Solo el comienzo.

1334 Words
Lorant se aparta del auto al ver que ella había decidido ignorarlo. _ ¿Vas a seguir ignorándome, fingiendo que no me conoces, aun cuando estamos solos? _ Le dice con descaro y ella se detiene. Se vuelve para mirarlo. _ ¿Y tú, esperas que te vea no más y que suba a tu auto sin decir nada como antes, para que me lleves a donde sea que nadie te vea conmigo, y hagas lo que quieras conmigo… como antes? El frunce los labios. _ ¿Lo que yo quiera dices? _ Le sonríe, una sonrisa que a ella le pareció jodidamente seductora, y la mira de lado con los ojos entrecerrados. _ Pensé que tú también querías. _ Le soltó divertido, haciéndola sentirse un poco avergonzada. Ella aparta la mirada por un momento, para que él no se diera cuenta de cuánto la afectada esa sonrisa, y su mirada seductora. _ No voy a negarte que en aquel momento sí. Pero ya no soy la misma ingenua e ilusa de antes. _ Le dice tomando valor y mirándole a los ojos, para parecer segura y convincente. _ Lo que no entiendo es qué haces aquí ahora mismo. ¿Cómo sabes dónde trabajo? ¿Acaso me estás siguiendo? _ El intenta acercarse y se detiene dolido, al ver que ella retrocede. _ ¿En verdad no sabes por qué estoy aquí? _ El gesto en su rostro reflejaba dolor, tristeza. Ella lo mira escéptica y hace un movimiento con la cabeza, negando incrédula. _ Escucha, de verdad no tengo tiempo para esto. _ Se vuelve y comienza a caminar. Lorant no se detiene y venía detrás de ella hasta alcanzarla. _ Camila. Por favor, no te vayas. _ Le dijo tomándola del brazo. _ Necesitamos hablar. _ Ella recupera su brazo de un tirón y retrocediendo unos pasos, poco a poco va alejándose de él. _ No hay de qué hablar Lorant. Las cosas han cambiado en tres años. Y mucho. Sigamos fingiendo que no nos conocemos que será lo mejor. _ Aunque él camina a la par, siguiéndola, ella había alcanzado a llegar hasta la parada donde debía tomar el autobús, que ya estaba esperando para salir. _ ¿Y acostumbrarme a verte de la mano de mi mejor amigo, como si nunca te hubiese conocido, y no hubiese pasado un infierno estos tres años por tu causa? Camila. _Gritó Lorant, viéndola subir al autobús, que acto seguido cerró sus puertas y salió, quedando él allí, parado con las manos en los bolsillos, y sin poder creer que ella no haya querido siquiera, escucharlo. Quedó frustrado, mirando como se alejaba aquel autobús donde iba la mujer que, por tres largos años, le había hecho vivir un infierno por su desaparición inesperada, contratando detectives que, sin éxito, buscaron un rastro de ella por doquier y, ahora que aparece de la nada, la muy ingrata se niega a hablar con él. Mientras, Camila, había caído en modo automático en uno de los asientos que encontró vacío. Quería mirar para atrás, pero no quería a la vez. Sin embargo, no se explicaba cómo era que había mirado de todos modos, a pesar de que se negaba a hacerlo. Y lo vio allí todavía, parado con las manos en los bolsillos del pantalón, y mirando al bus alejarse. Volvió la mirada nuevamente al frente y, sentada en la orilla del asiento, apretó la cartera que traía enganchada aun en el hombro, sintiéndose confundida porque, había logrado escuchar lo que Lorant había dicho antes de que el bus cerrara las puertas. Esas palabras no dejaban de repetirse en su cabeza, como si hubiesen dejado atascado el botón de reproducir en una grabadora. Tragó y volvió a tragar fuerte toda la frustración que estaba sintiendo por no estar sola en ese momento. Apretó los puños y volvió a tragar, porque no quería llorar. No quería dar riendas sueltas a esas lágrimas que atoraban su garganta y amenazaban con