Forzada a un Compromiso

1174 Words
A pesar de la urgencia que tenía Kirah, la madre de Thianya por verla, aquella dama se tomó todo el tiempo que ella creyó posible para empacar sus cosas, porque de que se iba de viaje, lo iba a hacer. Ya luego que vio lo que tenía pensado llevarse en el baúl del vehículo en el que siempre andaba con su tribu, entonces salieron rumbo para la mansión Sparks. Durante todo el camino, Thianya no se calló la boca rezongando en contra de su madre, recordándola como una arpía, por lo que estaba deseando no verla ese día, ya que tenía por seguro que alguna estratagema tendría preparada en contra de la muchacha. Cuando estaban llegando a la mansión, Thianya sintió que el ambiente estaba pesado, y cuando iban entrando al área de parqueo, se dio cuenta que los automóviles de sus hermanos, e incluso había uno que ella desconocía totalmente. — Renata, toma la llave del vehículo. Cualquier cosa prepárate para cuando yo te llame que arranques. — Alertó Thianya a su amiga, quitándole la llave a Orestes, quien era el que iba conduciendo al llegar a la residencia Sparks. — ¿Crees que deba entrar, Thia? — Prefiero que estés aquí afuera, Reni… Esto no pinta nada bueno para mí… Thianya se estaba preparando para lo peor, y podría pensar que estaba loca, pero tenía la misma sensación que el día en que el primo de su madre fue atropellado y asesinado, y hasta recordó el temor que sintió cuando fue atacada por Benjamin el día que se adentró sin permiso a su habitación en Ilis, Frenchiel. La señorita Sparks entró con sus guardaespaldas, para actuar como si todo era normal para ella, y lo que escuchó a continuación la llenó de una ira tal que si no fuera porque alguien intervino para abofetearla, habría armado un escándalo delante de los invitados que habían en la sala de la mansión en esos momentos. — ¡Están despedidos, y punto, Thianya! No hay vuelta atrás. Así como derogo leyes en Pieles de Plata, así debo hacerlo en mi propia casa, sobre todo si los guardaespaldas de mi hija no habían estado cumpliendo con su trabajo. — Impuso Falcone Sparks, el padre de la aludida. — Si vuelves a levantarle la voz a tu padre por defender a estos dos marginados, te despojamos de todo lo que te toca en esta familia, Thianya Sparks. — Advirtió Kirah con aires de gran madre y señora. La chica pretendía ponerse a discutir con su madre, pero como buen guardaespaldas, Esteban se interpuso entre madre e hija y tomó la palabra. — Con el debido respeto que nos merece, señora Sparks, defenderemos nuestro puesto la última vez en esta casa. La señorita Thianya Sparks va a acatar las órdenes de la señora de esta casa y la luna de este clan, y va a someterse a lo que usted mande. Nosotros, por nuestra parte, vamos a retirarnos, no sin antes darle las gracias a su familia por habernos acogido. Dicho eso, Esteban se enganchó del brazo izquierdo de Orestes, arrastrándolo consigo, aunque antes de salir de la mansión miró a su protegida, quien se tuvo que tragar su orgullo, y aun con los ojos cristalizados, aceptar que aquellos dos hombres la dejaran sola, tal y como Kirah deseaba. — ¿Cómo es posible, mi niña, que nunca nos contaras que hubo un hmbre que quiso abusar de ti, y que encima protegieras a esos dos delincuentes que tenías por guardaespaldas, los cuales te sonsacaban para llevarte a cualquier parte a pervertirte? Eres una bebé inocente… ¿Cómo dejé que algo así te sucediera, mi princesa? — Se lamentaba Falcone Sparks. Thianya estaba que no sabía que iba a hacer, si estallar en risas por escuchar tanta poesía barata salir de la boca de su padre, o dejar que la ira la arropara de tal modo, que saliera su loba interior y descuartizar a todo el que le molestaba en aquella habitación. Debía comportarse, porque la idea de Thianya de descuartizar a los invitados de la mansión Sparks no estaba lejos de consumarse, sobre todo porque todo el palabrerío de su padre había sido gracias a que Benjamin Conroid, acompañado de sus padres, había ido hasta esa residencia con la intención de pedir la mano de aquella dama. Los relinchos de unos neumáticos sonaron fuera de la mansión, los cuales a nadie le importó en particular, aunque a Thianya casi se le notaba una sonrisa pícara al saber que eran sus amigos de juerga que estaban dispuestos a salir a buscarle una solución a su problema actual. — Thianya, mira, yo sé que no soy tu compañero de vida, tampoco soy de tu agrado, pero a mí me interesas mucho desde el día que te conocí en la fiesta de presentación a alta sociedad que hizo tu familia en pos de ti. Eres hermosa, y sería un crimen dejarte seguir sola en este mundo, sobre todo con tanto desaprensivo queriendo faltarle el respeto a tu belleza. — Fueron las palabras con la que el más joven de los Conroid quiso envolver a la familia de aquella mujer, siendo que ella hizo de tripas corazón para no regurgitar allí mismo delante de todos los presentes. — Thia, yo sé que no soy la mejor hermana que has querido o ha estado ahí para ti, pero este muchacho es de buena familia, y al parecer te respeta, por eso te sugeriría que aceptes su propuesta de matrimonio, hermanita. — Le propuso Kiara a su hermana menor, quien le susurró algo al oído a pesar de que la más joven no la quería cerca de sí, asintiendo al ésta alejarse de ella. Mientras todo aquello estaba pasando en la mansión Sparks, Renata estaba manejando como loca desde que escuchó lo que le habían relatado Esteban y Orestes. Su objetivo era dar con Clide para que este detuviera toda aquella locura, sobre todo porque entregarían a su amiga al matadero. Sin embargo, para la desilusión de aquella mujer, al que ella buscaba se le había presentado un imprevisto de último minuto en otra ciudad, por lo que tuvo que abandonar Carcomel de manera inevitable. Renata estaba desesperada, por lo tanto debía recurrir a medidas de igual calibre, por lo que decidió llamar a alguien más. — Dile a tu estúpido jefe que a mi amiga le están imponiendo un compromiso en contra de su voluntad. Yo nunca he dicho nada, pero se supone que él ahora debe ejercer su derecho como un compañero de vida responsable e ir a reclamar públicamente a su hembra, Josh. — Se conmocionó Renata. Minutos después que la señorita Pierce había hablado con Josh Porter, Esteban recibió la llamada de Jake Masters. — ¿Ya Thianya salió del país, Esteban? — No, Masters. Su familia la quiere emparentar con Benjamin Conroid. Jake quiso creer que escuchó mal, porque gracias a ese hombre, Thianya le había tomado mala voluntad y estaba dispuesta a alejarse de él para siempre.
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