Jake se dio cuenta que lo habían engañado como a un niño cuando vio que pasó un tiempo prudente y Thianya no volvió a aparecer, luego se percató que Renata tampoco lo hizo detrás suyo, y había perdido de su vista a los que eran los alcahuetes de la que ahora sería su novia por las leyes del vínculo por haberla marcado. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue ver a la nana de su futura esposa mirando a todos lados y repasarlo con sus ojos indiscretamente.
— Señora, disculpe… Veo que hace ratito no me quita los ojos de encima, y quise a venir a ver que se le ofrecía. — Se introdujo Jake a la cocina a enfrentar a Nana.
— No es nada, señor… — Se defendió la señora nerviosa. — Es-s que ahora conozco al que ha tenido a mi niña tan alterada en estos últimos meses, y no sé cómo tratarlo, señor, es todo. ¿Me disculpa un momento? Tengo que atender a las empleadas, necesito estar pendiente de sus acciones, señor. — Se retiró Nana rápidamente, todo con tal de evitar a Jake.
La actitud de la ama de llaves de la mansión Sparks puso alerta a Jake, e inmediatamente hizo que dos de sus kappa más agiles salieran a perseguir a el vehículo en el que Thianya siempre andaba de juerga con aquellos tres apoyadores de fechorías de la señorita.
>> Contesta, pendejo… << Se decía Jake contando con la esperanza que Esteban le contestara el teléfono y le dijera lo que estaba pasando, pero su silencio le confirmó sus sospechas.
— Señor Masters, ¿Es una yipeta blindada de color roja la que andamos rastreando? — Preguntó el conductor del vehículo en el que iba Jake.
El hombre levantó la vista inmediatamente al escuchar aquella descripción y sin vacilar afirmó la pregunta, lo que dio lugar a la persecución que luego de un rato, el guardaespaldas de Jake decidió hacer algo arriesgado, incluso si eso significaba pasarle por encima a su jefe, ya que éste le había exigido que fuera todo el tiempo detrás del auto donde iba su casi prometida para montarle presión.
Aquel hombre desvió el paso por donde iba, esto con la intención de tomar un paso para caerle delante de forma que tuviera que rendirse, que si era bueno en su trabajo, habría que abrir fuego en contra de aquel vehículo.
— ¡IMBÉCIL! ¿Qué se supone que estas haciendo? Te di la orden de que los persiguieras. ¡A este paso perderé a mi hembra por tu culpa, grandísimo inepto!
Mientras Jake despotricaba a sus anchas y largas, el otro tipo que iba de copiloto estaba preparando un arma de fuego de poco alcance, haciendo que el empresario que estaba con ellos abriera sus ojos en toda su extensión.
— Señor Masters, así como usted nos ha confiado su vida en cientos de ocasiones sin saber cómo hemos resuelto nuestro trabajo, esta vez no será la excepción, así que trate de calmarse. — Le advirtió con pasmosa frialdad aquel otro guardaespaldas.
Justo habían llegado a un punto de una de las avenidas muy concurridas en Carcomel, cuando aquellos hombres se pusieron delante del vehículo que conducía Esteban, quien aceleró a riesgo de lo que fuera a pasar, por lo que con un solo disparo el otro tipo que andaba con Jake, arruinó uno de los neumáticos de la yipeta que transportaba a Thianya, siendo así que el interesado fue a encontrarse con la dama de sus tormentos.
— ¿Qué se supone que va a hacer conmigo, señor Masters? ¿Piensa dejarme a su merced para que tenga que seguir aguantándole sus desplantes cada vez que quiera irse a cumplir con sus necesidades animalescas de copular con otra hembra que no sea esta como lo ha hecho en otras ocasiones? ¿Piensa encerrarme en mi habitación cada vez que usted entienda que me he comportado mal? Porque créame, señor Masters, viviré en esa habitación toda mi vida, ya que una de las mejores cosas que sé hacer es portarme mal, señor. — Evidenciaba Thianya con irreverente descaro ante su macho sin importarle que estaba llamando la atención en medio de una vía pública.
— Aunque te parezca ridículo, Thianya, quiero ser un buen compañero de vida para ti, pero no he sido lo suficientemente valiente para aceptar el reto. — Admitió Jake una derrota delante de aquella mujer por primera vez en lo que llevaban conociéndose.
— Pues a mí no se han olvidado ninguna de las palabras despectivas que me has dicho cuando te propuse formar una familia juntos, y aun sabiendo que éramos compañeros de vida, preferiste decirme que no era la indicada para darte ese privilegio, que en serio lo pienso, y no soy la hembra para que tengas eso que ya no me interesa tener en común contigo, Jake. ¡Es más! Voy a ver qué día agendo una cita con un cirujano ginecológico para que me practique una histerectomía.
— Atrévete a hacer una cosa así, perra, y sufrirás los resultados más crueles de todo el maltrato que pienso imponer sobre tu familia, Thianya Isobel Sparks Jensen.
— No eres más que un perro que sólo sabe ladrar, Jake Liam Masters Strong, te rechi… — La mujer iba a declarar su repudio a su macho, tapándole él la boca para que ni se le ocurriera lograr su cometido.
— Lo siento, amorcito, pero tú y yo seguiremos en este vínculo por mucho tiempo, quizás hasta la muerte. No voy a dejarte ir con cualquier licán aunque lo desees al punto de la muerte. — Enlazó mentalmente Jake con Thianya mientras se miraban a los ojos con rabia el uno al otro.
— Lo siento por ustedes, señoritas, pero vuelven conmigo a la mansión Sparks. Tanto tú, Thianya, como tú, Renata Pierce, tendrán que estar conmigo y mi beta, el señor Porter, porque el destino tuvo la pésima idea de atarlas a nosotros como sus compañeros de vida. Ruéguenle al cielo, y que la luna sea su testigo, que puedan librarse de nuestra presencia algún día, mujeres malcriadas.
Dicho eso, Jake obligó a aquellas chicas a montarse en el mismo vehículo en que éste andaba, al igual que a los dos que las acompañaban con las cosas de una de ellas a cuestas.