salir de un momento a otro. Pero estaba triste. Sentía otra vez su corazón apretado. Y no se dio cuenta que ahora sí, las personas más cercanas a ella habían notado que algo no estaba bien con ella, cuando, apretando más sus puños en la cartera y en su pierna, sus lágrimas salían mientras ella se repetía: “¿por qué, por qué, por qué?” en su mente. “¿Por qué es esto? ¿Por qué volvió a buscarme? ¿Qué significa este dolor en mi pecho? ¿Por qué es tan idiota mi corazón? Sintió vergüenza y miró a los lados para cerciorarse de que nadie la veía, cuando sintió que un alto sollozo salió de ella. Agradeció porque en el momento el autobús se detiene exactamente en su parada. “ Creí que había pasado. Se supone que ya lo había superado, que ya no podía afectarme. Pero no puedo mentirme a mí misma.” Se recriminaba mientras iba acercándose a la guardería. Secó sus lágrimas y respiró hondo, tratando de ahuyentar la tristeza antes de entrar por Melani. Ella era demasiado inteligente para su edad, y no quería que la viera triste y llorando para evitar tener que mentirle cuando comenzara a hacer preguntas como un adulto. _ ¡Mami! _ Sale la niña corriendo a abrazar a su madre en tanto que la ve acercarse. Esta la toma en sus brazos, _ ¡Hola, cariño! La besa y la abraza dejándola unos minutos atrapada entre sus brazos, como queriendo protegerla. Por su parte, Lorant se sintió de pronto agotado. Como si hubiesen agregado un poco más de peso a una carga demasiado pesada que cargaba sobre sus hombros. Y era cierto que, aunque la noche anterior, cuando casi muere por lo que parecía inanición, quedando totalmente lacónico y soso delante de todos al verla aparecer no más que en su fiesta de compromiso, y ella afirmó no conocerlo; él no pudo dejar de pensar que antes era exactamente igual. En público ni siguiera se miraban y actuaban como si no se conocieran. Y llegó a pensar y a desear, que a pesar de que estaban en la misma situación de antes, ella reaccionaría de otra manera si estaban solos. Volvió sus pasos para regresar al auto. Ya pensaría en otra estrategia. _ Hola. ¿Tú otra vez? _ La asistente bibliotecaria. _ ¡Hola! Bueno, supongo que sí. _ Responde Lorant con desgano y rascándose la cabeza. _ Vi todo. Lo siento, pero también yo salgo al mismo horario. _ Él asiente despacio y muerde sus labios. _ Tienes que haberle hecho algo muy malo para que ella que no quiera hablar contigo. _ Acentuó la bibliotecaria. _ La verdad es que ni siquiera lo se todavía. Por eso estoy aquí, para averiguarlo. Tú…_ Levanta una ceja y vuelve a rascarse la cabeza, indeciso. ¿Tendrás por casualidad su número? ¿Podrías ayudarme una vez más con eso? Te lo voy a agradecer mucho en verdad. _ Claro. Te lo doy. Supongo que no vas a acosarla porque… _ Decía ella mientras buscaba el número. _ Tú no eres de esos, ¿verdad? _ Lo mira de lado como queriendo descubrir si lo era o no. _ No. No lo eres. _ Se ríe socarrona. _ Tampoco creo que lo necesites. Lorant le agradece y se despide de ella cuando esta sube también rápido el autobús, no sin antes advertirle de no revelar la fuente de la traición, dándole las gracias con verdadera gratitud. Se subió a su auto dispuesto a regresar al hotel. Pediría algo de comer, aunque no tenía apetito ninguno, a pesar de haber bebido, por todo el día, solo un café, en la cafetería frente a la biblioteca, mientras esperaba que esta abriera. Así que se obligaría a comer a pesar de lo apretado que sentía su estomago por la tristeza. No sabía cuánto duraría esto, y no le importaba se detalle. Era consciente de que este era solo el comienzo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD