Para aun mas humillación y sin que les importe que nos sacaron de nuestros hogares donde muchas teníamos planes de vida, donde otras estaban empezando a vivir, nos revisan de forma intima delante de todas y eso me hace estar muy humillada, odio esto, pero debo hacer de cuenta que no entiendo nada, que no entiendo las burlas, las groserías que nos dicen, son mujeres reducidas que revisan a las mujeres que vienen a complacer a sus hombres, revisan a las mujeres que vienen a procrear porque ellas son pocas, nos odian.
Cuando terminan me hacen ir por una puerta y a las otras por otra, cuando paso esta Ruth y otra chica, solo las tres, de todas las que éramos en esa nave solo estamos nosotras tres.
—Ella es Abril. —Ruth la apunta, es una chica alta, delgada, ojos claros y pelo bien n***o.
—Soy Olivia.
—Diría que mucho gusto pero no estaría bien por la situación en la que estamos.
—Entiendo. —viene otra mujer que no estaba con las otras y nos inyecta a las tres, me sobo el brazo mirándola con odio donde no hacia falta tal violencia.
—Bien. —nos mira a las tres con asco—. ¿Las tres me entienden?.
—Si. —decimos las tres.
—Fueron apartadas de las demás porque no cumplen con los requisitos requeridos para poder aparearse... Si un macho algún día las quiere va a ser su día de suerte que les va a cambiar la vida completamente, pero no creo que alguno las quiera jamás. —frunzo las cejas por eso, no entiendo nada, se supone que veníamos porque necesitan mujeres y que íbamos a tener compañeros y ahora nos dice que no—. Como no van a poder formar sus familias van a ser enviadas a servir a la reina Adalia... Ella acoge a las desafortunadas de este planeta y van a estar con ella por desafortunadas. —nos da unos vestidos blancos con mucha tela, no hace falta ni que lo diga que nos cambiamos de inmediato—. No debería decir esto pero lo voy a hacer igual ya que no tienen la culpa de nada de lo que les esta pasando, no lo decidieron así y necesitan el consejo... Hagan lo que dice. —me dan ganas de llorar con lo que dice—. Es una maldita con cara de diosa pero no se confíen en su voz dulce o lo buena que puede llegar a ser con ustedes los primeros días... Hagan lo que les diga y van a vivir bien, van a contar con lujos y los mejores vestidos, y la mejor comida que se pueda conseguir en este lugar, solo sean sumisas.
Asentimos con mucho miedo, ¿A quién no le da miedo cuando le dice que tal persona es mala? Pues yo creo que a muchos porque uno no sabe de que son capaces y hasta donde llegarían, hay personas que la maldad los hace sádicos, eso es peor, me imagino millones de cosas mientras caminamos agarradas de las manos y temiendo por nuestro destino, creí que Randok iba a ir por mi y todavía tengo la esperanza de que venga por mi, me lo prometió, me llenó de ilusiones y como buen tonta le creí y le creo, sentí en todo momento que fue sincero conmigo, me dijo de salir a recorrer su planeta, me dijo que íbamos a estar juntos, tal vez donde nunca tuve novio ni nada creí en todas sus palabras más fácil.
Llegamos a un mega palacio como de mármol entre gris, n***o y blanco, Dios que belleza de lugar, es algo que jamás vi, y creo que nunca vería en mi planeta, menos en la clase social que teníamos con mis papás, siento que es un sueño, de esos lindos donde te sientes en paz, pero a la vez siento que va a ser mi muerte, las paredes hablan, y si las acaricias un poco largan sus miserias, miserias que dentro de poco me voy a enterar.
Vamos temblando cuando entramos, Ruth aprieta mi mano con fuerza y sé que esta aterrada realmente, y yo igual solo que intento mantenerme firme, somos el circo para todos los hombres que hay, parece que no es mentira que en este lugar abundan los hombres porque solo voy viendo a las mujeres que nos bajamos de la nave y a la mujer que nos guía.
—Acá las esta esperando la reina Adalia... Van a ser sus concubinas desde ahora hasta sus muertes. —con sus palabras nos dio un golpe demoledor, que no queríamos ni esperábamos—. No la miren a la cara si ella no les habla, y jamás le hablen ustedes primero, ella siempre tiene la primer y última palabra.
