Después de aquella conversación que tuvieron Thianya y Clide, ellos no volvieron a tener encuentros íntimos de ningún tipo. Ella había entendido los sentimientos de aquel hombre, pero no se sentía en condiciones de corresponderle; a su criterio él era mejor de lo que ella pudiera merecerse. Y él, a pesar de entenderla, no estaba de acuerdo con la forma en la que ella se veía, pero también estaba consciente que la chica necesitaba sanarse primero antes de emprender el viaje a una relación estable.
En Carcomel las cosas seguían relativamente tranquilas; Clide se había mudado prácticamente a esa ciudad, puesto que el complejo hotelero estaba demandando mucho de él, mientras que Thianya y Renata estaban experimentando un pequeño conflicto con la alcandía, ya que ciertos permisos que necesitaban con relación a un embellecimiento no le era otorgado, todo gracias a que la señorita Carmín Mariñez estaba boicoteando el trabajo de las chicas.
— ¡Te distanciaste desde que estuviste con esa mujer, Josh! Claramente me puse celosa. Se suponía que nos estábamos conociendo para luego entablar una relación. — Excusó Carmín su comportamiento para con Renata.
— Una cosa no tiene que ver con la otra, Carmín, ya que independientemente de lo que estuviéramos haciendo como pareja no debería, ni mezclarse ni interferir, en la vida aboral de ninguno de los dos. Ha sido tan desconsiderado tu comportamiento, que hasta mi jefe se ha visto afectado, ya que muchos han querido alegar que su retraso en cuanto al tema que “tú manejas”, — Señaló a la señorita Mariñez en ese punto de la conversación, has estado interfiriendo, dizque por celos. Debería estar agradecido con el cielo que sólo nos estábamos conociendo, Carmín. No quiero seguir en esta relación. Y ahora, compórtate como una profesional, ¿Quieres? — Le pidió el señor Porter a la señorita Mariñez en un tono casi demandante.
A Carmín Mariñez no le quedó más remedio que aceptar las reprensiones de Josh Porter, pero se quedó con las ganas de reclamarle a alguien sobre todo ese remilgo, y esa alguien sería Renata.
— Dime que resolviste el disparate que me reclamó Clide Hams que según él hice, Josh.
— Sí, Liam, ya lo arreglé, o eso espero… Carmín estaba abusando de su cargo para hacer lo que le place, el detalle más detestable fue que mezcló los negocios con el placer.
— ¿Piensas hablar de frente con Renata? Por favor, no seas como yo. Enfrenta la realidad de que ella es tu compañera de vida, amigo.
— El problema es que, tú, tarado, no sé cómo lo va a tomar Renata. Así como la ves, me atrevo a decir que ella es aún más arisca que tu gran Thianya, aunque a diferencia de ti, yo quiero formar una familia con mi hembra, por lo que tendré que arriesgarme.
— Para atacarme nunca te falta valor, Josh Porter.
— Si tuviera tal valor, ya te habría hecho ir ante Thianya Sparks a enfrentar tu realidad, imbécil.
Josh hubo cerrado la llamada y luego suspiró en el proceso. Muchas veces se lamentaba que le hubiera dado tanta cabida a la mujer que le quitó las ganas de luchar por una familia, tanto que lo había deseado antes de ella aparecer en su vida y arruinarla.
— ¡Ya recibimos los permisos que nos faltaban, chicas! De algo sirvió que le hablara al necio de Strong. La señorita Mariñez firmó por fin lo que quedaba por firmar. — Compartió Clide las buenas noticias a las chicas, pero se quedó mirando a Renata por la expresión que tenía.
— Quien quiso retrasarnos no era el señor Strong, y si lo piensas, mientras más rápido se dé este proyecto, más disponibles estaremos para trabajar con él. Esa es la zorra con la que se revuelca Josh Porter… >> Y luego me va a venir con el cuento que ellos no salen más que a tomarse un café… ¡Sí! Después del desayuno, canalla. << Parloteaba Renata consigo misma después de su explicación ante su jefe temporáneo y su socia.
— Ellos se comportan como si se sintiera con derechos, como si aquel tipo fuera su pareja, o algo así. — Sonrió Clide para no ser escuchado por Renata.
— Desde que se conocieron esos dos, siempre andan a los tiros sin pistolas, muy a lo vaquero se tratan. Pero mientras a mí no me afecte, la dejo ser.
Thianya quería salir este fin de semana, pero había tanto atrasado en lo que tenía que ver con sus obligaciones en el complejo hotelero de Clide, uno que estaba bastante adelantado, y encima tenía el compromiso del pronto inicio de las labores del centro comercial de Liam Strong, que ella prefirió dejar ese tema para otra ocasión, un fin de semana largo, por ejemplo.
— Si quieres irte a andar a algún sitio, vete. Este fin de semana es excelente para eso, además es el último finde veraniego que nos queda, así que aprovecha, porque vienen días fuertes de trabajo, linda. No escucharé quejas a partir de ahora. — Punchó Clide con uno de sus índices la nariz de Thianya.
Ella lo abrazó e inmediatamente llamó a Renata, seguido de Orestes y Esteban, para que se prepararan para ir a Frenchiel, justamente al hotel de Jake Masters, puesto que aquella mujer estaba pensando hacer algo y deseaba despedirse de él antes de dar ese paso.
Llegando a la ciudad de Ilis, en la que estaba el hotel más emblemático de la familia Masters, y donde Thianya y Jake tuvieron su primera interacción nada romántica, también estaba Benjamín Conroid, que sin decirle a nadie, estaba siguiendo los pasos de la señorita Sparks, ya que él estaba obsesionado con la idea de estar con esa mujer.
Thianya tenía muchas ilusiones de estar allí, y como las reservaciones se hicieron a nombre de la chica que había acompañado a Clide al evento que había preparado Dalmara Uziel, una de los miembros de la familia Hams, poco conocida en el medio donde se desenvolvía su primo, pasaron desapercibidos para los empleados de aquel hotel, ya que se suponía que su dueño le había prohibido la entrada a la pelinegra.
Clide accedió a los caprichos de Thianya, pues esta le había prometido que se retiraría para encontrarse consigo misma, y que al volver, lo haría con la convicción de ser ella pero con amor propio, por eso lo hizo, aunque le dio en su orgullo cuando le propuso que le ayudara a entrar a los predios de Jake Masters.
Thianya estaba entusiasmada con la idea de sorprender a Jake, aunque esto significara que ella tuviera que vivir la experiencia que vivió la primera vez que lo conoció, pero su deseo era darle el último adiós a ese que a su juicio era su más grade dolor de cabeza amoroso. Mas la sorprendida fue ella, puesto que fue a abrir la puerta, y al ir a atenderla, se encontró con Benjamín Conroid.
— Benjamín… ¿Hola? Eh… No sé qué te trae por aquí, pero voy de salida con unos amigos, así que no podré atenderte, y no dejo a nadie esperándome en mi habitación, así que vamos saliendo, ¿Sí? — Propuso Thianya, porque había visto que aquel hombre se estaba dando paso atravesando el espacio de ella.
— No me voy de aquí hasta que hablemos, Thianya Sparks. — Impuso aquel hombre, que a pesar de no estar bebido, sus ojos estaban rojizos y sus pupilas pasaban de dorados a color verde, su color natural, de manera intermitente.
La señorita intentó salir, pero aquel hombre fue lo suficientemente rápido como para permitirle la salida, aunque ella, previendo que aquel tipo fuera con malas intenciones, había llamado por su línea de emergencia a sus guardaespaldas.