A Thianya la habían sacado del baño de hombres, también se había ido Liam Strong de allí, ya que por él había sido que se había armado aquel alboroto, o más bien, la dama había ido hasta el lavabo masculino a causar un embrollo.
Más que nunca Renata estaba deseando que se la tragara la tierra, ya que todo el mundo allí sabía que Thianya Sparks y ella andaban juntas y que aquella chica era una alborotadora. Todos los presentes estaban exigiendo respuestas, que aunque no lo hicieran de manera elocuente, sus miradas hablaban por sí mismas.
Josh Porter tuvo que tomar la iniciativa de sacar a Renata de allí, ya que esa mujer estaba tan sofocada que se le estaba viendo la intención de transformarse en licán, por lo que aquel hombre la llevó a tomar aire fresco.
— No tomes en cuenta las intenciones de esta gente, que se quieren volver locos por cualquier cosa. Verás cómo todo se resuelve en un instante; confía en la anfitriona.
No bien había terminado Josh de hablar con Renata cuando Dalmara tomó el micrófono.
— Damas y caballeros, nos informan que lo que acababa de pasar hace unos momentos no fue nada más que una confusión. No tienen que ponerse de mal humor, a cualquiera le puede pasar que se desmaye en un evento de cualquier índole y que uno de los principales oradores sea de buen corazón y atienda la situación.
El nivel de persuasión de Dalmara Uziel era admirable. Tanto los invitados especiales, así como los que fueron a presenciar de las charlas que se habían expresado esa noche, todos se fueron a sus lugares como si no había pasado nada.
Aquella mujer inmediatamente puso el ambiente a lo que fue a llevar a los asistentes a la exposición de las maquetas y prototipos de lo que los charlistas especiales estuvieron presentando durante la noche.
Por supuesto que Josh Porter tuvo que hacer de taponero de su jefe, Liam Strong, que no estaba entre los invitados, ya que él se había ido a atender, junto con Edgar Birtove, que al fin de cuentas siempre estaba dispuesto a ayudar con los primeros auxilios médicos a cualquiera que lo necesitase, que coincidió que Thianya nuevamente los iba a requerir, sólo que el ambiente no estaba tan lozano como la primera vez que ellos se conocieron.
— Alguien debe quedarse con ella, no está en condiciones de quedarse sola, y se supone que ninguno de nosotros cuatro podremos acompañarla. Somos parte de los oradores de esta noche, y sería un acto de descortesía dejar a nuestros invitados huérfanos. — Había referido Edgar ante el enmascarado señor Strong, a Clide Hams y Jake Masters, ambos esperando la reacción de Thianya.
— Yo puedo pedirle a mi acompañante que cuide de ella, es muy buena como enfermera y podría hacerlo gustosa. — Ofreció Clide inmediatamente.
— Voy a llamar a mi asistente que le pida a su amiga que venga a cuidarla, así que con su permiso, señores. — Dictaminó Liam.
— Mientras el señor Strong contacta a la señorita Pierce, yo puedo hacerle compañía a la señorita Sparks, así no se queda sola del todo hasta que llegue los refuerzos. Ustedes adelántense, ya que sus proyectos van a necesitar de sus asesorías para nuestros invitados en el salón. — Se expresó Jake como si había dado la mejor de las ideas.
Aquel hombre estaba de lo más instalado en una silla que estaba en aquel cubículo que parecía de enfermería, pero no tuvo que estarse mucho tiempo allí sentado, ya que el señor Strong había llegado con una Renata acompañada de un hombre que al parecer era su escolta.
— Señores, pueden irse a sus quehaceres. Yo acompañaré a mi amiga hasta que se recupere y podamos irnos a nuestro hotel a descansar tranquilamente. De hecho, llamaré a sus guardaespaldas para que la llevemos nosotros.
— No tiene por qué adelantarse a los acontecimientos, señorita Pierce. Espere a que el evento culmine, no hay necesidad de exponer a la señorita Sparks al sereno nocturno. Tal y como las traje, las llevaré nuevamente a su hotel. — Propuso el señor Porter.
El señor Masters, el señor Hams y el señor Birtove se quedaron en silencio total, ya que desgraciadamente había sido el caballero que habló y su jefe los que estaban encargados del bienestar de aquella dama, y como tal debían cuidarlas. Eso fue suficiente para que los dos empresarios de la hotelería y el cirujano plástico emigraran de aquella habitación.
Efectivamente, desde que aquellos caballeros entraron al gran salón donde se habían hecho las exposiciones y estaban exhibiéndose los proyectos en digital y en maquetas, todos se aglomeraron delante de los invitados especiales que se habían ausentado, entre otras cosas, para hacerles preguntas, aunque hubo una que no se esperaba.
— Disculpen señores, la señorita Sparks, ¿Cómo sigue? — Preguntó una dama muy elegante.
— Ella está mejor, pero por ahora debemos tomar otros temas relacionados con el evento de la noche. — Fue la respuesta del doctor Edgar Birtove, quien tomó la mano izquierda de la dama, posicionándola sobre su brazo derecho dedicándole una sonrisa.
Con aquel gesto, el galante cirujano plástico apaciguó una situación que pudo tornarse desagradable, algo que a los otros tres les cayó un tanto pesado, y hasta se habían presentado que si él habría conocido a Thianya de algún lugar o su vocación de servicio era brindado a cualquiera que lo necesitase.
Thianya había despertado mareada, por lo que levantar la cabeza de donde estaba recostada había sido una tarea difícil, por tanto, Renata la estaba ayudando, por lo que no notaron en ningún momento que tenía visitas.
— Niña, no te levantes… No eres muy buena bebiendo, y para colmo te deslumbraste con el señor Strong, un hombre un poco pretencioso, pero llamativo. Él mismo me mandó para pedirte que esperes a que su participación termine, que en breve las escolta a su hotel. — Expresó Dalmara un tanto molesta, un tanto divertida.
Para aquella mujer había sido una vista interesante ver como una joven como Thianya, que al parecer había hecho mala bebida, más por inexperta que por haberse tomado ella sola unas doce copas de vino blanco, tuviera a cuatro tan prominentes e interesantes del mundo empresarial tan embobados.
— ¿Y tú quién eres, ridícula? — Preguntó Thianya de mal humor, agarrándose la cabeza, que justo le dio un punzón en ese instante.
— Soy la anfitriona de este evento, niña, y una admiradora del señor Liam Strong, que en su momento fui su mayor refugio, pero me cambió por alguien que él cree que es más interesante… Aunque no veo qué podría ser. — Se retiró Dalmara de aquel cubículo con una risilla carroñera, todo con la intención de provocar a la convaleciente.
— ¡Ya fue suficiente la espera, Renata! Yo ya me mejoré, y la estúpida esa lo que vino a hacer fue a ponerme la cabeza al punto del estallido. Llama a los muchachos que nos vamos al hotel ese, y mañana arrancamos para donde sea. No me gusta estar bajo la tutela de cualquier pendejo. — Parloteaba Thianya cuando precisamente el señor Liam Strong, acompañado de su asistente, el señor Josh Porter, hacía acto de presencia.