Mientras que había una discusión por Thianya dentro de la discoteca, una que se aplacó gracias a que Edgar Birtove y Sven, el amigo de Clide, disuadieron llevándose de repente a par de féminas de las que estaban reunidas en la pequeña tertulia improvisada que se había formado allí, siendo una de ellas la misma Renata, el motivo de la agria conversación se había ido a caminar a la playa con quien ahora había decidido ser su confidente.
— ¿De qué quieres hablar, bella mujer? — Preguntó Clide tratando de romper el hielo, pero lo que consiguió son eso fue Thianya se fuera en llanto.
— Un día como hoy no me siento tan segura de eso, Clide. — Mencionó Thianya con hipidos y sollozos.
— No te entiendo, Thia… Eres una mujer hermosa e inteligente, una mujer capaz de hacer feliz a cualquier hombre que quera estar contigo, nena. — Se sinceró Clide con ella.
— Tú quizás lo dices porque yo te intereso como persona, aunque se nota que cambiaste más en un tu manera de verme después que ten dije que no quería algo realmente serio contigo y que te buscaras a alguien que te valorase de manera honesta, Clide. — Disimuló su verdadera intención aquella dama con esas palabras.
— Entiendo que me digas que no quieres tener nada serio conmigo porque no te gusto como el hombre para formar tu familia, o porque estás atada a un tipo que no se atreve a dar la cara ni siquiera ante la mujer que se supone que marcó porque es su compañera de vida. Pero de ahí a sentirte inapropiada para estar con alguien y hasta formar familia, Thia… — Pausó Clide para hacer un sonido desaprobatorio entre dientes, — Es algo que todavía no logro comprender.
— Es complejo de explicar y de entender, Clide. — Comentó Thianya y el aludido se cruzó de brazos y miró a la chica con los ojos entrecerrados. — Desde el día que escuché a un hombre al cual amaba muchísimo, no como hombre, sino como una persona a la cual le tomé cariño entrañable, por ser m*****o de mi familia, decirme, “Tú no eres más que una chica de poco valor, tú sólo sirves para que los hombres se diviertan contigo”. Desde ese instante empecé a perder interés por las relaciones serias, y mi relación con ese hombre en particular cambió para siempre, sobre todo cuando hizo lo impensable para mí. — Se lamentaba la chica.
— No sé quién sea ese pendejo, ni por qué se dio la tarea de decirte algo tan bajo como eso, Thia, pero no eres una persona que pueda tomarse esas palabras tan en serio. Ya deberías ir pensando en valorarte, nena… Eres una mujer con muchas cualidades. Si me atreví en su momento, a declararte lo que sentía por ti, es porque veo que eres una mujer con la me atrevería a pasar la mayor parte del tiempo posible contigo.
Las palabras de aliento de Clide fueron tan honestas que Thianya comenzó a llorar en silencio, dejando que sus lágrimas brotaran y corrieran por su rostro libremente.
— Realmente, Clide… Ese pendejo era un primo de mi madre que frecuentaba mucho la casa, y siempre buscaba la manera de estar conmigo o con Kiara, mi hermana mayor. Pero con el tiempo él dejó de estar con ella, no sé lo que pasó ahí. Sin embargo, de mí estaba pendiente, y solía venir con un regalito, ya fuera un chocolate, o un caramelo, o un peluchito… Por pequeño que fuera el presentito, yo lo atesoraba.
— Entiendo… — Dijo Clide para hacerle entender a la dama que le estaba prestando atención.
— Yo nunca tuve una relación muy llevadera con mi madre. Desde muy pequeña ella me mostró su aversión, lo contrario a papá, que estaba pendiente de mí constantemente, algo que parecía llenar de celos a mi madre, al punto que buscaba la manera de llamar la atención de papá como si ella estuviera compitiendo conmigo. Ahí fue que entonces ese primo de ella comenzó a frecuentar la mansión, y como era tan atento conmigo, dejé de serle de estorbo a mi padre, tal como mi madre me decía que le era a él.
— Muy tierna tu madre… — Expresó Clide con deliberado sarcasmo.
