Capitulo 6

3239 Words
Estamos en los lavados lavando la ropa de la reina, obviamente estamos con Ruth y Abril pagando el derecho de piso por ser nuevas, nos mandan a hacer estos trabajos creyendo que es super bajo para nosotras, pero lo disfrutamos donde estamos solas, podemos hablar, reír y llorar sin que nadie nos diga que nos pasa, y lo disfrutamos porque en nuestras casas lo hacíamos, pero ellas por estar a cargo de la gran reina se creen que tienen coronitas, bueno, excepto cuando las mandan a tener relaciones con algún soldado, pero prefieren eso a lavar ropa, yo prefiero mil veces esto. —Al que esta sentado en el trono... —Abril comienza a cantar música cristiana y ya estamos acostumbradas—. Al que vive para siempre y siempre. —Sea la gloria... —comenzamos a cantar con Ruth donde ya la sabemos de memoria y ella sonríe—. Sea la honra y el poder. —nos reímos ya que solo Abril tiene linda voz. —Esa me gusta mucho. —ya estamos terminando. —Extraño tanto a mi mamá. —de la nada comienza a llorar, me muerdo los labios porque no estoy en condiciones de consolarla donde estoy igual solo que lloro sola—. Ya no soporto esto... Cada noche le pido tanto a Dios que me saque de acá y me lleve a mi hogar, pero me sigo levantando en este planeta del infierno. —quedamos las tres en silencio sin saber que hacer, yo les diría que no vamos a ir a ningún lado porque no es un sueño, y por lo que tengo entendido Dios no teletransporta a las personas. —¿Cómo estará Alja después de pasar la noche con el fantasma?. —Seguro la vamos a ver en la comida. Y así pasa, vamos a almorzar todas juntas, Alja esta con la reina obviamente charlando como si nunca hubiera estado con un hombre en la noche, por lo menos cuando estaba con Randok me echaba unas sientas largas que de todas formas cuando despertaba estaba destruida igualmente, tal vez ella ya esta acostumbrada a los hombres de este lugar al ser nativa o el rey es un tipo que no aguanta mucho en la cama, esas son las únicas dos opciones que se me vienen a la mente. Miro a la chica que la reina me mandó a rapar, solo lo hizo porque ella desobedeció, se quedó mas tiempo del debido con el soldado al que la mandó, y a mi me lo hizo para poner a prueba mi obediencia hacia ella, muerdo mis labios ya que le pedí millones de veces disculpas aunque ella dice que no la es, pero me siento mal por tener que ser yo la que la castigue, también veo a una chica que tiene su ojo morado por ir a cumplir con un mandado de la reina, el hombre la golpeó muy feo, ella llegó corriendo y llorando desesperada con sangre corriendo por su cara como si la hubiera cortado de alguna forma, ahora él no la cuenta mas, por lo que escuché por ahí esta en el fondo del mar siendo comida para los peces, ella nos manda a ser trabajos feos, pero que nadie nos ponga una mano encima a la fuerza porque la diabla se despierta y es terrorífica, cuando entró toda golpeada todas corrimos lejos de la reina ya que se había vuelto loca, azotó al guardia hasta casi despedazarlo. Pasamos la tarde bordando fundas de almohadas, Adalia nos enseña a bordar y así poder hacer nuestros propios arreglos o decorar sus cortinas, sabanas y manteles, es mala y perversa, todo lo que hace es por un motivo, como estos, la paciencia y amabilidad que usa para enseñarnos es la misma que después utiliza para decirnos que debemos hacer tal cosa, es una forma de comprarnos a mi parecer, aunque gracias a Dios a mi aun no me manda, pero estos trabajos me tienen tan aburrida que es abrumador, por suerte llega la noche, ya queda poco para ir a dormir. —Señora... El señor pide que mande a una concubina. —Alja. —Si señora. —quedamos comiendo sin interrupciones donde ya es costumbre, se para en silencio sabiendo lo que debe hacer. —¿Qué es lo que mas extrañan de la tierra? A parte de la familia. —miro a Ruth pensando. —Extraño un buen plato de milanesa a la napolitana con puré de papás y una gaseosa bien fresca. —Ooggg siiii... Que delicia. —Extraño un helado. —Abril mira el techo pensando—. La música y un buen libro. —Bueno, yo extraño todo, no