-Ho mierda, mi cabeza. - Siento que va a estallar y más que tocan la gilipollas puerta, abro mis ojos la luz en la ventana está resplandécete. -Señorita. - No sé quién me llama me pongo una almohada en la cabeza, lo que recuerdo es que estaba hasta que yo sepa, era en casa de Laura no aquí, me levanto de golpe y el pijama tirado por toda la cama, me pongo la sabana, estoy en mis braguetas. - ¿Qué quieres? - Le gruño al que está en la puerta. -Don Alessandro, la espera en el despacho. -Dice muy tranquilo, ellos están acostumbrados a que cualquiera puede estar molesto. -Dígale que me siento mal, que no iré. - Le cierro la puerta en la cara vuelvo a la cama y que cama no aguante me fui al baño, dejando todo en el inodoro a morir me ducho, después de haber vomitado hasta el alma. -