Como estatua

1305 Words
La situación no mejoró a medida que pasaba el día como lo había pensado Lorant, cuando decidido, entró a la Biblioteca después de del horario de apertura, no importando si había pocos o muchos clientes, como para buscar pasar desapercibido. Después de toda una noche sin dormir, estacionado frente a la casa de ella, no le importaba menos ese detalle. Al fin y al cabo, ¿no era precisamente eso lo que estaba buscando? ¿Qué ella lo viera y, poder hablar? Pero para su sorpresa, no pudo verla en ese momento, y se sintió un poco abrumado al ser reconocido por su anterior trabajo como modelo, aunque sí le sirvió para averiguar un poco más de información que pudiera utilizar para saber qué hacer a continuación. Una de las trabajadoras asistente se acercó a él. _ ¡Oh Buenos días y bienvenido! _ Le saluda tapando su boca con las manos totalmente emocionada. _ ¡No puedo creerlo! _ Lo mira con admiración. _ Es un privilegio tenerte aquí y un honor para mí de verte en persona! _ Rebosaba de alegría. _ Buenos días. _ Saludó de vuelta haciendo una seña para que no revelara su identidad, y buscando la manera de no parecer grosero para aprovechar la oportunidad y conseguir lo que quería. _ La verdad es que no deseo que nadie me reconozca. Ya sabes como es. _ Ella asintió muy comprensiva y lo llevó a un lugar apartado, aunque todavía no había muchos clientes. _ ¿En qué puedo ayudarte? _ le preguntó _Camila. ¿Está ella aquí? _ Le dijo sin más rodeos y se quedó observando la cara de asombro de la mujer en cuestión. _ ¿Conoces a Camila? _ Le pregunta con una amplia sonrisa y unos ojos llenos de asombro. _ Sí. La conozco hace mucho tiempo, pero ella no sabe y… no puede saber que estuve aquí. _ La chica hizo un gesto de inseguridad, echando la cabeza atrás y mirándolo sospechosamente _ Ah y eso, ¿por qué? _ Hace mucho tiempo que dejamos de vernos y a penas la vi anoche por primera vez desde entonces. Está muy enojada conmigo y, solo quiero saber a qué hora termina para esperar por ella. Necesito hablarle. Si le dices que estuve aquí, escapará. _ Ah. Eso no me parece malo. _ Respondió ella encantada como si de una historia de romance se tratara. _ Ella realmente no trabaja directo con la biblioteca. Trabaja en la Editorial. _ Le señaló una puerta en la que estaba escrito EDITORIAL del pueblo con un logo igual al de la biblioteca. _ Es la asistente del editor jefe. Y puedes esperar por ella a las tres de la tarde. Es cuando termina. _ Le informa mientras saca su móvil de uno de sus bolsillos sin dejar de mirarlo. _ Te prometo que no diré nada. ¿Podemos hacernos una foto por favor...? Lorant ya tenía un plan. Así que salió de allí seguro del horario en le que debía estar de vuelta. Tomó un taxi rumbo al hotel en el que se había hospedado, mismo de la fiesta de su compromiso y donde dejó todas sus pertenencias. Se daría una ducha y dormiría un par de horas si eso era posible. Luego saldría a alquilar un auto. No había podido dormir lo suficiente cuando escuchó que alguien llamaba a su puerta. Enojado se levantó para ver quien se había atrevido y dispuesto a quejarse, porque había dejado bien claro su deseo estricto de no ser estorbado por nadie y bajo ningún concepto. Abrió la puerta y mayor fue su enojo al ver que era Dana. Cierra los ojos y pasa las manos por la cabeza, incrédulo. _ ¿Qué haces aquí? Dije bien claro en la recepción que no quería ser molestado _ Cruzó lo brazos al ver que ella lo empuja y entra a la habitación como si no hubiese escuchado lo que él decía. _ ¿No escuchaste lo que dije? _ escuché perfectamente. Pero haré como que no lo escuché. Porque creo que me debes una maldita explicación. ¿Tú no? _ No. No tengo nada que explicar. Quería estar solo. Huir de toda la mentira que han armado tú y mi madre _ ¿Mentira? _ pregunta ella indignada. _ Déjame recordarte que estuviste muy de acuerdo con eso a lo que llamas mentira ahora Lorant. _ ¿Acaso me dejaron alguna opción? _ Mis padres y todos preguntaron dónde estabas. _ Ya sé que, como siempre ustedes dos se encargaron de mentir una vez más. _ Dana cierra los ojos y respira profundo _ ¿Dónde estabas? _ pregunta más calmada. _ Ya te dije que quería estar solo. Y también te pido que seas comprensiva y regreses a tu casa. Voy a estar un par de días más aquí…. _ Lorant qué… _ Lo interrumpe. _ Ya te dije lo que vas a hacer Dana. No voy a seguir discutiendo. Cuando regrese te llamo y hablamos. _ ¿Nosotros… estamos… estamos bien? Solo quiero saber. _ le dijo acercándose a él y poniendo sus manos en su pecho desnudo. El tomo aire y lo suelta pensando que al fin había entendido. Pero entonces vuelven a tocar a la puerta y se escucha un alboroto, voces alteradas entre las que pudo reconocer la de su madre. Este, mira de reojo a Dana sabiendo que ella tenía que ver con aquello. _ Lo siento. No sé nada. Lo prometo_ Le dijo con cara de inocencia, cosa que él no le creyó. Abrió la puerta y sacando a Dana, se puso en medio no permitiendo la entrada a nadie. _ Lo siento señor. No he podido evitar que subieran. _ le dijo la chica de la recepción asustada. Este le hace un gesto para supiera que la entendía _ Nadie va a entrar aquí. Lo siento mucha mamá, pero tienes que irte. _ Lorant te fuiste… _ Estoy bien. _ la interrumpe imperante. _ Y estaré bien. Eso es lo único que debería importarte ahora. _ Ellas lo miran asombrada sin poder entender aun qué había pasado con él.. Pero entendieron que no era buena idea insistir. Por su forma de hablar y el carácter que tenía, era mejor mantenerse al margen y esperar a que se calamara. _ Estaré un par de días aquí. Luego regreso. Ahora solo quiero estar solo. _ Está bien hijo. ¡Si eso es lo que quieres! Les dio un beso a ambas y luego las vio irse. Ya casi no tenía tiempo, así que se preparó lo más rápido que pudo y salió hacia la agencia de autos, no sin antes asegurarse de que Norman quedara bastante ocupado como para no poder ir por Camila, y así evitar que se encontraran allí, o peor aún, que no pudiera hablar con ella por causa de él. Se decidió por un Audi A6 Sedan para no llamar mucho la atención, y se estacionó preciso quince minutos antes de las tres de la tarde, frente a la biblioteca.. Bajó del auto cuando la vio aparecer en la puerta de salida, y se recostó a este como solía hacer. Camila, que estaba atenta a su teléfono, no se había percatado. Fue entonces cuando al dejar el teléfono en su cartera, levanta la cabeza para mirar por dónde iba y tan grande fue su sorpresa, que quedó parada como estatua en el lugar, al ver que él estaba ahí, exactamente frente a ella. Sus piernas quisieron fallar, al punto de casi no tener equilibrio para mantenerse de pie. Pero se obligó a permanecer y no caer. El la miraba con una sonrisa demasiado linda y descarada. Se miraron por unos largos minutos sin decir nada. Luego, como si nada, ella siguió su camino.
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