puedo decir una sola cosa porque seria mentira. —¿Y si, que no vamos a extrañar?. —tomo agua mirando a la puerta cuando se abre, Alja entra casi llorando y quedamos mudas, la reina se para y nosotras nos vamos contra la pared de lo enojada que esta. —¿Qué haces acá Alja? ¿Y el rey?. —Me rechazó señora. —¿QUÉ?. —la tira de la cachetada que le da, Abril y Ruth me agarran de los brazos escondiendo sus caras en mi espalda, y yo estoy de piedra sabiendo lo que viene—. ¿QUÉ HICISTE?. —Nada señora. —desde el suelo la mira, me hace acordar a los perros maltratados, que aun golpeados su lealtad sigue hacia el amo abusador—. A penas entré me dijo que me vaya. —AZOTENLA. —Nooo por favor. —DIEZ AZOTES... DE INMEDIATOOOOO. —entra un soldado con un látigo en las manos, tiemblo con cada golpe y ella grita con fuerza, Ruth se llega a doblar gimiendo y llorando mientras mis lágrimas caen—. OLIVIA. —casi no logro verla por las lágrimas en mis ojos, pero si sé que esta furiosa—. Te dejo a cargo de Alja... No quiero ver tu cara hasta que ella este bien. —Si señora. —el muchacho que la azotó la agarra en brazos mirándome—. Sígueme. —corremos por los pasillos hasta la habitación de las concubinas, ella duerme en una habitación aparte que tiene la reina en su propia habitación, pero esta vez la acuesto en mi cama, ahí me doy cuenta que el soldado esta llorando. —Ya no llores hijo. —Es una maldita. —No queda otra y lo sabes, tu puedes irte yo no. —No te voy a dejar... Ya lo hablamos madre. —la curo con el mayor cuidado posible y se duerme, me siento al lado del muchacho que aprieta sus manos. —¿Cómo es tu nombre?. —Tim. —¿Tim? En mi planeta hay nombres así. —¡Que bueno!. —miro a Alja sonriendo. —Muy hermosa es tu mamá... Jamás me imaginé que tenía un hijo. —sonríe negando, se seca las lágrimas que no dejan de salir, es mas que entendible—. ¿Tu papá? ¿Cómo es que esta sirviendo a la reina?. —Cuando tenia unos tres ciclos de vida mi padre murió... Mi madre escapó conmigo pero ya no había donde esconderse, muchos hombres la buscaban, en ese tiempo los machos estaban locos donde no podían comprender que casi no habían mujeres y mi madre estaba aterrada, era joven y muy hermosa, muchos la querían por eso mataron a mi padre. —quedo de piedra por eso, hasta ese punto llegó la desesperación de un pueblo que sabia que iba a la extinción—. Llegó a palacio pidiendo hablar con nuestro rey en ese entonces, pero él no pudo atenderla porque estaba desesperado buscando formas de que los machos no se revelen, esa noche dormimos a la orilla de la gran puerta hasta que en medio de la noche salió una chica muy joven y radiante, nos hizo pasar, nos dio alimento y ropa limpia... Mi madre le preguntó quien era y dijo... Soy Adalia, la esposa del futuro rey, y estoy al tanto de tu situación, puedo darte asilo a cambio de tu servidumbre y la libertad de tu hijo. —maldita perra, usó su desespero para esclavizarla—. Mi madre dudo y ella lo supo... Dijo, puedes servirme con tu hijo a cuestas hasta que sea mayor y entre al ejercito, o puedes mandarlo con un familiar y sabes su destino. —¿Qué destino?. —Los cachorros machos sin padres no deberíamos llegar a la adultez... Nos matan, somos deshonra... Mi madre corrió y aceptó ser esclava por el resto de su vida a cambio de la mía. —la mira desesperado, debe pensar miles de formas para sacarla de acá—. Mi madre fue la primer concubina de la reina Adalia, por eso es diferente el trato hacia ella, mi madre conoce todos los secretos de la reina y mi madre es tan preciada como ella, debe ser custodiada con la reina misma por su alta posición en el palacio, aunque la reina no acepta que el rey las niegue, a ninguna incluida mi madre que era la intermediaria de los dos. —Woouuu. —me apoyo en la pared procesando todo lo que me dijo, ósea que sin un hombre no somos nada en este planeta, hermosa democracia, bueno, no existe en realidad, una monarquía mejor dicho—. ¿Y cómo es que llegó a ser la favorita del rey?. —Adalia le tiene asco al rey... Una vez el rey solicitó a su esposa en su lecho, mi madre decidió