Esa Oportunidad…

1726 Words
— ¿Por qué no vuelves a exigir lo que te corresponde, papá? — Mi familia sufrió demasiado por ese maldito liderazgo, sólo me quedaron tú, tu madre y Jossie. Su padre me exigió que escapara con vida de nuestro país natal, pero también me hizo prometerle que debía aprovechar el momento oportuno para cobrar venganza. Llegado ese día, recuerda este nombre, la familia Sparks… Esos son nuestros mayores enemigos. El día que conozcas a alguien que sea parte de ellos, quiébralo sin contemplación. Esa fue una conversación que Jake nunca olvidó, y ni siquiera ahora que su padre yacía en cama desde hacía un año atrás, justo cuando el joven CEO tuvo que hacerse cargo ofidiamente de las empresas familiares, pues ese era el combustible que más lo hacía moverse; era necesario cobrar esa venganza en la que los Masters debían hacer sufrir a los Sparks, y aquí estaba una de ellos. — ¡A mí no me importa cuál sea tu familia, niña insolente! Si yo dije que no tienes más entrada en mis instalaciones, no la tienes y punto. — Jake fue bajando la intensidad de su voz conforme iba acercándose a Thianya. — Por favor, señor Masters, mi amiga está tragueada, está hablando incoherencias, así que no le haga caso. Nosotras nos retiramos ahora mismo. — Estaba pasando Renata un bochorno delante de todos los presentes. — Ella no va a ningún lado, señorita, además con usted no hay ningún problema, al menos que quiera compartir la misma suerte de la señorita Sparks, retírese le pido amablemente. Ante aquella petición en la que Renata sintió una carga cuando los ojos marrones oscuros de Jake la miraron, no opuso más resistencia, dejando a su amiga a merced de ese hombre. — Te propongo algo, Thianya Sparks, hija del alfa líder Falcone Sparks: Juguemos póker a tres oportunidades, tú propones las partidas… Si ganas, seré tu esclavo por un día, empezando una hora después de nuestro juego, fuera de aquí, obviamente, — Decía aquel hombre con una sonrisa ladeada y con todo el deseo de apagar el morbo de la audiencia, — Y podrás volver cuando quieras a mis hoteles, gratis inclusive. Pero si soy yo el que gano, tú te convertirás en mi esclava por todo un día y no tendrás entrada a mis propiedades jamás. ¿Estás de acuerdo? La propuesta de Jake fue aceptada por Thianya con un apretón de manos. Renata estaba muy nerviosa. En principio se alegró con lo que estaba proponiendo el CEO Masters, pero luego su semblante decayó por lo último que había escuchado. — Y para que veas que no tengo ánimos de engañarte o algo parecido, que tu amiga nos sirva de crupier… Ven, niña, baraja las cartas para nosotros. Renata quería que se la tragara la tierra en ese momento. — Reni, tranquila, no pasa nada… Sabes mejor que nadie que soy buenísima en todo esto de los juegos de cartas, no me voy a dejar vencer de este tipo. — Se alabó Thianya. — No sabes a lo que te estás enfrentando, amiga… — Le susurró Renata a Thianya. La aludida frunció el ceño pues no entendía porque su propia amiga le tenía tan poca fe. La primera mano fue ganada por Jake, que muy orondo exhibido su triunfo, además todos estaban alabando sus habilidades para el póker, algo que a Thianya la llenó de ira, uno porque no estaba siendo el centro de atención, y segundo porque era mala perdedora. La segunda mano la ganó la chica, pero ella no pudo celebrar pues nadie la apoyó, ni siquiera su propia amiga, ya que ella se intimidó por sentirse en un lugar apache. Apenas si podía barajar los naipes, era tan observada que Renata se sentía en ropa interior a pesar de estar vestida, no así Thianya, que estaba cada vez más acalorada, sobre todo por los efectos del alcohol que tenía en su organismo. Era la tercera y la última mano del póker que estaban jugando Jake y Thianya, que en vez de un simple juego amistoso parecía un duelo a lo viejo oeste, pero en vez de pistolas, ahí se estaban disputando la mejor mano. Thianya estaba sonriendo triunfante porque creía que tenía una tercia ganadora cuando ella se anunció, pero resultó ser que Jake tenía lo mismo que ella, que cuando revelaron ambos sus cartas, resultó ser que el hombre estaba con las ganadoras en su poder, lo que hizo que aquel salón prorrumpiera en vítores para el señor Masters. — ¡No! ¡Eso es mentira! ¡Tú hiciste trampa! ¡Claro que debías ganar! Este negocio es tuyo, ¡Ruin tramposo! — Vociferaba Thianya como una loca, tanto que Renata se sintió ofendida. — El establecimiento es mío, los naipes usados, también, pero no la crupier que nos barajó las cartas, recuerda que fue tu amiga. ¿Acaso el alcohol te provoca amnesia selectiva, mujer? Jake se burló en la cara de una Thianya que estaba roja de la ira, y después de eso él mismo se encargó de dispersar a los presentes y a instarlos a que siguieran disfrutando