Capitulo 4

3089 Words
Estoy arrodillada en la cama viendo como se para enojado y no para de negar, me muerdo los labios sin saber que hacer o decir, no quiero que me mande de vuelta con las mujeres, la verdad que como estoy acá y como estaba allá prefiero acá mil veces, con un hombre super sexi, me hace cosas alucinantes, como a la hora que quiero, me baño cuando quiero y duermo en una cama, por eso prefiero quedarme acá, pero solo quería probar estar arriba de él nada mas, simplemente eso lo enojó, —No es malo Randok. —Ya dije que no... No voy a hacer tal cosa. —se va al baño que parece que arranca las paredes, me quedo en la cama pensando en porque tanto enojo si no es nada malo, cuando sale me mira, no hace falta que me diga nada para darme cuenta que sigue enojado. —Solo quería mostrarte algunas poses que hacen los humanos nada mas, no era para hacer todo ese berrinche Randok. —¿De verdad sus hombres dejan que sus mujeres estén arriba de ellos en el acto s****l?. —Por lo que tengo entendido lo aman, me han dicho que es algo que les encanta. —No lo entiendo para nada. —abre los brazos negando, va y viene por toda la habitación totalmente en bolas y súper excitado—. Intento pero no puedo entenderlo. —Si no pruebas no lo vas a entender nunca mi amor. —¿Tu quieres que este como un jjjftttyuyy ahí tirado en la cama?. —No sé que dijiste pero probemos y después me dices si eras eso que dijiste, y si no te gusta nos giras, es fácil. —para de caminar mirándome fijo—. Paso a quedar abajo tuyo enseguida. —Cuando ya no me sienta cómodo nos giro. —Si. Se sienta en la cama medio reacio, pongo mis manos en sus hombros presionando para que se acueste, pero se resiste en gran manera y me hace dudar de que lo va a hacer, hasta que se acuesta mirándome con furia, como que con la mirada me dice que me las va a cobrar y de sobra, pero voy a intentar hacer que me lo vuelva a pedir, que me vuelva a decir que este arriba tal como hizo con que estemos de frente, con el beso, con las caricias, lo que le he dicho que hagamos lo hace, solo que cuesta al principio y esta nueva cosa costó mas que las otras. Me subo arriba de él pasando las uñas lentamente por su pecho y vientre, respira con fuerza y aprieta los dientes, cuando me da la sensación de que se va a negar, agarro su m*****o guiándolo a mi interior aunque no entra entero, solo una parte, hasta que me pueda adaptar. —Espera espera. —Quiero cambiar. —Espera Randok, dame un poco mas de tiempo, ni siquiera lo hemos probado, me acabo de subir. —baja las manos a la cama apretando las sabanas, me muevo de arriba abajo con cuidado hasta que ya estoy cómoda y lo empiezo a montar—. Mmggg. —no sé que hace donde tengo los ojos cerrados, sus manos se mueven desde mis piernas subiendo a mi cintura, eso hace que me prepare para que nos gire pero no lo hace, aprieta mis caderas volviendo a moverme. —Gggrrrr. —Mmmjjjj. —tiro mi cabeza hacia atrás sonriendo, inconscientemente agarro una de sus mano llevándola a mi pecho derecho que lo aprieta con suavidad—. Dios santo. —Aaaajjjj... Mas... Vamos Oli, dame mas. —con mis dos manos me apoyo en su vientre para poder moverme mas duro, él mueve las caderas hacia arriba ayudando con la penetración hasta que nos venimos y caigo arriba de él gimiendo por aire. —Dios santo. —me acarician las nalgas dándome escalofríos. —Debo admitir que los machos humanos tienen razón en querer ver a sus mujeres montándolos. —me alzo un poco sonriendo por semejante comentario cuando recién decía que iba a parecer no sé que cosa, pero ahora me dice que le gustó—. Eso fue una locura Oli... Quiero que lo implementemos. —Y tu que te negabas a aceptarlo hombre. —me acuesto en su pecho sintiéndome tranquila por el latido de su corazón y los movimientos del pecho por la respiración, acaricio sus costillas lentamente, sintiendo el calor de su piel en la punta de mis dedos—. Como me gusta