reemplazarla porque la reina estaba desesperada, entró en un ataque de nervios, lloraba y gritaba que no quería, entonces mi madre decidió ir aun sabiendo que el rey en ese entonces príncipe, podía matarla por estar en sus aposentos sin su autorización, pero no fue así... Él la tomo y la siguió pidiendo hasta lo de hoy que la rechazó, y ya no va a pisar mas el lecho del rey. —Que desgraciado. —doy un golpe al aire como si lo tuviera frente a mi—. Viejo verde barrigón asqueroso. —¿Barrigón? ¿Qué es eso?. —Se le dice así a los hombres que son gordos y feos. —se ríe con mucha diversión y yo no entiendo de que habla—. ¿Qué? ¿De qué te ríes?. —Feo no puedo decírtelo ya que soy hombre y me encantan las mujeres... ¿Pero gordo? No es eso. —frunce las cejas aun divertido—. Nuestro rey es el ser mas fuerte en este planeta... Ni sus tres hermanos juntos podrían con él y eso que los príncipes son tan fuertes que cada uno podría con mil hombres a la vez. —ahora yo me rio, pero quedo seria cuando veo que no le gusta que me burle de su rey y sus príncipes—. Hablo muy en serio... Nuestro rey desde pequeño fue muy fuerte... A la edad de cinco ciclos ya vencía a un hombre adulto experimentado en lucha. —se llega a poner de lado para hablarme, es como un niño hablando de su héroe—. A los diez años ya iba a las guerras como un soldado mas, él es muy duro y fuerte. —Tal vez por eso le tiene miedo la reina... Tal vez es un bruto y violento que la lastima. Pasamos la noche en vela ya que debo estar limpiándola a cada rato, solo dos azotes la lastimaron pero tiene muy hinchada toda su espalda y tiene mucha fiebre, es mas que obvio porque el cuerpo se pone en un estado de tensión el cual usa todo lo que tiene para protegerse, cuando el cuerpo se relaja vienen todos los contras, los dolores, la fiebre, y hasta las alucinaciones, yo creo que esos dos golpes fueron por error del soldado, y creo que la bruja solo ordenó golpearla para que Alja no esté en el ojo de la tormenta de que ella no recibe nada más que la gratitud de su reina. ......................... Pasa una semana para que se recupere del todo, hace unos días quería ir con la reina pero le pedí por favor que no, que se podía desvanecer, ahí si que nos mata a las dos, pero vamos juntas y silenciosas hacia la sala de la reina a presentarnos, en la puerta estamos en silencio esperando a tomar fuerzas para entrar, vuelve la rutina, vuelve el andar pendiente a cualquier cosa que se le ocurra y eso me aterra, ya muchas cosas me ha mandado a hacer, me tiene en la mira. —Gracias Olivia. —le sonrío negando mientras acaricio su brazo, esas cosas le sorprende donde no hay nada amoroso es este castillo. —No es nada Alja, deja de darme las gracias, lo volvería a hacer aun si ella no me lo ordena, estamos viviendo el mismo infierno y debemos ser compañeras de lucha. —cuando entramos quedan todas en silencio y Adalia se para mirándola a Alja como aliviada, si siente eso, ¿Por qué la golpeó?. —Ven a tu lugar Alja. —Si señora. —me siento con Abril y Ruth que sonríen. —Ya era hora de que se presenten, teníamos miedo de que te lastime porque Alja no sane. —miran a Alja sentada al lado de la reina en su silla. —Yo jamás podría lastimarlas a ustedes. —les aprieto las manos diciéndome que aunque me obligue no lo haría—. A su propia amiga azotó. —Ahí te das cuenta que no son amigas Ruth. —como mientras las escucho contarme todo lo que ha pasado, porque después de que la reina se enteró de que estábamos en mi cama nos mandó a una habitación con todas las cosas posibles para poder cuidarla. —Señora. —entra el muchacho de los mandados personales del rey—. El señor pide una concubina. —Bien. —se para mirándonos a todas, debe analizar a cada uno para ver a quien manda, porque antes era solamente Alja, no hacia falta mirar nada, cuando me mira y no sigue corriendo con la mirada, tiemblo—. Olivia... Es tu turno. —No Oli. —Ruth me agarra de la mano como queriendo impedir lo que debo hacer. —Debo ir. —Olivia. —me paro soltándome de su mano y hago una pequeña reverencia. —Si señora. —No me