—Si, entendemos. —entramos con la cabeza gacha tal como nos dijo, esto es humillante, pero realmente no quiero morir, una cosa es morir pacíficamente y otra que te torturen hasta la muerte, la segunda no la quiero, por eso hago lo que me dicen, veo unas telas con unos colores re locos diríamos en mi casa que se mueve demostrando que alguien tiene un vestido y camina de un lado a otro, está delante mío inspeccionando mi pelo pero como no dice nada no alzo mi cara, veo con alivio que va donde Abril primero.
—Mírame. —miro el suelo sin saber que pensar siquiera—. ¿Tu nombre?.
—Abril.
—Siempre debes decirme señora ¿Comprendes?.
—Si.
—¿Si qué?.
—Si señora.
—Vas a ser una de mis mujeres, pasa con las demás. —va donde Ruth ahora—. ¿Tu nombre?.
—Ruth señora.
—Ruth, vas a ser una de mis mujeres, pasa con las demás. —viene hacia mi y me hace mirarla, cuando la veo quedo prendida por su belleza y ojos de diabla, blanca leche, con los ojos como gato de un color naranja que te llama a verla a los ojos, su pelo n***o como la noche, es una belleza en todo su esplendor.
—Que tenemos acá. —agarra un mechón de pelo tocándolo, después pasa sus dedos por mi cara con una sonrisa—. ¿Tu nombre?.
—Olivia señora.
—Me vas a ser muy útil Olivia. —trago duro por lo malicioso que sonó eso, se gira hacia donde hay una mujer, es la única que esta mas cerca—. Alja ven. —la chica se acerca mas, hay muchas mujeres mirando en silencio, no sé escucha nada—. Ella es Alja mi mujer de mas confianza. —se nota por la tela de su vestido, no es el mismo vestido de las otras, es casi igual al de la reina y esta llena de joyas hermosas, resaltando aun mas lo bella que es—. Ella las va a preparar como a mi me gusta... Las va a adiestrar y decir las reglas, siempre deben obedecerla, lo que yo no lo ordene lo hace ella, y las puede castigar... Llévalas Alja.
—Si señora. —hace una leve inclinación y nos apunta a que lo hagamos, de mala gana lo hago—. Síganme señoritas. —la seguimos en silencio por varios pasillos, entramos a una habitación llena de camas acomodadas y bien tendidas, me apunta una que queda entre la que esta en la pared y otra mas—. Esa es tuya, tu lugar de descanso de ahora en mas. —le dice a las otras cuales son sus camas y apunta como un ropero del tamaño de toda la pared, va ahí y nos dice cual es de cada una, son tiras donde hay vestidos colgados—. Tienen cuatro vestidos por ahora... Si hacen lo que la reina dice van a llenarse de ellos... El que están usando es el del día y este de noche. —va tocando los vestidos, pongo todo de mi para recordarlo—. Este es para dormir y este es de las galas... Todas visten iguales así que respeten los vestidos y horarios... Una vez a cada diez días se les permite salir, solo si tienen buen comportamiento... La señora nos da dinero y podemos comprarnos vestidos que los podemos utilizar en nuestros tiempos libres o podemos comer lo que queramos... No pueden comprar joyas de ningún tipo ni tocados, las joyas que carguen de ahora en mas son las que la señora les dé, así que sáquense los aros y anillos.
—¿Lo puedo guardar?. —me saco el anillo que me dieron cuando cumplí quince, es lo que mas atesoro en la vida—. Es regalo de mis papás.
—Mantenelo oculto, que no te lo vean ni la señora ni las otras o van a usarlo en tu contra. —asiento pensando donde dejarlo—. No deben hablar con ningún macho, solo con los que trabajan en la limpieza y nada mas... Los colores de la ropa dice el estatus de las mujeres, estos colores van a usar el resto de su vida. —apunta el ropero donde están los vestidos—. Pueden variar en tonalidad pero nada mas, no esta permitido el brillo, eso queda solo para la realeza... Cuando salimos de palacio vamos custodiadas, como sabrán las mujeres escasean y a causa de eso los machos se vuelven locos cuando ven a mujeres sin pareja. —asentimos a todo lo que dice—. En las comidas debemos estar todas... La reina se enfada mucho si una llega simplemente tarde... Todos los loñ tomamos el té en el patio, ahí recibimos regalos todas. —trago duro pensando en todo lo que dice y que debo recordar—. Y les voy a ser claras, hacemos el trabajo sucio de la reina... Pagamos favores y generamos favores.
