Thianya había vuelto a Carmomel derrotada de Ilis, y no había sido por el intento de violación por parte de Benjamin Conroid, o porque estuviera cansada por haber salido en la noche de aquella ciudad. La decepción que sintió ante la pregunta tan insensible que le había hecho Jake Masters fue algo que estuvo trabándole el cerebro toda la noche, al grado sumo que ni siquiera pudo pegar los ojos durante el viaje.
El aura de Thianya era tan pesado que había afectado a todos los tripulantes de la yipeta donde también iban Esteban, Orestes y Renata, por lo que ninguno tuvo deseos ni de abordar un tema de conversación, aun ni el más trivial.
A la mañana siguiente, aquella mujer estaba ojerosa, con pocos deseos de levantarse tan siquiera, y aunque tenía el día libre, no quería quedarse en cama; deseaba salir a distraerse así fuera a comprar o a mirar vitrinas y más vitrinas de productos te belleza que no quería comprar.
Por dicótomo que le pareció, terminó saliendo de la casa en busca de algo que hacer, aunque fuera irrelevante. De inmediato fue a un centro comercial de cerca de su casa. ¡Eso sí! Se había puesto el maquillaje suficiente para ocultar las penas de la noche anterior, ya que se la había pasado llorando.
La señorita Sparks tenía una ilusión enorme por encontrarse con Jake Masters, contarle que estaba enamorada de él y que se iría de viaje con la esperanza de reencontrarse consigo misma, aunque a este no le importara, al menos quería contar con el apoyo de tener una meta emocional positiva por una vez en su vida.
Sin embargo, que fuera un hombre con exigencia a imponerle una noche de pasión que lo que más bien parecía era una pesadilla, y el hecho de que su ilusión de verano salió ser un perro financieramente codicioso, fue una estocada profunda al corazón de aquella chica.
Jake no se había dado cuenta lo que había dicho hasta que vio a Thianya irse con sus amigos en dirección al elevador rumbo a la recepción en el lobby de su hotel en Ilis.
Era cierto que él le había pedido que no volviera, que incluso la había vetado de entrar a sus instalaciones, pero el hecho de que Clide Hams se prestara para servirle como garante, fue algo en lo que aquel empresario se puso a pensar, por lo que la curiosidad le ganó y llamó a su rival de toda la vida esa misma noche.
— Voy a decir que no querías tomarme la llamada que tuve que insistir y terminar asediándote, Hams.
— Si te habías dado cuenta de que no estaba de humor para tomarte la llamada, ¿Para qué seguiste jodiendo, Masters?
— Necesitaba saber por qué le hiciste una reservación en mi hotel a Thianya aun sabiendo que ella está vetada de entrar a este lugar.
— Si me estás preguntando a mí es porque no hablaron nada en concreto, crápula. Te diré que le rogué a mi amiga que no te buscara, que no valías la pena, pero ella insistió. En cuanto a su insistencia de entrar a tu porqueriza y terminar más herida de lo que ya estaba, no pienso decirte. La maltrataste y con esa te quedas, pendejo. — Se desahogó Clide contra Jake vía telefónica.
Ahora aquel licán estaba más intrigado que nunca, no creía que iba a sentirse tan mal al ver a Thianya sufrir realmente por lo que había pasado en su hotel, y aunque quiso conectar una llamada con ella, no dio con su objetivo. Tampoco lo logró con Esteban ni con Orestes, al menos estos dos serían capaces de decirles en qué estado se encontraba la señorita Sparks.
Aquel día, en horas de la tarde, Thianya recibió una llamada que no deseaba recibir, pero era necesario encarar a aquella persona aun le tocara hacerlo vía telefónica.
— Liam…
— Thianya…
— Señor Strong… Antes de que pueda decir algo, no estuve disfrutando este fin de semana, más bien podría decirle que ha sido la peor cita de mi vida, señor Strong. Estuve en el hotel más exclusivo de la ciudad de Ilis, en Frenchiel, pues mi meta era la declararle mi amor a un hombre cuyo corazón es de hielo. Siento decirle que por usted no siento nada más que atracción física, pero cuando recuerdo que es un cobarde, vuelvo a mi estado de repulsión habitual. Ahora sí, dígame que quiere, señor Strong. — Se explayó Thianya impulsivamente.
— No te llamo para recriminarte nada de lo que lo que sea que te había pasado el fin de semana, porque de hecho, sentí una angustia tal por parte tuya, gracias a nuestro vínculo, que mi reacción inmediata fue ubicar tu paradero. No sabía qué había pasado, pero me encontré esta mañana con que habías revocado el contrato que tú y la señorita Pierce habían firmado, y no entiendo a qué se debe esa actitud tan poco profesional, Thianya.
— Al final terminaste recriminándome, pero tienes razón, es una actitud poco profesional de mi parte, pero debo hacerlo por mi salud mental, estimado señor Strong. Le informó que me voy de viaje de manera indefinida, y para no tener nada que me ate a Kindra, estoy renunciando a todo lo que me impida llevar a cabo este plan. Así que búsquese a otra persona que vaya a hacerle el paisajismo a su centro comercial, ya que de mi parte no voy poder serle de utilidad. — Terminó la llamada la señorita Sparks.
El señor Strong lanzó su teléfono a cualquier parte, aunque fue a parar al seccional que tenía en su oficina, pero sufrió un poco de deterioro por la fuerza que le imprimió al lanzamiento. Luego le pidió a su secretaria que le localizara a Josh Porter lo antes posible.
— ¿Puedo saber qué te pasa, bestia indomesticable? Andas paseándote en tu oficina en esas fachas, que si no fuera porque estás encerrado, te habría visto todo el edificio transformado en tu versión licán. — Le recriminó su amigo al señor Strong que estaba tal cual dentro de su despacho dando vueltas como animal encerrado.
— ¡Cállate, Josh! — Reaccionó el señor Strong con voz profunda casi de ultratumba con los ojos dorados, unos que parecían lanzar ráfagas cuando hacían movimientos destellantes.
— No te ha ido nada bien desde el fin de semana con Thianya Sparks. ¿Qué te dijo acerca de su renuncia?
— Ella me dijo que se va del país. Incluso podría deducir que se va de este continente. Tanto su ilusión frustrada como yo la hemos decepcionado, y para rematar el perro de Conroid casi logró obligarla a estar en intimidad con él.
Mientras aquellos dos estaban discutiendo por la situación en la que se encontraba Thianya, ella estaba haciendo sus maletas y recogiendo las cosas que a su juicio necesitaría para un viaje largo. No llevaba rumbo fijo, sólo sabía que quería irse en barco hasta donde las estrellas le indicaran, y que la luna le dirigiera el camino a seguir.
En la habitación de ella estaba Renata acompañándola, hecha un mar de llanto. Esta no quería que su amiga se fuera y la dejara sola allí, ya que habían hecho muchos planes juntas, que por eso habían rentado aquel apartamento, pero también su canchanchana entendía que era bueno darse un respiro de tanta neurona bruta merodeando.
— ¡Uich! Hoy a todo el mundo le dio con llamar, Reni. Ahora es mamá. ¿Qué querrá…? — Le reclamaba Thianya a su amiga. — ¿Qué quieres, Kirah Sparks?
— Ahora mismo arranca para la mansión de la familia. ¡Dije ahora!