falles. Salgo de ahí maquinando la tortura que me va a venir porque no sé como es el rey, nadie sabe decirme su físico, Tim al menos me aclaró que gordo no es, y no es que me genere rechazo, sino que digo que al menos sé algún rasgo, pero al final me digo, esta es la prueba para saber de que estoy hecha y de hasta donde llegaría para estar viva, porque si él acepta estar conmigo, la reina va a estar contenta, y si me rechaza estoy muy segura que me mata, a Alja no la mató porque es su "amiga" pero conmigo no lo dudaría, soy nada para ella, no eh servido para nada mas que lavar la ropa. Me bañan varias chicas, quise hacerlo sola pero me tienen que lavar bien, me ponen ropa limpia y perfumada, me miro al espejo acomodándome el pelo pensando en que tengo que liberar mi mente, se me cruza Randok y me odio por eso, el maldito me ilusionó y luego me dejó a mi suerte en este planeta del demonio, pero debo ser fuerte, si el rey me acepta, la reina me va a tener mas estima y me va a dejar de mandar a hacer cosas, solo espero soportarlo, y si el rey me acepta no me va a mandar con los soldados, solo del rey voy a ser y se siente bien pensar ser prostituta de uno y no de cien. Respiro hondo para no llorar y sonrío demostrando que puedo, puedo con esto así como he podido con todo hasta ahora. —¿Lista señorita?. —Si. —me tiende un frasquito de color naranja—. ¿Qué es esto?. —Una medicina... Debe tomarla cada vez que vaya con el rey. —¿Él esta enfermo sexualmente, por eso?. —tomo todo el frasco de una, la mujer me mira sin entender. —Es para que no concibas del rey. —Oh... Mejor... Vamos ahora. —vamos por los pasillo que jamás caminé, y por la ropa todos saben que voy con el rey, por eso solo miro al suelo. —Cuando entres te pones el velo bien cubierta... Callada la boca y haces lo que él dice, si dice que salgas sin pensarlo sales, y si te dice a la cama vas y te acomodas. —Si, entiendo. —cuando llegamos a una gran puerta no paro de temblar. —¿Lista?. —No. —apoyo la frente en la puerta gimiendo, debo ser fuerte, no puedo caer, es una salida para mi y para Ruth con Abril, debo ser fuerte—. Dame un segundo por favor. —respiro hondo intentando de no llorar, me paro derecha mirando a mi alrededor viendo como todo mundo me mira intrigado— Ya estoy. —Recuerda lo que te dije Olivia. —Si Weo ya lo sé. Abren las puertas e ingreso sintiendo que es mi sentencia de muerte, me paro a varios pasos de la puerta cubriéndome con el velo sin dejar de ver el suelo, me imagino millones de cosas, y ninguna buena, aprieto mis manos intentando calmar los temblores violentos que me dan, pero no hay caso, no hay salida a ningún lado. Escucho que el rey ya esta en la habitación pero no sé donde, oigo pasos y cierro los ojos intentando no desmoronarme, que pase rápido, todo rápido y que vuelva a estar en la sala de la reina comiendo y riendo con las chicas. —Puedes irte, ya no te necesito. —abro gigante los ojos y niego ya que la voz me suena, me suena mucho, la oi por muchos días encerrados en una habitación—. ¿Eres sorda? Te dije que te vayas. —Señor. —no puede ser, Adalia me mata si vuelvo—. Permítame complacerlo, no se va a arrepentir. —cierro los ojos pensando cuando se acerca, creo que me va a golpear pero levanta mi velo por el corrientazo de aire que siento, estoy quieta esperando cualquier cosa y no quiero ver, alza mi barbilla pero sigo sin abrir los ojos, tiemblo cuando siento el roce de sus labios en mi mejilla y en susurro dice. —Esperé este día Olivia. —abro los ojos asustada, me sonríe con mucha alegría, sin pensarlo le doy una cachetada con todas mis fuerzas haciendo que se vaya para atrás y gruña furioso—. ¿Qué haces?. —Me mentiste. —mis lágrimas caen ahora— Me ilusionaste con que era tuya y solo lo hacías para que no te ponga peros en la cama. —voy hacia la puerta para irme, en este momento prefiero los azotes de Adalia antes de estar con este idiota, pero me abraza de atrás alejándome de la puerta—. No Randok, eres un maldito... Jugaste conmigo. —No Oli, espera. . .
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