—¿Qué... ¿Qué significa eso?. —dice Abril llorosa.
—Son nuevas y por el momento no las va a mandar, pero ya saben lo que les espera.
—¿Estas diciendo que nos va a prostituir?.
—Mmm no entiendo esa palabra... Pero básicamente nos acostamos con machos por favores a la reina. —Abril y Ruth se ponen histéricas y a mi me dan nauseas—. Calma... Yo las preparo y hay formas de no vivir con eso... Yo lo aprendí y la reina nos llena de lujos cuando sale bien... A fin de cuentas es la que nos mantiene con vida en este lugar.
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Por lo que voy contando estamos hace cuatro meses acá y siento que es una eternidad, los días se me hacen eternos y las chicas creen lo mismo, es como si el día durara veinte horas y las noches igual, eso me esta matando aunque mi sistema se esta acomodando, no como en los primeros días que fue un infierno para nosotras ya que no podíamos dormir la mayoría de las noches y en el día nos dormíamos paradas o si nos acomodábamos un poquito roncábamos a full, lo bueno que la reina eso lo comprendió y nos permitió adaptarnos pero esforzarnos para hacerlo.
Voy hacia la cocina a dejar las bandejas con la loza sucia cuando veo a una chica escondida entre las columnas, nos mira pasar a todas, creo que debería estar con nosotras o casada, parece que esas son las dos únicas opciones para las mujeres en este lugar.
—¿Y ella quién es?.
—¿Quién?. —dice Ojhy.
—Esa chica. —miran todas pero ya no esta—. Había una chica ahí lo juro, ¿O es que ya veo fantasmas?.
—¿Qué es un fantasma?.
—Vamos todas. —es Weo, la jefa de servicio—. Se les va a cortar el tiempo de salida si tardan.
—Dale Olivia que quiero salir ya de este lugar. —una vez que dejamos todo limpio nos cambiamos por el vestido que es para fuera del palacio y salimos, vamos todas juntas custodiadas por los únicos hombres que entran al área de mujeres y los guardias del palacio que se mantienen a una distancia prudente.
—Quiero tela para ver si me sale una bombacha.
—¿Vas a seguir desperdiciando tela Oli?. —Ruth se ríe de mis intentos fallidos mientras corre hacia la primer tienda que vemos, es como una honda antigua, los puestos son en la calle con toldos y la gente gritando sin para ofreciendo lo que venden.
—Miraaaaa. —agarro una tela rosa palo que me enamora, pregunto el precio aunque sé que no puedo comprarla.
—No tienes permitido ese color. —le hago puchero al muchacho de color verde y chiquito que nos controla el dinero y las compras, le suplico con los ojos pero niega—. No lo tienes Olivia, en todas las salidas es lo mismo.
—No me gusta el blanco, encima que ya no me gustaba lo estoy empezando a odiar loco. —dejo la hermosa tela donde estaba y sigo mirando telas que no me van a dejar comprar.
—¿Ruth?. —nos giramos al llamado, viene la chica con el mastodonte que en la nave me agarró de los pelos y después le dijo a la chica que era de él.
—¡Ooohhh que bueno verte!. —me alejo un poco así hablan tranquilas.
—Mira... Estoy embarazada. —pone la mano de Ruth en su vientre—. Parece que acá son mas rápido los embarazos, mira la panza que tengo.
—Él... ¿Te maltrata?. —miro las telas mientras escucho.
—Noooo... Nada, nunca... Soy pareja de vida.
—¿Qué es eso?.
—Que soy la mujer que la diosa de este planeta les otorga. —debe estar viviendo un sueño donde habla super risueña, tal como yo estaba con el infeliz de Randok, si es que se llama así—. Él me reconoció y vamos a vivir hasta la muerte juntos.
—¡Que lindo! Dicen que yo no lo voy a encontrar.
