Emboscada

1139 Words
A la tanta cháchara allí esparcida ya la señorita Sparks le estaba prestando cada vez menos atención, lo mismo que a su mejor amiga y a sus guardaespaldas, por lo que ella emprendió su plan de escape, uno que le era infalible a la hora de salir de cualquier aprieto o situación de poco valor para ella. Thianya se levantó de su asiento y se dirigió al baño que estaba de continuo en la sala de la mansión de sus padres. Ya Esteban y Orestes se habían desaparecido de la vista pública, y Renata estaba impregnada en la pantalla de su celular, esto a pesar de que su padre estaba en tela de juicio en esos momentos, pero a ella no era que le importaba mucho su suerte. Unos minutos más tarde, la yipeta en la que estaban las cosas que Thianya había preparado para irse de viaje estaba por encenderse, ya que Esteban había ido a calentar los motores, Orestes se estuvo cargando de provisiones para el viaje, puesto que no iban a llevar a la chica hasta el aeropuerto de Carcomel. Renata salió supuestamente a tomar aire, pero en realidad iba rumbo al vehículo en el que el cuarteto eso deseaba emprender la huida, cuando sintió que alguien estaba tras ella. — Renata, caramba… Te veo muy fastidiada. ¿Piensas irte de la reunión antes de que esta termine? — Preguntó Jake a una mujer que estaba con los ojos inquietos. — ¿Qué te pasa, Masters? ¿Te crees con derecho de venir a cuestionar mis pasos dizque porque eres el compañero de vida de mi mejor amiga? Podrás ser el próximo alfa líder de este clan, cariño, pero eso no te da derecho a meterte donde no te llamaron, además piensa en el hecho de que Thia puede darte bola negra en el instante que ella lo quiera. No te sientas el triunfador, querido. — Se defendió la mujer. .— Recuerda, muñeca, que tú eres hija de uno de los que están implicados en el delito de complot y usurpación en el que salió perjudicada mi familia, así que no quieras pasarte de lista conmigo. ¿Dónde está mi hembra? — Reclamó Jake con insolencia. — Se te subió la mi3erda a la cabeza, Masters. ¡Ja! Soy la mejor amiga de Thia, no su niñera, así que búscate a otra víctima con quien hacerte el compañero de vida abnegado, que no te queda. Así que con permiso, lobo maloliente, tengo compromisos que cumplir. — Quitó aquella dama de su paso al hombre que tenía en frente. Jake apretaba sus mandíbulas en señal de molestia. Se imaginaba que su hembra estaba huyendo de sus responsabilidades como su novia y su futura esposa, y encima luna del clan Pieles de Plata, que si se pensaba mejor, los Sparks estarían en el poder al fin de cuentas, algo con lo que debía ser sabio aquel empresario para que no le jugara en contra. Renata salió de la mansión de los Sparks y disimuladamente pero de manera inmediata, se dirigió a los botes de basura de aquella residencia para ver si veía a su amiga allí. — ¡Y me pudro aquí dentro si es por ti, desgraciada…! — ¿Podrías callarte la boca y caminar, zopenca? Tu abnegado compañerito de vida andaba cuestionándome, ¡Así que anda rápido! Tu problema de pestilencia lo resolvemos en el camino. Y mejor que huelas a basurero, tu perro no saldrá de faldero a perseguirte. Aquellas mujeres se iban susurrando de camino a la yipeta la cual las estaba esperando, que no bien se habían adentrado allí y emprendieron la huida. — Thianya, ¿Mi madre no encontró un medio mejor para esconderte que no fuera la basura? ¡Apestas! — Se burlaba Orestes mientras se tapaba la nariz. — ¡Cállate, bestia salvaje! Lo mejor que se le pudo ocurrir a Nana fue tirarme por el conducto de la basura. Ahí anda el fastidioso de Masters averiguando sobre mi paradero. De pronto creerá que yo me derretiré como vela en sus brazos porque va a ser el nuevo alfa líder de nuestro clan. Eso sería más responsabilidad para mí, en caso que me toque aceptar su fulano vínculo conmigo, y encima está despojando a mi familia de lo que ellos forjaron por años, muchachos. — Rezongaba Thianya. — Pero si él tiene razón, Thianya, tanto el alfa como el beta actual de los Pieles de Plata van a tener serios problemas ante el consejo, hermosa, y eso a las dos les perjudica. — Indicó Esteban mientras conducía el vehículo. Aquellos cuatro iban conversando de una manera bastante distendida; Thianya sacándose con toallitas húmedas el hedor que cargaba encima ayudada por Renata, mientras que los muchachos estaban alerta a cualquier movimiento, cuando un “¡Agárrense!” hizo que las pasajeras de la parte trasera del vehículo casi se volcaran en un giro violento que impuso Esteban al volante las puso alertas a ellas también. — ¿QUÉ CARAJOS, ESTEBAN? ¡Vas a matarnos aquí atrás! — ¡Cállate, niña! Si quieres salir del país, tendrás que soportar la manera de correr de este salvaje. Vienen por ti. ¡Ajústense los cinturones! — Interfirió Orestes. Tanto el vehículo en el que iba Thianya como el que iba tras el que ellos estaban iban corriendo a todo galope. Nadie quiso usar armas de fuego para atacarse, pero aquella persecución prometía ser intensa, así que los hombres que estaban por detrás del cuarteto tuvieron que arreciar el acecho, lo cual hizo que Esteban manejara de manera mucho más desaprensiva de lo que ya lo venía haciendo. No era la primera vez que este guardaespaldas hacía algo así, sólo que nunca le había tocado en Carcomel, pues él, su colega y su jefe inmediato se cuidaban de llamar la atención dentro de la ciudad que comandaba su padre. — Rebásalo, Esteban. No te dejes amedrentar de ese pendejo. Ya nosotros no trabajamos para los Sparks, y este tipo menos nos va a recontratar, así que ¡Rebásalo! — Exigía Orestes a su compañero. Entre las palabras que decía Orestes y el estruendo que provocó uno de los neumáticos que se había pinchado del vehículo en el que iba aquel cuarteto, Thianya estaba tratando de procesar todo lo que sus oídos estaban captando. — Señorita Sparks, muy mala idea la suya que querer salir huyendo de sus responsabilidades... No la hacía tan cobarde. — Recibió Jake a Thianya una vez ella salió de la yipeta averiada. — Yo no soy una pendeja cobarde como lo eres tú, Jake Liam Masters Strong. Jake se heló en ese mismo instante. Llegó a pensar por un momento que esa mujer completaría la frase con la palabra rechazo, pero el alma le volvió al cuerpo después del susto.
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