estar así... Que me abraces fuerte. —me aprieta mas fuerte en sus brazos y besa mi cabeza—. Es alucinante que me abraces. —Me gusta abrazarte... Eres mi pequeña perla de costil Olivia. —¿Es algo preciado?. —La mayor reliquia que hay en Rondak y regalo de nuestra diosa, no hay nada que se le iguale y por ella se hacen guerras. —Eso si me que me halaga, pero mas me alegra que hallas aceptado que este arriba tuyo Randok, me hiciste feliz. —Yo soy el que se alegra de haber aceptado. —me alza un poco para verme a la cara—. Pero ahora quiero yo arriba. —Bien. —me enderezo alzando los hombros—. No tengo nada con eso, no hay nada de quejas. ............................. —¿En tu planeta hay tiendas?. —¿Tiendas?. —Si, ¿Es como mi planeta? ¿Hay plazas, súper? ¿Qué hay? ¿Dónde se consigue la comida y la ropa?. —Sisi... Ahora entiendo... Hay de todo lo que puedas necesitar, no es como tu planeta, nosotros estamos muchos mas avanzados que ustedes, pero no vivimos así, somos mas tranquilos que en el tuyo... Comprendimos que vivir de forma simple nos hacia feliz y no destruimos nuestro planeta con la tecnología sobre explotada, solo en casos específicos la utilizamos. —estoy sentada arriba de él viéndonos bien de cerca mientras hablamos—. Investigué antes de ir por ustedes, y vi todo lo que me dices y también vi que les gusta bañarse en los grjjk y yo te voy a llevar a uno... Es mi favorito y no andan los guir ahí. —¿Guir?. —Si... Ustedes tienen y se los comen, nosotros no, son asquerosos. —asiento aun sin entender pero supongo que cuando vea a uno voy a saber que es—. Quiero llevarte a todos lados donde mi hogar me enorgullece... Hay lugares muy hermosos que te van a fascinar, estoy seguro. —Me encantaría y acepto tu propuesta. —sonrío imaginándome muchas cosas—. Quiero que vayamos a donde sea que me quieras llevar y pasemos las tardes juntos y solos disfrutando del aire libre que me encanta. —Ya te voy a llevar a todos lados y todas las veces que lo desees... Voy a intentar hacerte muy feliz en mi planeta Oli, voy a hacer que no sientas dolor por tu hogar sino que sientas que mi hogar es el tuyo. —Mientras tu estés ahí conmigo creo que lo voy a sentir mucho mas rápido Randok. —beso suave sus labios gruesos y suaves, sonrío cuando cierra los ojos—. Tu vas a ser mi hogar. Abro los ojos somnolienta, ya no tengo idea de hace cuanto que estoy acá con Randok encerrados en una habitación sin siquiera ir a la puerta, nos la pasamos en la cama y en el baño nada mas, pero aunque la paso de maravilla, me hace reír y me trata como a una reina, no me olvido ni de mis papás ni de las chicas que están acá esperando un destino incierto a manos de estos tipos, Dios quiera que sean como Randok, que las cuiden y protejan de todo, que si dicen que somos preciadas sea acorde con el trato que nos den. Estoy sentada en la cama mirando la puerta esperándolo, salió a ver unas cosas y volvía, pero miro la puerta nerviosa ya que me hace temblar ese hombre, me revuelve todo el sistema, hasta me pone en un estado de alegría irracional. —Llegué mi pequeña Olivia. —me paro en la cama sonriendo, lo abrazo envolviendo mis brazos por su cuello así quedo mas a su altura porque estando de pie no llego, lo beso por toda la cara haciendo que se ría a carcajadas. —Te extrañé mucho. —Me fui unos minutos Oli. —me mira intrigado, sigo besándolo por todos lados hasta que llego a sus labios sonriendo. —Igualmente, siempre te extraño así vayas al baño, me haces falta todo el tiempo. —me aprieta por la cintura con fuerza, me sale un jadeo, a la misma vez siento que se me salen los ojos—. Me estas apretando muy fuerte Randok. —Perdón pequeña... Me olvido de mi fuerza y que eres muy pequeña. —acaricia mis caderas mirándome a los ojos, como que me quiere decir algo pero no se anima—. Quiero mostrarte algo. —¿Qué es?. —me baja de la cama con delicadeza y ahora tengo que mirarlo