ya que estaba con sus guardaespaldas en el auto, puesto que ellos terminaron insistiendo en que aun ella y su amiga rentaran un espacio pequeño sólo para ellas dos, esos hombres estarían temprano para asistirles en lo que ella necesitara, al fin de cuentas ella era su jefe inmediata. — Muchachos, a veces me causa curiosidad, ¿Ustedes no tienen una vida personal? — Preguntó Thianya de la nada, haciendo que ambos caballeros carraspearan en el acto. — Eso es algo muy personal, señorita. Así como a usted le gusta tenernos al margen de sus andanas, preferimos no aburrirla con nuestras pequeñeces. — Explicó Orestes. — Ustedes no me son pocas personas, Orestes. Así no vuelvas a expresarte de ti o de Esteban delante de mí, ¿Entendido? Ustedes dos son buenos hombres, y necesitan una mujer a su lado, cada uno, que los valore como se los merecen. Yo estoy tan desencantada de la idea de tener una relación estable, que no tendría el poder para estar con un hombre bueno aunque me lo entreguen en papel de regalo desde los cielos. Thianya había terminado su exposición con un suspiro, y aunque Orestes quiso decir algo con el fin de animarla, Renata le hizo señas que mejor lo dejara así, por lo que éste cayó. Ya habían llegado al centro de la ciudad de Carcomel, lugar donde estaba Clide Hams esperando a las damas, ya que el edificio principal del complejo hotelero que estaba construyendo aquel empresario estaba avanzando vertiginosamente. — ¡Thianya, Renata! ¡Por fin llegan! — Saludó Clide emocionado. — Llegamos a tiempo, niño licán. — Recalcó la señorita Pierce. — Lo sé, Reni. Pero por lo que estoy ansioso por verlas es porque quiero que me cuenten como hicieron para cambiar la mentalidad del necio de Strong. Pocos lo conocen, y odian hacer negocios con él, ya que es extremadamente egocéntrico, y si él dijo que algo se hace por la derecha, no oye razones de ningún tipo que no sea apoyando su moción. Las chicas alteraron sus semblantes cuando escachaban todo lo que decía aquel tipo, pero luego explotaron en una carcajada cada una que parecía hasta sincronizada, pero luego se calmaron. — A veces creo que no están hablando de un hombre de este mundo, ya que el tarado de Masters me llamó para decirme que se había enterado que había firmado con el estúpido ese. Clide se puso celoso de que Jake se le hubiera adelantado en felicitar a Thianya, y estaba empezando a creer que ya era hora que él no siguiera tan de cerca en el espacio visual ni auditivo de ella, por lo que estaba pensando en alguna estrategia para sacarlo del cuadro.
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