de la noche, luego se dispuso a dar unas órdenes con relación a las visitantes. — Por favor, Carlson, lleva a la señorita Renata a una suite en el décimo quinto piso, que la hagan sentir cómoda. En cuanto a los ineptos que le sirven de guardaespaldas a la señorita Sparks, llévalos a una habitación en la planta baja… No lo hagas trabajar, préstenles las atenciones básicas, pero no los cuiden como huéspedes, dejaron a su protegida a merced de su estupidez. Y usted, señorita, quite esa cara, dentro de cuarenta y cinco minutos será mi esclava por un día, se sentirá complacida de servirme. Carlson salió gustoso a cumplir con las encomiendas de su jefe; Renata se sintió un poco avergonzada por todo lo que había pasado y pensaba que no podía ayudar a su amiga. Los guardaespaldas de Thianya sabían que no podían oponerse, pues al fin de cuentas, tanto Esteban como Orestes no habían sido lo suficientemente responsables con el cuidado de su jefe, y a ella a regañadientes no le quedó de otra más que pagar su humillación. — Oye, niña… Ya que serás mi esclava, debes vestirte de acuerdo a cómo yo te diga y hacer lo que yo te mande, así que relájate, porque en vista de que me interrumpiste cuando estaba relajándome en la sesión terapéutica que estaba recibiendo, tú tendrás que servirme para terminar lo que empecé, y para eso vas a tener que estar despierta toda la noche. — Vaticinó Jake con franca seriedad. Thianya no sabía si reírse o rabiar por lo que le estaba por suceder. En ese momento lamentaba en gran medida el hecho de haberse adentrado a buscar a ese hombre; no entendía su urgencia de ir tras a un perfecto desconocido que además era el ser vivo más despreciable que a su juicio había conocido. — ¡Llegamos, señorita Sparks! — Anunció Jake como la gran novedad cuando pisaron la suite más lujosa de todo el hotel. — El baño está a tu mano derecha… Ponte cómoda, te puedes tomar la media hora libre que te queda para que hagas lo que quieras en ese tiempo, después de eso yo haré contigo lo que me plazca, ¿Entendido? La mujer se mantuvo estoica mirando a su verdugo con una mirada altiva. Era como si ambos estuvieran compitiendo a ver quién era más rudo que quien, pero Jake decidió ir por un trago para alejarse de Thianya, ella en cambio, se dirigió al baño. — Saliste rápido del baño, señorita Sparks. — Quiero empezar lo antes posible para terminar mi tortura sin pensar mucho, señor Masters. — Espetó Thianya con desprecio. — Eres ruda… Eso me gusta. Me tomaré mi tiempo, Thianya, por eso te dije que te relajaras, por eso, si tienes hambre o te apetece un bocadillo, no tengas pena, come. — Le instó el hombre a su próxima esclava. Renata estaba preocupada, tanto que no podía dormir, y por más que deseó comunicarse con su amiga, el teléfono de ella la mandaba al buzón de voz luego de tres repiques. — No pierdas tu tiempo, Reni, mi primo no va a soltar a tu amiga hasta que no pasen las veinticuatro horas que él estableció, así que olvídala por ese tiempo, y si quieres salgamos tú y yo, o trata de dormir, o emborráchate hasta que sientas que tu alma va a abandonar tu cuerpo, pero no esperes que Thianya vaya a entrar por esa puerta, al menos no por esta noche, amiga. — Es que en cierto grado, Jossie, siento que esto es mi culpa. Si no hubiera sido porque yo traje conmigo a Thia, esto no habría pasado. — No sabes lo que pueda pasar en el día a día de nadie, Reni. Sí fuiste responsable de invitar a Thianya de venir contigo, pero si ella se arriesgó a jugar con mi primo creyendo que podría ganarle, eso no fue decisión tuya, sino de ella, así que no puedes culparte por eso… Ahora trata de dormir, serán veinticuatro horas de dar vueltas en una cama bastante confortable, eso si quieres romperte la cabeza solucionando un problema que no provocaste. ¡Buenas noches! Después de que Jossie se había despedido de Renata, ella fue al baño a darse una ducha para luego volver a la cama a tratar de conciliar el sueño. Ya en la habitación que compartían Jake y Thianya, ella apenas si probó algo dulce, lo que le apetecía era seguir tomando alcohol, el más fuerte que su amo tuviera a la mano, pero él le quitó esa idea de la cabeza. — Te necesito sobria, mujer… Quiero que recuerdes esta noche como tu mejor y más excitante noche, que me recuerdes sin importar con quien estés después de mí. — Dijo con arrogancia aquel hombre, desarmando cualquier argumento que a Thianya se le ocurriera en ese momento. En ese momento el cuerpo de Thianya comenzó a temblar como una hoja, pensó lo peor que podría albergar en su cabeza, por lo que en ese instante se petrificó justo donde estaba parada, después sintió como una mano fuerte la apretó y la haló sin saber hacia dónde la llevaban.
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