hacia arriba. —Ponte esto. —me tiende mi ropa con la que llegué que cabe decir me queda grande donde se nota a leguas que baje unos kilos por la mala alimentación, y las jornadas de sexo sin control—. Estas bellísima, la mujer mas bella que mis ojos han visto. —me pongo colorada por eso, muy pocas veces me han dicho que era linda, bella ni en sueños—. Vamos mi perla. —Si, andando que me pone de los pelos no saber. —vamos caminando de la mano hasta que llegamos a una sala, es la sala de controles por lo que veo, hay muchos aparatos, me hace acordar a las consolas de sonido. —Ven, quiero que veas esto... Seguro te va a gustar. —nos acercamos a la ventana viendo el espacio, me tapo la boca gimiendo, me da mucho vértigo pero a la vez no puedo dejar de ver lo que hay allá afuera y que hasta hace unos cuantos días no sabia que existía. —Dios, que belleza, mis ojos no pueden creer lo que veo. —me abraza de atrás inclinándose para poner su cabeza en mi hombro y apunta el planeta verde gigante. —Ese es nuestro hogar pequeña. —se me borra la sonrisa al comprender la dimensión de esas palabras, hago puchero sabiendo que ya nunca mas voy a volver a mi hogar, al entrar en ese planeta toda mi vida queda en el pasado para siempre—. Por dentro es muy hermoso... Eso verde que vez es un campo magnético natural para cuidarnos de los desechos del espacio y de los invasores, tenemos sensores que nos avisan de cualquier nave que no es de los nuestros, detecta hasta naves fantasmas que no quieren ser identificadas, pero logramos contactarlas gracias a nuestra tecnología avanzada. —lo dice con orgullo de lo que su planeta tiene para defenderse, y yo le sonrío porque sé que mi planeta no iba a llegar jamás a eso, todo destruimos. —Se ve muy lindo y raro a mis ojos, ¿Ósea que el cielo es verde?. —No, no siempre, sus colores varían según la estación que estemos... Tenemos cuatro como en tu planeta. —¡Que bueno! No sabia como pensar que era el clima, me imaginaba cualquier cosa. —Calma, no les va a pasar nada malo, pensamos en todo antes de ir a buscarlas para que puedan vivir bien, no las llevamos a sufrir... Ven, vamos a los mandos. Hay una serie de sillas, hay una delante donde se sienta, una un poco mas atrás del lado derecho, las otras del lado izquierdo, la tercera mas atrás y la otra aun mas, es como que están posicionadas en categorías, dice algo que el traductor no me lo dice, después de un tiempo comprendí que el traductor me lo traduce con mis palabras para que yo lo entienda, por eso hay cosas que no las traduce y quedo en la nada porque ni siquiera me puedo imaginar que es lo que quiso decir a no ser que estemos en una conversación, ahí mas o menos deduzco, pero después quedo en la nada. Me sienta en sus piernas y es como todo hombre, fanático de las cosas como estas, en el sentido de poder controlar cosas, me muestra los mandos y para que funciona cada uno, ahí entiendo que es el manda mas en la nave y que él la controla, ¿Será eso de los rangos? Luz me dijo que era el mas fuerte en su clase, ¿Serán de esos primitivos que el mas fuerte gobierna?, me giro cuando la puerta se abre, veo a Luz que me sonríe mientras el muchacho de ella se sienta del lado derecho y la hace sentar arriba de sus piernas tal como yo estoy. —¿Cómo estas Luz?. —¿Muy bien y tu?. —Bien, gracias por preguntar. —el hombre le dice algo al oído que ella asiente envolviendo sus brazos por el cuello y él a su vez la envuelve con uno de sus brazos. —Oli... Vamos a entrar en la atmosfera y es muy duro, agárrate lo mas fuerte posible de mi. —me gira poniéndome de costado y me hace envolverlo del cuello como hizo Luz con el otro gigante—. Ahí... Solo es un minuto pero va a ser muy duro para ti y las otras... Pero tranquila, yo manejo esta nave y soy el mejor, nada malo va a pasar. —me rio asintiendo, pongo la cara en su cuello justo cuando empieza lo mas terrorífico que