Desde el día que Orestes se fue del lado de Thianya, realmente ella no fue la misma. No quería salir de su habitación, ni siquiera quería bajar a comer, por lo que a duras penas le aceptaba a Renata o a Nana que fueran a llevarle algo a su lado de lo que ahora era la nueva remodelación que estaba llevando a cabo su ahora novio, Jake Masters.
Jake, por otro lado, estaba empecinado a hacerle la vida añicos a Thianya, ya que le había mencionado algo que él quería olvidar, pero la vida se empeñaba en recordarle, y era que una mujer a la que le había entregado su corazón se estrujó de una manera tal que a él ya no le quedaba deseos de dejarle a nadie más entrar allí nuevamente.
Sin embargo, Thianya entró a ese espacio que Jake creía cerrado como dueña de casa, algo que a éste le aterraba de una forma perturbadora.
Aquella situación no sólo había afectado el ánimo de Thianya, sino que también estaba afectando el buen juicio y las formas de manerjar los negocios de Jake, puesto que no le estaba prestando la debida atención a sus presentaciones ni a sus pendientes, sobre todo cuando su hembra salía con Clide Hams, quien estaba terminando sus asuntos con su nuevo complejo turístico prosimo a inagugirarse en Carcomel.
.— Esteban, te pedí que fueras con Thinya adonde quiera que ella fuera.
.— Lo siento, señor Masters, la señorita Sparks me pidió que no la molestara, y como soy su empleado directo, sólo la escucho a ella, señor. De lo contrario, no vuelva a asignarme con ella y póngame a sus órdenes directas, porque de lo contrario, ella no querrá mi compañía sabiendo que estoy trabajando para informarle a usted de todo lo que ella esté haciendo.
El atrevimiento de Esteban hizo que Jake perdiera los estribos y quisiera propasarse con ese hombre que era lo bastante fuerte para derribarlo con un solo golpe, el cual se contuvo, no porque no lo quisiera hacer añicos, o porque le importara su empleo, que además le estaba pareciendo aburrido, sino porque aquel tipo notaba que había algo que abrumaba a su nuevo jefe.
— Señor Masters, si hay algo que no le permite querer como se debe a la señorita Sparks, ¿Por qupe sencillamente no la rechaza y la deja ir? Muchas mujeres estarían a su plena disposición de serles de acompañantes o hasta de esposa, pero mi Thianya merece un hombre que quiera arriesgarse por ella, que lamentablemente mi ex compañero fue un pendejo cobarde, y el señor Hams demasiado balndo para luchar por ese corazón testarudo, y creí que usted era más sagaz, sin embargo, veo que también me equivoqué pensando en alguna posibilidad de parte de aquella mujer con usted. Aunque si lo pienso bien, mi Thoanya sí ha cambiado con sted en su vida. — Jake se quedó mirando a Esteban fija y durmanente. — Ella ahora está más amargada que nunca, señor Masters.
Sin Esteban mirar atrás, por donde tenía el rostro puso la espalda y no espero ni un remilgo de parte de Jake, quien se quedó perplejo con la libertad y el respeto con el que Esteban se dirigía a él y lo terminaba pisoteando como si fuera cualquier cosa.
A Jake le costaba aceptar lo que se le estaba diciendo, que no sólo se lo había dicho Esteban, también se lo había recriminado Josh Porter, su beta a partir de que se dilucidara todo el embrollo que estaban desenmarañando con relación a la usurpación de liderazgo, ya que las reacciones de Masters con su compañera de vida estaba afectando directamente la suya con Renata, que gracias al compadreo de esos dos, ella no quería acercarse al asistente de ese otro hombre.
— Thianya, ¿Quieres salir esta noche? Mira que la luna está preciosa, y llena, como a ti te gusta. Podríamos ir a correr un poco en el bosque, tenemos mucho que no lo hacemos, anda, ¿Sí? — Animaba la más quemadita de las chicas a la más palida.
De por sí Thianya era una mujer con la piel bastante blanca, que conforme pasaban los días, más encerrada quería vivir, haciendo que su epidermis se notara necesitada de luz solar.
— No, Renata, realmente no me apetece nada. Lo que más me animaba últimamente era salir a ver los proyectos que tenemos con Clide, que como nos conectamos en línea, no tengo que ir para allá, además tomé la decisión de no ir para las instalaciones del nuevo complejo Hams porque me fastidia que mi “Compañero de vida”, — Farfullaba Thianya esta frase, — Me esté evitando cada guardaespaldas para vigilarme. Ya ni con Esteban puedo contar, porque prefirió atender a otro puesto antes de seguir jodiéndome la existencia. — Hizo un suspiro aquella chica en son de fastidio y desgano.
— Te entiendo, Thia… Si quieres salir, sólo ve a mi puerta y toca, no importa la hora, ¿Está bien? — Renata se puso a la orden y salió de aquella habitación como si volvía de una batalla, con el ánimo en los suelos.
En eso, Jossie salía de la que ahora era su habitación, que aunque quiso evitar topetarse con Renata, no pudo hacerlo, aunque la otra caminó rápidamente para ni siquiera pasar palabra con la prima del hombre que le había apagado el brillo a su mejor amiga.
— No te creas, Reni, que porque soy una Masters o porque soy prima de Jake, estoy de acuerdo en la manera en la que está comportándose mi primo con su compañera de vida. — Se disculpó Jossie con aquella otra mujer.
— No te pedí explicaciones, Masters, que al fin de cuentas para mí eres tan ruin como tu primo, porque venir aquí y hacer y deshacer como dueños y señores, tanto tú como el resto de tu familia, sin siquiera haber terminado las investigaciones de lugar, los hace unos malditos, al menos ante mis ojos. Y estoy consciente de que si mi padre es culpable de lo que se le imputa, tendrá que pagar como un delincuente, pero ustedes han estado imponiéndose antes de tiempo, y mi amiga es la que peor parada está en toda esta situación. Así que no me vengas con palabrería barata, Josselyn, estoy harta de ustedes.
Renata siguió caminando como que estaba urgida de desaparecerse del pasillo en el que estaba, cerrando su puerta con un azote en el proceso.
Nana estaba muy afectada con todo lo que estaba pasándole a Thianya, y comenzó a hablar consigo misma en voz alta, tratando de disiparlo que sentía un poco, aunque con lágrimas en sus ojos.
>> ¡Cuánto deseé que mi niña amara a mi muchacho! Pero el amor es una decisión, no un sentimiento, y mi Thianya está empecinada en esa decisión de creer que no es buena para estar con ningún hombre, y mira con lo que se encontró… Ojalá y el cielo me oiga, y algún día ella se dé la oportunidad de liberarse de esa forma tan errada de pensar. << Nana terminó de hablar, pero se asustó cuando vio que no estaba sola.
— ¡Señor Masters!