—¿Por? ¿Por lo que pasó?.
—Tamara vamos. —viene el mastodonte y lo miro sin resentimiento alguno, cuando se van me doy cuenta que no hay nadie del palacio.
—Ruth.
—¿Qué?.
—Estamos solas. —se gira asustada, nunca estamos solas, y nos viven diciendo que no debemos quedarnos solas—. Vamos, nos van a matar. —corremos de la mano hasta que un grupo de hombres no nos dejan avanzar—. Déjennos pasar.
—Son concubinas. —nos rodean riendo.
—Lastima que la reina las tenga para ella sola.
—Es injusto. —si que el tipo esta enojado de lo injusto que seamos de la reina—. Nosotros nos merecemos al menos acostarnos con ustedes y eso vamos a hacer.
—La reina los va a matar si nos tocan. —un poco mas Ruth me arranca el brazo, pero les hago frente—. Los va a despellejar y lo saben.
—¿Qué pasa acá?. —veo al hombre de Luz parado atrás de ellos con otros mas.
—Mi señor Radok. —se alejan de nosotras inclinándose, como si fuera un rey o algo así, Ruth me abraza por la espalda gimiendo.
—Vayan que la reina las va a castigar. —camino casi corriendo y llevando a Ruth a la rastra donde está super histérica.
—Quiero que me digas que fue lo que pasó en la nave, no puedo verte así.
—Ya lo sabes Olivia.
—Pero quiero que me lo digas y como eran.
—En otro momento. —corremos hasta nuestras habitaciones, están todas cambiándose de ropa como si las apuraran.
—Gracias por avisarnos que nos teníamos que volver. —nos cambiamos apuradas.
—Nos avisaron que la reina nos solicitaba de urgencia.
—Es nuestro día libre. —dice Abril en susurro.
—Quién la entiende.
Al final nos llamaba para que comamos juntas, siempre hace esto, nos hace llamar de urgencia y resulta que quería que comamos o salgamos a caminar todas juntas por el patio, estos momento así me dicen que es una mujer dependiente emocionalmente, no tolera estar sola, quiere compañía siempre porque algo le aterra y rodeada se siente mas poderosa.
Se arma una especie de mesa en su salón privado, pero nos sentamos en el suelo en unos almohadones súper cómodos, hay de todo para comer, solo somos tres humanas que no podemos comer todo lo que sirven por eso nos hacen comida solo a nosotras tres. Al ser las nuevas estamos sentadas al final de la mesa y la reina junto a Alja sentadas en la punta charlando y riendo, las únicas con sillas y mesa, las demás favoritas están al lado de ellas hablando, Alja es la favorita de la reina, a ella la consiente de todas las maneras, y es la única que por así decirlo le discute a la reina sin miedo.
Agarro una especie de uva cuando entra el chico de los mandados específicos del rey, ya lo conocemos por las veces que viene a pedir una mujer para el rey, va donde Adalia y ella lo mira esperando, quedamos todas en silencio a que den la orden.
—El señor solicita a su favorita.
—¿Ahora? Estamos cenando.
—Después de la cena.
—Bien. —Adalia nos mira a todas—. Sigan comiendo.
—Pobre Alja. —dice Abril en susurro—. Seguro el rey es un asco por eso la reina no va con él.
—Seguro que si. —acota Ruth, yo solo pienso en los beneficios de las que van con el rey—. Desde que estamos acá no lo he visto ni que ella lo vaya a ver... ¿Nos les da intriga de saber como es? A veces pienso que es un fantasma porque nadie habla de él.
—¿Y el hijo?. —las dos asienten por mis palabras.
—Jamás... Jamás oí que hable de su hijo. —Abril habla tan bajo que nos tenemos que inclinar para oírla—. Que yo sepa, las madres hablan de sus hijos.
—Tal vez lo aborrece por el padre que tiene. —nos alejamos y ya no hablamos o van a creer que conspiramos contra la reina.
—Esto ya me cansa. —digo agarrando mas vomito que nos dan de comer.
—Siento que en cualquier momento me levanto con la forma de esta porquería. —quedo mirando a Alja salir con dos chicas así se prepara para ir con el rey.
—Pobre Alja.
—Dios nos libre de ir con él.
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