pase en mi vida después de la maldita carta, todo tiembla y chilla con fuerza, cuando pasa acaricia mi espalda, con ese acto me doy cuenta que estoy temblando—. Lo hiciste bien pequeña. —sonríe con calma y comprensión, no hay nada de burla, me apunta hacia la ventana y veo como una ciudad a lo lejos—. Debes ir con las otras mujeres así puedo aterrizar bien porque contigo acá no voy a poder, eres una distracción muy placentera. —Esta bien, me voy. —Llévenlas con las mujeres. —Ya te lo dije Randok. —el hombre de Luz habla con una seriedad de muerte, y él asiente con calma, es un hombre comprensible parece. —Lleven a Olivia entonces. —haciendo puntas de pies le doy un beso suave. —No doy mas para conocer tu casa. —no hace ni un gesto, nada—. Quiero que me lleves a pasear y todo lo que me dijiste que íbamos a hacer. —lo vuelvo a besar y le susurro—. Te quiero Randok. —me inclina y susurra en mi oído algo que no me traduce—. No entendí. —Después te explico, y otra cosa... Haz como que no entiendes nada de lo que hablen, te van a poner otra vez lo mismo que yo te puse, no te va a dañar ni nada, pero se supone que no nos entiendes. —Si... Esta bien. —me voy sonriendo de poder ver el nuevo lugar donde voy vivir, me llevan enseguida con las demás, cuando entro es otro lugar al el que estábamos. —¿Olivia?. —Ruth viene corriendo, me abraza casi arrancándome la cabeza—. Creíamos que estabas muerta Oli. —me agarra los hombros y me mira a los ojos—. Dios, que me asustaste Oli. —Estoy bien... Y veo que ustedes están mejor. —Si... Nos cambiaron de lugar, tenemos donde dormir, baños y buena comida... Aunque igual es un asco de lo apretadas que estamos, creo que no se esperaban traer tantas, porque por cama dormimos hasta tres. Nos sentamos en el suelo a esperar que nos saquen de acá y vayamos a nuestra nueva vida, sonrío negando pensando en Randok, ¿Cómo va a ser nuestra vida? ¿Será un buen hombre? ¿Podremos amarnos profundamente? Dios quiera que si, así al menos tener una buena vida después de que me hallan sacado de mi hogar, y no hablo de lujos ni mucho menos, hablo de al menos si pasamos hambre seguir queriéndonos y apoyándonos. Nos sacudimos con fuerza sabiendo que la nave ya aterrizó, estamos nerviosas sin saber que va a pasar. Se abre la puerta entrando dos mujeres enormes, ahora entiendo por qué Randok me decía pequeña, vienen acompañadas de seis hombres aun mas gigantes que ellas, quedo asombrada cuando dos de ellos se mueven por la sala como buscando algo haciendo que todas nos asustemos, van como olfateado y gruñendo, uno pasa por delante mío y me huele con fuerza. —Tienes el olor de Randok. —me voy para atrás, me mira fijo y tuerce un poco la cabeza—. ¿Me entiendes?. —me agarra de los pelos que me hace agachar, grito de dolor, se acerca tanto que parece que va a pegar su cara a la mía—. Tu nos entiendes. —Bujk... Basta, no entiende no ves su mirada. —me suelta tirándome al suelo para seguir oliendo a las demás, hasta que de golpe queda parado delante de una chica, me paro mirando fijo todo lo que pasa, su cuerpo se tensa y la chica esta asustadísima. —Tranquila. —habla con suavidad, nada que ver como me habló a mi, pero ella no le entiende, tiende una mano y ella se va para atrás—. No... No pequeña, no me temas por favor. —mira a las mujeres que se ríen ya que él otro esta igual—. Pónganles de inmediato la medicina así me entiende. —todas estamos en silencio, la pinchan y ahí le habla—. ¿Me entiendes ahora?. —ella asiente—. Soy Bujk y eres mi compañera de vida... Yo voy a cuidarte y protegerte... No me temas por favor. —estira de nuevo la mano y ella llorando se la agarra. —No me hagas daño por favor. —él la abraza dejándonos a todas de piedra. —Eso jamás. —los dos se van con ellas y nos dejan ahí, mirando a los demás. —Fórmelas en dos filas así las inspeccionamos. . .
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