— Sí… Ella siempre estaba haciéndome sentir que era demasiado molesta al estar tanto tiempo compartiendo con papá. Pero llegó ese primo de ella, y como mis hermanos no me prestaban ni la más mínima de las atenciones, me aferré a él. ¡Y ahí estuvo mi error, Clide!
El aludido no quiso interrumpir, más bien se mantuvo estoico, pero era porque estaba curioso por saber qué seguía.
— La relación nuestra era divertida, amena y tranquila… Todo dependía de la ocasión. No obstante, todo cambió cuando mi primer periodo llegó, puesto que el querido primo de mi madre comenzó a cambiar su actitud conmigo, Clide.
— ¿En que comenzó a cambiar, Thia?
— Ya él no era tan dulce, es decir, había dejado de ser un muchacho tierno a uno más varonil y áspero, como si quisiera mostrarse… — Comentó Thianya al aire haciendo ademanes con las manos como si rebuscara una palabra específica en su mente, — Más… Maduro, diría yo, pero no estaba funcionando, porque lo que me estaba haciendo pensar era que estaba llegando el momento de romper nuestra amistad, se estaba tornando grosero conmigo.
— ¿Y no sabes el porqué de su repentino cambio de actitud hacia ti, Thianya? — Clide se enderezó para tomar una postura de total seriedad.
— Honestamente no, Clide. Sin embargo, el desprecio de toda mi familia, a excepción de papá se dio cuando acusé al primo por violación. — La expresión facial de Clide cambió de una estoica a una de sorpresa. — Como te dije, el primo había cambiado sus acciones para conmigo, y un día, cuando menos lo pensaba, quiso entrar a mi habitación, que si no hubiera sido porque soy de sueño liviano, ese día hubiera pasado una desgracia en mi contra.
— Por lo que dices, parece que quiso abusar de ti, Thianya. — Afirmó Clide mientras que la aludida había cambiado la mirada a otra dirección de donde la tenía.
— Cuando intenté decírselo a mi madre, esta me abofeteó y me humilló delante de toda la familia diciendo que era una arribista, que me ponía a coquetearle a los hombres sin importar que fueran de mi parentela. Desde entonces el desprecio en mi contra se recrudeció más.
— ¿Y qué hizo tu padre con esa situación?
— Él le estuvo dando dinero al primo de mamá para que se quedara callado.
— ¿Y dónde está tu primo ahora, Thia?
— Muerto…
Clide tenía miedo de destapar una olla de grillos, pues no sabía que tan profundo podía cavar; eran los recuerdos de Thianya y no quería herirla innecesariamente.
— El muy sinvergüenza pretendió ahorcarme, y yo me defendí lo mejor que pude, pero no calculé que estábamos a la orilla de una baranda, y ambos caímos sobre un matorral en la parte delantera de la casa. Lo peor del caso es que no sé donde apareció un auto que venía sobre nosotros, pero el primo de mamá por instinto se metió delante del vehículo, siendo impactado por el mismo, perdiendo la vida inmediatamente. Quise sentir pena por mi primo segundo, pero en el velorio todo el mundo me miraba como yo fui la que lo mató, y su madre fue capaz de abofetearme y llamarme ramera delante de todos los presentes. Desde ese entonces, no me acerco a la familia de la que se supone me engendró, y no siento el más mínimo de deseos de entablar una relación duradera con ningún hombre, Clide.
Aquel hombre tomó una decisión desde que escuchó a la chica contarle todo aquello.
— Ya es hora que cambies tu perspectiva sobre Thianya Sparks, nena.
— Clide, ¿Eso significa que ya no podremos seguirnos frecuentando como amantes? — Preguntó Thianya con pena.
— Sí, nena, exactamente no… Me puse a sopesar las cosas mientras me contabas esa parte de tu vida y me doy cuenta que sería otro abuso de mi parte imponerme en tu vida. Ya has sufrido mucho por tener a tu alrededor hombres que no sienten el más mínimo de respeto por ti, encima tienes un compañero de vida más miedosa que una presa ante su depredador. Debes amarte verdaderamente y sacar esos pensamientos nocivos que tienes sobre ti misma.